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El Telégrafo

El gramado del Atahualpa no pudo drenar el volumen de agua

Foto: Marco Salgado / EL TELÉGRAFO
Foto: Marco Salgado / EL TELÉGRAFO
14 de octubre de 2015 - 00:00

“Jugamos muy apurados todo el primer tiempo. El rival más difícil fue la cancha en los primeros 45 minutos”, dijo ayer el entrenador de Ecuador, Gustavo Quinteros, sobre las complicaciones que tuvo la Tricolor por la lluvia que cayó sobre el gramado del estadio Olímpico Atahualpa.   

A las 15:20 empezó a llover con intensidad sobre el norte de Quito y la lluvia se mantuvo durante toda la primera parte. Antes del segundo tiempo amainó y los operarios del estadio trabajaron con intensidad para drenar el agua que se acumuló sobre todo en el sector sur de la cancha. Pero antes, el gramado del Atahualpa se regó en 2 ocasiones durante el día: primero a las 08:00 y luego a las 13:00. A las 10:00 se realizó el último corte de césped de acuerdo a las peticiones del entrenador, que también solicitó que se regara horas antes del partido, cuando había sol todavía en la capital.  

“La tierra ya estaba húmeda, por los 2 riegues que se realizaron, y luego con el aguacero que cayó mucho antes del inicio del partido aumentó el volumen de agua que tenía la cancha por el riego artificial”, explicó Antonio Guevara, vicepresidente de la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), ente propietario del estadio Olímpico Atahualpa.

El directivo señaló que el drenaje de la cancha está en perfectas condiciones, pero tardó en evacuar la cantidad de agua porque el aguacero mantuvo su intensidad hasta el inicio del segundo tiempo.   

En el entretiempo se cavaron barras de metal y se realizaron pequeños hoyos en los sectores más complicados para facilitar el flujo del agua y para la segunda mitad la imagen del gramado mejoró, por lo que el fútbol que pretendía practicar la selección fue efectivo sin tanta agua.   

“El clima no nos ayudó. Se movilizó de inmediato a la gente para poder filtrar con mayor rapidez el agua y eso fue notorio. El drenaje del Atahualpa es uno de los mejores entre las canchas del país”., enfatizó Guevara.             

La Tricolor lució incómoda en la primera parte, cuando debió atacar en sentido norte-sur, porque ese sector era el más afectado por la acumulación de agua. El juego que pretendía Quinteros, a ras de piso, no pudo ejecutarse, pues un error podía significar una pérdida de balón comprometedora. Por esa razón, la selección intentó jugar por lo alto sin resultados efectivos. Un encuentro que se recordó por las similitudes del clima fue el que protagonizaron Ecuador y Chile el 10 de octubre de 2004.

Por una fuerte granizada que cayó horas antes, el compromiso se tuvo que postergar una hora hasta que el gramado pudo ser despejado. Con la cancha en condiciones, la selección se impuso por 2-0 a los chilenos. (I) 

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