El primer crucigrama del mundo lo hizo A. Wynne
El 21 de diciembre de 1913, Arthur Wynne, un periodista inmigrante desde Liverpool (Inglaterra), publicó en el periódico New York World (Estados Unidos) un rompecabezas llamado ‘word-cross’ (‘palabra cruz’), que se cita frecuentemente como el primer crucigrama, y a su autor como el inventor. Más tarde, el nombre fue cambiado a ‘crossword’ (crucigrama).
En esa fecha, un día domingo, Wynne fue presionado para ocupar un espacio en una página a punto de ser impresa. Utilizó este para revivir el juego de palabras acróstico con palíndromos que conocía desde su infancia denominado ‘cuadrado mágico’ o cuadrado sator.
Este poseía un sistema similar al de un crucigrama (aunque utilizaba bustrofedones, un tipo de escritura con alternativas en sus renglones), que ya se empleaba en la antigua Pompeya en el siglo I. Construyó una cuadrícula hueca en forma de diamante con palabras entrelazadas y le puso de nombre ‘word-cross’.
Sus antecesores
Cuarenta años antes, en 1873, un tal Hyperion empezó a publicar en la revista infantil St. Nicholas los ‘Double Diamond Puzzles’ (rompecabezas de doble diamante), que eran una especie de crucigrama en el que no se proporcionaban los cuadritos, sino que el usuario debía entrelazar las palabras por sí mismo, en un papel aparte. Posiblemente estos crucigramas se siguieron publicando durante varios años.
El 14 de septiembre de 1890,―un año antes del supuesto invento de Wynne, Giuseppe Airoldi publicó un crucigrama de su invención en la revista italiana Il Sécolo Illustrato della Doménica. Se titulaba ‘Per il tempo passare’ (para pasar el tiempo).
Se trataba de una rejilla de cuatro por cuatro letras, sin cuadritos sombreados. Incluía pistas horizontales y verticales para las palabras ripa, oder, sera, amen y rosa, idem, pere, aran. No tuvo ningún éxito, así que no volvió a publicarse.
Se desconoce por qué se le atribuye a Wynne la autoría del primer crucigrama del mundo. Aunque quedó claro desde el principio,―a partir del volumen de cartas enviadas por los lectores,―que las palabras cruzadas de Wynne se hicieron muy populares.
Diez años después, dos aspirantes a editores, R. L. Simon y M. Lincoln Schuster, publicaron el primer libro de crucigramas, creados por Margaret Petheridge, sucesora de Wynne. (I)