Publicidad
Punto de vista
El país del bambú
Hace más de 100 años tembló la Tierra en Ecuador. Fue el 31 de diciembre de 1906, frente a las costas de Esmeraldas. Se produjo un sismo con una intensidad de 8.8 grados, uno de los más intensos de los que se tiene memoria, que incluso originó un tsunami que arrasó Río Verde. Se había anunciado la posibilidad de que uno similar ocurriese precisamente a comienzos del siglo XXI, pero poco se hizo para prevenir la gran tragedia.
Todos somos deudos de los cientos de muertos y heridos que ha dejado la mayor tragedia natural de las últimas décadas, y es necesario comprender la magnitud inmensa de este suceso. Necesitaremos muchos años hasta podernos recuperar plenamente. La solidaridad de todo el pueblo ha sido extraordinaria; el país unido ofreciendo ayuda y acompañamiento de acuerdo a la capacidad de cada uno.
Hoy toca volver a construir las ciudades y enfrentar la grave situación emocional que en estos casos afecta a buena parte de la población.
La falta de normas claras de construcción y el mínimo control en la forma como se edifican las casas y los edificios en el país han amplificado los daños efectuados por el reciente sismo de 7.8 grados que ha devastado ciudades de la Costa ecuatoriana. Algunos centros poblados deberán ser reubicados, ya que el daño es casi total. La reconstrucción debe tomar en cuenta las características únicas y variables de la tierra y tratar de edificar utilizando técnicas y materiales que minimicen los daños frente a nuevos movimientos telúricos que amenazarán siempre a nuestro Litoral.
La geografía y el paisaje de nuestro país son maravillosos para la práctica de un turismo consciente. Es conveniente que se incentiven las aldeas ecológicas y sustentables que eventualmente puedan reemplazar a las que han sido afectadas. Será una tarea enorme que debe contar con la asesoría de los mejores profesionales que se puedan conseguir.
Desde tiempos inmemoriales, las edificaciones de la costa ecuatorial utilizaban la caña guadua para su construcción; incluso en el tiempo de la Colonia se enviaba a la capital del Virreinato del Perú la tan preciada caña de Guayaquil. El uso de este material es más conveniente que el hormigón, si atendemos al costo, la resistencia o a su valor estructural. Cuando el hormigón no se usa debidamente puede terminar, como hemos visto, en una destrucción monumental.
Tal vez sea el momento de recuperar la utilización de materiales propios como el bambú o ‘acero vegetal’, que tiene tal flexibilidad que si se usa bien se convierte en lo que posiblemente sea la mejor construcción antisísmica. Existe ya el conocimiento y los expertos para que se realice una tarea que sea realmente profesional, que es la mejor garantía para enfrentar futuros embates de la naturaleza.
Los bosques de diferentes variedades nativas de bambú (incluida la caña guadua) deberán sembrarse en todo el país, siendo además la mejor manera para reforestar todo lo que se ha destruido, así como para atenuar el efecto del cambio climático que amenaza a la humanidad. Ecuador podrá ser conocido, si actuamos bien, como el país del bambú, el que permite la construcción más amigable y segura que puede hacerse en estas tierras.
El Buen Vivir florecerá en una sociedad consciente, responsable y que AME LA VIDA, como dice nuestra marca país. El futuro nos juzgará a todos por lo que hagamos y dejemos de hacer, pero lo fundamental, lo urgente, lo inmediato es el presente, el aquí y el ahora. (O)