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El Telégrafo

¿Estamos en camino a una distopía similar a la que imaginó George Orwell?

¿Estamos en camino a una distopía similar a la que imaginó George Orwell?
27 de enero de 2014 - 00:00

En su lecho de muerte, escribiendo contra el tiempo, el inglés Eric Blair –mejor conocido por su nombre de autor: George Orwell– quiso dejar como legado una advertencia: su clásico literario 1984. Durante su vida viajó mucho, luchó en conflictos armados en defensa de sus ideales políticos y predicó un socialismo unido a la libertad individual. Por eso, quedó horrorizado por el camino dictatorial y totalitario que tomó la Unión Soviética bajo Stalin, motivo fundamental de su otro clásico, Rebelión en la granja. 1984 también se compone de la desgraciada historia: la descripción del Gran Hermano recuerda a Stalin, y Emmanuel Goldstein, el enemigo del pueblo que traiciona al Partido, representa a Trotsky.

 

Sin embargo, en el centro de su crítica, más allá de una ideología política concreta, están los métodos del totalitarismo. En su novela, el Partido controla el flujo de información hasta el punto de que pueden reescribir la historia a placer y controlar el lenguaje en el que piensan sus súbditos. Además, para lograr una sumisión total de la mayoría proletaria y eliminar todo mecanismo de crítica o pensamiento individual, se utiliza la sistemática y total violación de la privacidad. Hoy en día, al igual que en la novela, en la mayoría de ciudades del mundo existen cámaras de seguridad que graban todos nuestros movimientos. A la vez, corporaciones especializadas han desarrollado programas de análisis facial y biométrico capaces de identificar a un individuo hasta por su forma de caminar. Sin embargo, no es a través de las cámaras que se hace más efectivo el sistema. Al fin y al cabo, en lugares públicos somos seres públicos. En internet, en cambio, somos una mezcla confusa de ambas cosas, y, al parecer, ni siquiera nuestras conversaciones más íntimas siguen siendo privadas.

 

¿Estamos en camino a una distopía similar a la que imaginó Orwell? ¿El espionaje se ha convertido ya en una práctica naturalizada de los gobiernos y las corporaciones? ¿Qué herramientas nos quedan como ciudadanos para defendernos? Lo cierto es que contestar estas preguntas provoca miedo, pero, mientras se las genere, hay una expectativa de salvación.

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