Cuando en las décadas de 1970 y 1980 el teatro de América Latina tenía una razón de ser ideológica: la presencia de las dictaduras que se vivían al sur del continente habían disparado una militancia de izquierda en las tablas. Pero en Quito surgió un grupo que iba por otras corrientes. En 1980, Arístides Vargas, Susana Pautasso, Pepe Rosales, Lupe Acosta, María Escudero, Carlos Michelena y Charo Francés fundaron Malayerba, uno de los grupos más reconocidos de Ecuador, un colectivo cuyas obras han sido interpretadas y reinterpretadas a lo largo del continente y más allá del Atlántico. Una agrupación que en 2015 celebra sus 35 años.

Tanto Vargas como Pautasso habían dejado Argentina por causa de la dictadura. Igual era la situación de Rosales, que venía de Chile. Sin embargo, cuando crearon Malayerba, su interés no era difundir un teatro militante. Más que la situación del exilio, lo que ha marcado al grupo ha sido la condición de la errancia, como apuntaba Michelena, un estado en que se encontraban todos mientras buscaban un espacio para construir aquel mundo que la realidad les negaba. Un lugar para “ensayar un mundo diferente”. Siempre el grupo ha sido un vehículo de temas sociales, pero su papel es más cuestionador que adherente a una causa política: su dramaturgia es una que apunta a desvelar la falta de memoria colectiva y el individualismo que dominan a la sociedad. Es la articulación de un discurso capaz de criticar al poder desde la forma en que se ha instalado en los ciudadanos.

CARTÓN PIEDRA le dedica esta edición al grupo que dirige Arístides Vargas: un recorrido por su historia a través de su sede, la Casa Malayerba, que ha sido el recinto donde generaciones de personas aprendieron a vivir una vida dedicada al teatro; una reflexión sobre cómo La razón blindada (2006) realiza una relectura contemporánea sobre Don Quijote, para replantearse la función del lenguaje creador a través de la palabra desarticulada del loco, y un análisis sobre cómo el grupo se ha convertido en una referencia, un colectivo capaz de marcar las tendencias y los puntos de giro del teatro en Ecuador.