Educación emocional: un componente clave durante la pandemia y para el futuro
“El cerebro crece con asombrosa rapidez… y afecta profundamente el desarrollo cognitivo, social y emocional del niño, influyendo en su capacidad para aprender, resolver problemas y relacionarse con los demás. Esto influye a su vez en la propia vida de los adultos… e incluso afecta su felicidad en el futuro”, recuerda la UNICEF en: “La primera infancia importa para cada niño”.
La pandemia de COVID-19 ha generado inestabilidad emocional en niños, niñas y adultos, por eso, promover bienestar en los pequeños implica dotarles de las herramientas necesarias para su comprender y gestionar sus emociones.
“Durante la pandemia hemos visto diferentes situaciones: hay familias que han estado más atemorizadas por las situaciones vividas como la pérdida de familiares, pérdida de trabajo, entre otras más y tienen cuidados extremos, entonces los hijos son un reflejo de ello, se lavan las manos constantemente, les cuesta más socializar, se ponen alcohol a cada momento, etc. Mientras que ha habido otras familias que se han tomado el tema con mayor relajación porque no han sido impactadas de manera negativa y eso provoca que les cueste más trabajo cumplir las reglas de bioseguridad”, explica Victoria Maldonado, Directora de Preescolar del Liceo Internacional.
Cualquiera sea el caso, lo cierto es que ambas situaciones pueden provocar ansiedad en los niños y ahí es cuando funcionan las habilidades blandas que nos permiten abordar, con eficacia la vida.
Por eso, para Victoria existen tres destrezas a trabajar en los niños y niñas y que, no solo les servirá para afrontar la situación actual de la pandemia, sino también para enfrentar con éxito los retos de su vida adolescente y adulta.
- Autocontrol. Conocerse a sí mismo para aprender a controlarse y regularse.
- Resolución de conflictos. Aprender estrategias que permiten resolver conflictos cotidianos, ya que hay situaciones que los niños y niñas no pueden solucionar y por ello recurren al adulto. Así, saber cómo afrontar esos problemas les otorga autonomía.
- Reconocimiento de emociones. Se puede trabajar con los niños en la identificación de aquello que están sintiendo, por ejemplo, a través de juegos con colores o formas.
“Cuando se sientan bien las bases, durante el nivel preescolar, es mucho más sencillo la adquisición de aprendizajes”, enfatiza Victoria, quien detalla además que en el Liceo Internacional han desarrollado un programa de educación emocional transversal, con contenidos curriculares establecidos y tiempo sistemático de trabajo, que les permite trabajar con sus estudiantes en la formación de sus habilidades blandas.
Sin embargo, esta no es una tarea solo para educadores, en casa, los padres de familia también deben apoyar al desarrollo emocional de sus hijos. ¿Cómo?
- Fijar límites y rutinas claras en casa.
- Ser conscientes de cómo se trata a los hijos, ya que muchas veces acarreamos conductas del pasado o de la forma cómo nos criaron y las trasladamos a la educación de nuestros niños y niñas.
- Bajar las expectativas. Muchas veces se piensa que los niños y niñas son “adultos chiquitos” y se les sobre exige. Por eso hay que tratar de comprender sus necesidades y la edad en la que están
Con estos aspectos podemos entender mejor la conducta emocional de nuestros niños y niñas, sobre todo en este tiempo de crisis mundial donde los padres y las instituciones educativas cumplen un papel importante para el desarrollo positivo del manejo de emociones.