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Ecuador, 04 de Enero de 2025
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El Telégrafo

Editorial

La celebración hay que ganársela

Es cierto, más que una celebración, el 8 de marzo se constituye como una rememoración de la lucha que muchas mujeres han emprendido en pos de la igualdad de derechos. Pero hay quienes creen que todas las reivindicaciones se han dado, que no hay nada ya por qué luchar. Vivimos bien, hay que celebrar.

Pero la celebración hay que merecerla y, la verdad sea dicha, no solo no se han alcanzado las metas en derechos para la mujer, sino que en algunos casos, hasta se ha retrocedido en la lucha por la igualdad y el respeto.

El tema de la conmemoración del Día de la Mujer, este año, es el ‘Empoderamiento a las mujeres. Empoderamiento a la humanidad: ¡Imagínalo!’. Suena lindo, pero más bello aún es imaginar el debate y que, efectivamente, las mujeres en algún momento puedan tomar el poder, no hablando a un nivel macro, sino una verdadera potestad, sobre todo con relación a cómo llevar su vida, su sexualidad, a cómo disponer de su destino.

Pero sabemos que hoy en día, este real empoderamiento de la mujer es en muchos aspectos irreal. Sí, se han hecho avances, pero las metas no han sido conseguidas aún. Un ejemplo claro: si bien las mujeres tienen acceso a la educación en todos sus niveles y pueden optar por todos los puestos de trabajo, su nivel de remuneración es más bajo que el de los hombres que ocupan el mismo cargo. Así lo denuncian quienes tienen acceso a las estadísticas, incluso en niveles en los que, supuestamente, la mujer ocupa roles protagónicos. La actriz Patricia Arquette, al recibir un premio este año en la gala de los Óscar, denunció que los actores de Hollywood ganan más que las actrices. Sus compañeras la aplaudieron.

¿Entonces debemos quedarnos en la denuncia, solamente? En Francia las mujeres ganan 19% menos que los hombres; en Colombia el 60% de las mujeres accede a la educación... ¿y el resto? En todos lados ‘se cuecen habas’, dirían las abuelitas.

En cada territorio hay cuentas pendientes, y no solo en el aspecto económico. ‘Está aún en veremos’ la legislación que permita a las mujeres decidir o no sobre su cuerpo, decidir sobre su sexualidad. Con debates, con criterios de la población involucrada, sin sesgos, hay que continuar en la pelea por la igualdad o, mejor dicho, el respeto a la diversidad.

Hasta entonces, no puede haber celebración. Esa hay que ganársela.

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