Publicidad

Ecuador, 09 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

La nueva oferta cultural del país requiere de un público que la sostenga

La nueva oferta cultural del país requiere de un público que la sostenga
25 de noviembre de 2013 - 00:00

Hay industrias para todo tipo de bienes y servicios: de alimentación, armamentística, petroquímica, automovilística, textil y hasta de consumo suntuario, entre otras. Todas ellas son reconocidas socialmente e, incluso, algunas forman parte obligatoriamente de la canasta básica familiar. Sin embargo, cuando se trata de la cultura o, hablando en términos de mercado, de la industria cultural, esta suele estar al margen de las decisiones de consumo de la población y, muchas veces, se la trata como si no existiera o no importara.
 

Ya mucho se ha dicho del aporte real que da la cultura a la vida de la población y en la economía de un país (un estudio reciente de las Naciones Unidas reveló que el comercio mundial de bienes y de servicios creativos alcanzó un nivel récord de 624 mil millones de dólares en 2011 y se duplicó entre 2002 y 2011). Además, en el Ecuador, especialmente en los últimos años, es innegable el acelerado crecimiento de la oferta cultural en las diferentes disciplinas del arte (recientemente hubo 3 películas ecuatorianas, al mismo tiempo, en cartelera; también, en esta semana que termina se desarrolló en Guayaquil El Festival Internacional de Poesía Ileana Espinel y, en los próximos días, la gente de Quito y Cuenca tendrá un encuentro con las letras con el Festival de la Lira y la Feria Internacional del Libro - FIL).

Este breve panorama evidencia el surgimiento de varias (y nuevas) industrias nacionales, como la cinematográfica, fonográfica o editorial, que requieren de un público que las sostengan y de un Estado que las promueva y proteja. No hay que asumir a la cultura como un hecho aislado, y hasta casi divino, de la vida humana. Un estudiante ecuatoriano de Literatura, en Barcelona, decía, por ejemplo, que es fácil “caer en la falacia de que el libro, por su carácter puro, íntimamente humano, no puede (ni debe) competir en el mercado actual. Esta idealización del libro objetual, que propone la existencia de un sentido y una finalidad más allá de los lectores, se articula alrededor de la puritana creencia de que la cultura (y el libro) puede pensarse por encima del mundo”.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media