El verbo descansar tiene un significado que invita a la persona a hacer una pausa en el trabajo o en otra actividad para recuperar fuerzas. Pero este concepto generalmente no se apega a la realidad del ecuatoriano. Pues para la gran mayoría, un día de descanso o feriado implica salir de viaje, es decir, trasladarse a otra ciudad, provincia y ¿por qué no? país.
Aquellos que no cuentan con los recursos para irse de viaje buscan la manera de “descansar” visitando los espacios públicos de entretenimiento, yendo al cine, a la piscina, por las noches a las discotecas y un sinnúmero de actividades que, si bien es cierto oxigenan del día a día y hacen que las preocupaciones se queden por un rato relegadas, muchas veces significan terminar más cansados que antes.
Viajar culturalmente enriquece, pero también, dependiendo de los días que haya libres, es bueno guardar uno para el verdadero descanso. Sin embargo no siempre el panorama es así. Hay quienes aprovechan los días de asueto para emprender, para realizar actividades diferentes a las que diariamente ejecutan, con el fin de obtener dinero extra y así cubrir las necesidades del hogar, que un sueldo básico no logra solventar.
Otro tipo de descanso es el del espíritu. Muchas personas optan por estar más cerca de la Iglesia y liberarse de todas sus angustias y preocupaciones. Renovarse espiritual y mentalmente para empezar una nueva semana de labores, libres de toda la toxicidad que pudimos absorber en el camino es un buen síntoma de que se quiere hacer bien las cosas.
Es bueno que cada persona valore su tiempo y cómo lo invertirá. Si se va de viaje, lo mejor es tomar todas las precauciones y previsiones del caso; si lo hace en familia es mucho mejor, pues recuperará el tiempo que no está con ellos por la cuestión laboral. Y si decide quedarse en casa, pues no es mala idea; verá películas, escuchará música, dormirá, quizás querrá probar algún tipo de comida que no sea ecuatoriana. Descanse y apéguese al concepto. (O)