“Rodas propone una ciudad de mercadeo”
Por: Valeria Coronel, Catedrática de FLACSO
Los debates son una muestra de respeto al proceso democrático, entendido como la existencia de sujetos conscientes de los planes que ofrecen los candidatos. Y eso es aún más sensible cuando se trata de candidatos a la Alcaldía, porque la ciudad es un espacio de convivencia social, de modo que tienen la responsabilidad de plantearse qué tipo de comunidad desean construir.
El viernes todos estuvimos atentos al debate entre Barrera y Rodas porque el electorado de Quito ya no es el mismo que protagonizó las luchas de los 90’ o contra la crisis bancaria, por eso cuando los más grandes citamos ejemplos como que el candidato Rodas está vinculado con el Partido Social Cristiano los más jóvenes no necesariamente saben lo que significó eso para el país. Por eso fue importante que en el debate escuchen de voz propia cómo concibe cada uno la idea de ciudad.
Por eso la invitación a debatir en una universidad, el próximo lunes, era una cita clásica de Quito que durante el siglo XX privilegió a la universidad pública y fue ahí donde se consolidó el Estado moderno y laico, frente a la represión que significó la línea ultraconservadora. Y creo que precisamente por eso el candidato más conservador reproduce el esquema del empresariado al negarse al debatir, revelando que no es de vanguardia, pese a ser joven.
Aún es importante debatir sobre la ciudad como un espacio de convivencia y el acceso a la cultura como un derecho fundamental. Lo que en realidad está en disputa son dos visiones de ciudad: una en la que los accesos a comunicación, seguridad, tranquilidad, deporte y bienestar estén ligados al precio de la casa en que viven o al valor del m2 del terreno sobre el que se asientan; o si todos esos servicios más el derecho a la ocupación de la plaza pública y a la atención integral de los niños son universales, es decir, que cualquier ecuatoriano pueda acceder.
El Plan de Rodas propone una ciudad de mercadeo: donde hay demanda hay que dar servicios; y dice no debe haber ciclovías donde hay autos. Él no propone sentar las condiciones para que los jóvenes caminen tranquilos por las calles o que los niños no vean su ciudad detrás de la ventana. Entonces no se trata de crear más guarderías, sino de que los padres busquemos espacios de desarrollo para nuestros hijos.
Por otro lado, si bien Barrera todavía debe comprometerse a construir otro tipo de ciudad, hay varios indicios que van esa línea. El Metro no es solo para ir más rápido al trabajo, sino para que la gente del área periférica que vive marginada mejore su calidad de vida. Por primera vez el crecimiento urbano tiene un límite que respeta el área rural, que antes era la zona de expansión de la ciudad. Y el parque urbano Qumandá demuestra que las piscinas y el esparcimiento también son para la población de la ciudad.