En Brasil se teme que el fútbol sea “elitizado”
Juca Kfouri es el periodista más crítico del fútbol brasileño. Y justamente él desmiente que el gigante sudamericano sea el país del fútbol, alerta sobre el fiasco que puede llegar a ser el legado del Mundial 2014 y reflexiona sobre qué puede ocurrir en una eventual final en Río de Janeiro con Brasil en el campo de juego: “Solo habrá otro Maracanazo si la final es contra Argentina, contra Lionel Messi”, dijo, con el espejo retrovisor en la final de 1950 perdida ante la selección de Uruguay.
Otra constatación del periodista, militante del ojo crítico, es la elitización del fútbol de Brasil y lo que llama “blanqueamiento” de las tribunas, con las clases bajas -en su mayoría negras- fuera de los estadios de altísima calidad y entregados a concesiones privadas que se han convertido en centros de consumo de las capas más pudientes, las que podrán pagar para ir al Mundial.
Así como fue el enemigo número uno de Ricardo Teixeira, exjefe de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), también lo es del actual, José María Marín, exgobernador paulista durante el régimen militar a quien ve fuera del cargo en pocos meses.
Sobre Ecuador, destacó el desempeño de la selección en las eliminatorias sudamericanas como un reflejo del avance que en los últimos años han tenido los equipos ecuatorianos en la Copa Libertadores de América.
Hincha de Corinthians, no duda en fustigar a otro seguidor del equipo, como Lula, a la hora de aguijonear la realización del Mundial 2014.
Kfouri, quien fue militante de la izquierda que resistió en las calles a la dictadura (1964-1985), es columnista de Folha de Sao Paulo, trabaja en ESPN Brasil, en el portal UOL, en la radio CBN del grupo Globo.
Dirigió revistas como Placar y Playboy y sus colegas le reconocen la virtud de tener una palabra tan respetada que sobrepasa los intereses de los grandes medios para los que trabaja, sobre todo cuando se trata de denunciar la corrupción de la dirigencia y el abuso de los grupos económicos hacia los principales animadores del deporte: jugadores e hinchas.
¿Qué espera de la Copa de las Confederaciones?
No se le da la menor pelota, es un torneo menor. Brasil no se presentará con las cosas como debería, por más que sea preparatorio para el Mundial del próximo año, creo que Confederaciones verá a un país muy crudo desde el punto de vista de la organización del certamen. Pero volvamos a 2007, cuando Brasil, sin competencia, es elegido para recibir el Mundial por la negociación política de Ricardo Teixeira y Joseph Blatter.
Brasil se ofreció como sede a cambio de que Teixeira, exyerno de Joao Havelange, no se postulara contra Joseph Blatter a la conducción de la FIFA.
Exacto, pero tiene todo el derecho para hacerlo. Brasil es cinco veces campeón, ya la hizo en 1950. Sudáfrica la hizo, pero hay que diferenciar. Brasil tiene el derecho de organizar el Mundial como no lo tiene para organizar los Juegos Olímpicos, porque no tiene una política deportiva. Los Juegos coronan una política deportiva, no al revés. Brasil tiene derecho a hacer un Mundial de Brasil en un país como Brasil, no el Mundial de Alemania a o el de Asia en Brasil. Tendremos 12 estadios de fútbol en 12 ciudades sedes, una idea megalómana. La FIFA recomendó apenas 8.
“Brasil tiene el derecho de organizar el Mundial como no lo tiene para organizar los Juegos Olímpicos”La justificación es llevar la fiesta y las inversiones a todas las regiones.
Construir estadios no significa progreso. Vayamos al caso del Soweto para ver si se consiguió algún beneficio en Sudáfrica. No tiene sentido levantar estadios en ciudades donde no tienen equipos en primera o segunda división, como Cuiabá, Manaos, Brasilia... En Sao Paulo teníamos el estadio Morumbí, que alberga eliminatorias, Libertadores y están haciendo otro con dinero de créditos públicos. En promedio, el campeonato brasileño lleva 15 mil personas por partido. A mí me parece que estamos recibiendo un mensaje parecido al de la dictadura, con estadios construidos en nombre de la integración, pero ahora con un gobierno popular y un mundial elitizante. El estadio Maracaná cobró 80 dólares el boleto para Brasil-Inglaterra. Temo que los estadios sean elefantes blancos luego del Mundial.
El argumento oficial es que los estadios públicos serán entregados a concesionarios que los administrarán -además del fútbol- como arenas multiuso, eventos, actividades recreativas de las escuelas, espacios de convenciones.
Es apenas mirar que se han elegido países para mundiales con mucha corrupción y poco control social: Sudáfrica, Brasil, Rusia y Qatar. ¿Por qué será que Inglaterra recibió solo un voto para organizar el Mundial? Inglaterra con Londres ya puede organizar un mundial. En EE.UU. no se hizo ningún estadio, en Francia apenas se levantó uno, el Stade France. Son estadios para 4 partidos que dejan evidencia del tamaño del negocio para la FIFA, las empresas de propaganda y las constructoras brasileñas.
¿En este caso, el establishment político y empresarial brasileño no tiene una responsabilidad mayor que la FIFA en lo que usted está diciendo?
En esta lógica yo defiendo a la FIFA, que pese a lo que digan algunos no viene a ocupar soberanía nacional. La FIFA no le pide a nadie que sea candidato, te exige cosas que el país acepta para organizar la fiesta. La FIFA no le pide a nadie ser. Se venderá cerveza en estadios por pedido de la FIFA, no pagará impuestos. Nosotros aceptamos. EE.UU. no perdió soberanía, Alemania tampoco, pese a que luchó para defender que se pueda vender su propia cerveza.
“Tendremos 12 estadios de fútbol
en 12 ciudades
sedes, una idea megalómana”La elección de Brasil al Mundial 2014 siempre fue observada dentro de la gran estrategia diplomática de colocar al país como un nuevo actor global a partir del gobierno de Luiz Lula da Silva (2003-2010), como los Juegos Olímpicos Río 2016.
Eso, como buscar el asiento permanente en la ONU, forma parte de este trayecto. Brasil corre el riesgo serio de hacer una gran propaganda con el Mundial, pero sin contenido, porque los aeropuertos no están resueltos, están haciendo feriados para evitar el tránsito caótico en las ciudades los días de los partidos... Lo que no significa que no será una puta fiesta.
¿Cuál sería la parte positiva de la Copa Confederaciones?
Apenas la fiesta, apenas ese aspecto. Temo inclusive, esta cuestión es apenas brasileña, que el Mundial será un hito en el blanqueamiento del fútbol brasileño. Los negros estarán excluidos de los grandes estadios de nuestro fútbol.
¿Cómo es eso?
Hubo un presidente del Banco Central (Edmar Bacha) que habló que Brasil era una mezcla de Bélgica y la India y lo llamó Belindia. Estamos haciendo el Mundial para esa Bélgica. Nadie está construyendo estadios con áreas populares, no digo desconfortables, pero que los use la gente más pobre.
Romario (hoy diputado) también dice eso, que las clases más bajas y futboleras están siendo excluidas...
Pero claro, se ve cuando juega la selección. La hinchada brasileña, los ricos, cantan canciones de hinchada de voleibol, mujeres histéricas vibrando con Neymar cuando va a patear un tiro de esquina.
Es un mundo VIP...
Es una enorme contradicción de un país que está gobernado por un gobierno popular hace una década. Haciendo mano militar contra personas desplazadas por las obras de la Copa. Otro aspecto es que eso está poco reflejado en los medios. Es una prensa que escribe para la parte belga del país y, además, muchos son socios del espectáculo deportivo.
DATOS
En la Copa Confederaciones participan 8 selecciones y, según un comunicado de la FIFA, todos los jugadores de cada equipo han sido sometidos a análisis antidoping, sin que se detectase el uso de sustancias prohibidas en ningún caso.
Según la FIFA, se vendieron 64.815 entradas para el partido inaugural de la Copa Confederaciones, Brasil-Japón, lo que garantizó un lleno total.
En las seis ciudades sedes está en marcha la operación de seguridad, en la que participan 50.000 efectivos policiales.
Yendo al campo de juego, Brasil se presenta con el DT Luiz Felipe Scolari retornando a la selección tras haber conquistado la Copa de 2002, cuando nadie creía en él.
Es un momento de retroceso. Estamos jugando un fútbol sin ilusión, sin magia, un estilo europeo que ya no existe más, basta mirar el medio campo de España y Alemania. Argentina también. Si el Mundial es hoy, Brasil es quinto, pero dentro de un año no lo sé. Por el hecho de jugar en casa, el apoyo tradicional del arbitraje a los locales. Lo dijo el propio secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, que era mejor para la FIFA si el local llega más lejos... Brasil puede armar una buena defensa, pero tiene problemas del medio hacia adelante. Si vuelven a su nivel Ronaldinho, Kaká o Ganso... más Neymar. Brasil es Brasil.
José María Marín, a cargo de la CBF, está siendo acusado de haber incitado el asesinato por parte de la dictadura militar del periodista Vladimir Herzog en 1975. ¿Cómo evalúa su rol al frente del comité organizador de la Copa, dado que la presidenta Dilma Rousseff, una víctima del régimen, nunca lo recibió?
Creo que se cometerá una arbitrariedad para que no esté presente en la inauguración del Mundial. La real política tiene un límite. Marín hizo discursos pro represión que redundaron en la muerte de Herzog. En 1976, Marín elogiaba al símbolo de la represión, el comisario Sergio Fleury. El exmarido de Dilma, Carlos Araujo, dos meses atrás dijo que fue torturado bárbaramente por el equipo de Fleury. El exmarido de Dilma es padre de su hija y abuelo de su nieto. No es posible que la presidenta esté al lado de Marín en la apertura del Mundial. La FIFA lo sabe, él intenta acomodarse con la oposición política. Por eso no creo que esté en la apertura del Mundial.
Las eliminatorias están arrojando regularidad y fortaleza de selecciones como Venezuela, Colombia y Ecuador...
Son procesos complejos en estos países. Colombia progresó hace décadas gracias al narcotráfico. Venezuela, no apenas en el fútbol, tiene que ver con la gran política que hizo el loco de Chávez. La “Vinotinto” puede eliminar el lugar de Uruguay, el Uruguay cuarto del mundo, el campeón de América. No existen más tontos en el fútbol, está claro que hay que ver el comportamiento de estos equipos en el Mundial, con presión. Mi referencia de Ecuador se refleja en la Copa Libertadores. Evidentemente que los clubes presentan un fútbol de nivel que presentan en la Copa Libertadores, El ecuatoriano tiene una relación muy especial con el fútbol, estuve en Cuenca, Guayaquil y Quito en la Copa América de 1993. Y lo que me deja esta eliminatoria es que no hay nada prohibido para nadie.
¿Existe riesgo de un Maracanazo?
Se restringe a una final ante Argentina.
¿No contra España o Alemania?
No, solo contra Lionel Messi, 2014 teóricamente debe ser el Mundial de Messi. Y puede serlo, con los compañeros de ataque que tiene en la selección de Argentina, dirigida por Alejandro Sabella.
¿Está preparado Brasil para otro 50, con el silencio de luto nacional?
Es diferente; ya tenemos cinco títulos, antes jugábamos por el primero, y porque también tenemos otro tipo de hincha, un hincha que estará en el Maracaná, serán hinchas de otro tipo, que no dejarán de ir a trabajar o ir a la escuela si el equipo pierde. No es si pierde el club de uno, es otro tipo de hincha.
Neymar, al pasar al Barcelona, dijo que trabajará para que Messi siga siendo el mejor del mundo. ¿No le pareció demasiado condescendiente para un brasileño, de la élite del fútbol?
Creo que fue simpático, acá llamamos eso “ser amigo del jaguar”, es esa persona que se hace tu amigo y después te la da por la espalda... Se ganó el vestuario, quiso llegar prolijo... pero todo lo que diga forma parte del “Neymarketing”.
¿Qué ocurre en Brasil con el fútbol local, con el campeonato? Es uno de los más competitivos del mundo, con muchos clásicos por fin de semana, pero sin estadios llenos en la mayor parte de las fechas.
Voy a decir algo por lo que pago un precio en mi país. Brasil no es el país del fútbol. Es tal vez el quinto país del fútbol. Por ejemplo, el brasileño no reverencia al juego como lo hace el inglés. Todas las encuestas que se hicieron en Brasil indican que el primer contingente de 26 y 27% es de personas desinteresadas por el fútbol. Después viene Flamengo y Corinthians. La misma en Argentina da primero a Boca, luego a River y tercero el no interesado.
“Brasil no es el país del fútbol (...), un brasileño no reverencia al juego como un inglés”¿Pero de donde nace esa idea del país del fútbol?
Después del tricampeonato de 1970, por la cultura de fútbol de playa, de los potreros en la población pobre, pero al mismo tiempo tenemos menos campos de fútbol para la gente común. Pero la relación sí, con el fútbol, es que el brasileño sabe que es del primer mundo futbolístico y son poquísimas las áreas en las cuales el brasileño se siente así. Italia, Argentina, Inglaterra y Holanda también son países del fútbol. Y conocen el juego. Estimulado por la dictadura en 1970, el Mundial de México se transformó en una fiesta, una unidad comunitaria y de identidad. Pero la mayoría que ve el Mundial no sabe la ley del offside, y si Brasil pierde esa mayoría no sufre como sí sufre el verdadero hincha, el que lo hace con su club.
¿El fútbol se ha convertido, entonces, en objeto de consumo en Brasil?
Por supuesto y tiene que ver con la elitización y blanqueamiento. El equipo de 1982, el gran equipo de Telé Santana, era de blancos. Zico, Sócrates, Falcao, los mejores, salieron de la clase media. Fruto del fin del potrero en las grandes ciudades. Surgieron las escuelas de fútbol, que son clase media. Son fruto de la especulación inmobiliaria, no es gente que jugó en la calles porque no había otra opción. Sócrates nunca jugó fútbol con bola de medias como Pelé.
¿Pero pese a ese panorama existen probabilidades de que surjan jugadores en las favelas y las periferias de las grandes ciudades? Allí se juega siempre.
Sí, sí. Existen, pero hay mafias en las divisiones inferiores, de donde vemos irse a cada vez más niños al exterior. De la selección actual, pocos conocían el Maracaná. Resulta que había un Dante en el Bayern Múnich y nadie sabía quién era... ni los que vivimos de esto.