Es ampliamente conocida la cita, pero para explicar el rol fundamental que tiene la planificación en un país que busca garantizar su Buen Vivir, resulta pertinente remitirnos a un diálogo que se encuentra en el libro “Alicia en el país de las maravillas”, del escritor británico Lewis Carroll:

“Alicia: ¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?

Gato: Depende mucho del punto a dónde quieras ir.

Alicia: Me da casi igual dónde... siempre que llegue a alguna parte.

Gato: Entonces, no importa qué camino sigas… seguro que lo consigues… Si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te llevará ahí...”

Parecería que el sentido de estas palabras nos señalan que solo habría un camino posible que seguir (que no siempre es así), pero para un país donde históricamente se ha reducido el rol de regulación del Estado, se ha menoscabado el sentido de lo público y se han profundizado las brechas sociales, económicas y políticas, es necesario plantearse una hoja de ruta hacia dónde se quiere llegar.

En el Ecuador, esa tarea ha sido clara. El objetivo común de quienes ahora nos gobiernan desde el espacio legislativo y ejecutivo (sobre todo), ha sido alcanzar el Buen Vivir, un concepto que en sus inicios fue extraño y ajeno para la mayoría de la gente, pero que ahora se encuentra empoderado en los discursos de varios ciudadanos, colectivos, organizaciones sociales y espacios académicos.

Así, el nuevo Plan Plurinacional e Intercultural para el Buen Vivir 2013-1017 tendrá una inversión de 47.612 millones de dólares, monto que estará orientado principalmente a la transformación de la matriz productiva y energética. También apunta a la erradicación de la pobreza y la desnutrición infantil, la transición hacia una sociedad del conocimiento, una verdadera revolución agraria que implica la redistribución de la tierra, el fomento al crédito, asistencia técnica, comercio justo y acceso al riego.

Esto se complementa, entre otros temas, con la construcción del Estado desde los territorios y la descentralización de las competencias para mejorar los servicios. De esta manera, entendemos la necesidad de planificar un país.