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El gad local trabaja en un proceso psicoemocional con miles de ciudadanos

Riochico retoma la calma con asesoramiento

Durante los talleres que dan los psicólogos en Riochico, la población participa con actividades que levantan el ánimo y ayudan en el proceso de retomar la calma.
Durante los talleres que dan los psicólogos en Riochico, la población participa con actividades que levantan el ánimo y ayudan en el proceso de retomar la calma.
Foto: Leiberg Santos / El Telégrafo
19 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Portoviejo.-

Erguido al lado de un árbol Enrique Romero detiene sus pensamientos en la semana del 11 al 17 de abril de este año, luego de hacer un ejercicio de relajación. En menos de 6 días el sector Chacras Adentro, de la  parroquia Riochico de Portoviejo, en la que habita, pasó por 2 emergencias, al igual que la mayoría de las comunidades que son parte de esta jurisdicción.

Primero el desbordamiento del río Chico, que causó lo que considera la peor inundación que recuerde, ocurrida el 11 de abril.

El agua arrasó con los sembríos. Afectó la producción, sobre todo de ciclo corto. Luego, el 16 de abril fue el terremoto de 7.8 de magnitud que sacudió a todo el país. “Fuimos doblemente golpeados por la naturaleza”, reflexiona. Enrique perdió cosechas, algunas cosas y con el movimiento telúrico su casa colapsó.

Su coterránea, Gema Ganchozo, asegura que esta es la comunidad más afectada por esos 2 eventos. “Esas situaciones nos hicieron pensar que Dios estaba enojado con las Chacras”, lamenta la joven. Al siguiente día del terremoto  esta parte rural de la capital manabita amaneció desolada, todos dejaron sus casas y buscaron partes altas. Los rumores fueron tan dañinos como el sismo.

Vicente Cedeño, también afectado, comenta que antes, recordar ambas desgracias le provocaba un trauma. Pero ya va pasando y puede conversar de ambos momentos con un poco más de tranquilidad.

“Estoy superando todo”, expresa el hombre que como sus otros dos vecinos acude a los talleres para recuperación emocional, que se desarrollan dentro del proceso de reconstrucción que lleva adelante el Gobierno Parroquial de Riochico.

Verónica Vargas, dirigente de la zona, explica que preocupados por la salud mental y emocional de los habitantes de  16 de las 25 comunidades duramente golpeadas por ambos eventos, se coordinaron charlas dictadas por dos psicólogos clínicos que concluyen el próximo mes.

“Estamos trabajando en un proceso psicoemocional con la gente para decirles: aquí nos toca a todos reponernos y tenemos que apoyar en el proceso de reconstrucción de nuestras comunidades”, dice Vargas.

Las charlas y terapia las reciben las comunidades de Playa Prieta, Los Casinos, La Balsita, Santa Martha, San Francisco, Los Ebanitos, San Vicente, El Tomatal, Chacras, Chacras Adentro, El Pechiche, El Milagro, El Zapote, El Guayabo y El Corozo.

Las inundaciones afectaron a unas 500 familias de las comunidades y el terremoto elevó el número a 850. “Hay cientos de familias con casas colapsadas e inhabitables, eso sin contar  las personas que han sido afectadas ya sea porque han perdido algún familiar, sus cultivos o las infraestructuras de sus casas sufrieron daños”.

En estos sitios la ayuda llegó con alimentos y agua, pero al notar que persistían el miedo y la preocupación se activó un proceso de charlas psicológicas. “La gente respondió bastante bien, todos están motivados y sobre todo con las ganas de empezar a sacudirse y no quedarse estancados, sino todo lo contrario, se  tiene que continuar”, cuenta Verónica Vargas.

En Chacras Adentro 60 personas acuden a este ciclo de ayuda. Uno de ellos es Héctor Cedeño, de 87 años, que extiende una sonrisa al tiempo de decir que se siente mucho mejor emocionalmente.

Las profesionales que los guían son Kerly Santos y Mariana Bermúdez. Santos señala que la población está tomándolo de forma muy proactiva. “Eso es muy bueno”, asevera.

Una de las recomendaciones era pernoctar en espacios integrativos donde la población pueda compartir y se sienta realmente segura.

Mientras daba las charlas ella preguntaba a los presentes si en ese momento sentirían miedo a una réplica y todos dijeron “no”. “Ellos están participando y disfrutando de lo que aprenden, de jugar entre ellos o de hacer una dinámica que les lleva realmente un mensaje”.

Estos talleres son de tres fases. La primera se llama retroalimentación  y se trata de los primeros auxilios psicológicos. Aquí se los capacita con diferentes actividades, también se implementan ejercicios.

“Esto les ayuda a ellos para que tengan las herramientas necesarias de cómo recuperarse de un evento traumático”, resalta Santos y añade que la segunda fase es la etapa del duelo: “Siempre que tenemos una afectación o una etapa que nos desestabilizó, viene el duelo debido a aquello que perdimos”.

La profesional indica que a inicios les preguntaba qué era una  pérdida y todos hablaban de un muerto o una persona, pero el duelo siempre está asociado a cualquier pérdida sea la de la casa,  trabajo, infraestructura vial u otros.

Después del duelo la última fase es la resiliencia, que es la capacidad que tienen todos los seres humanos de sobreponerse ante un evento traumático. “Hay unos que tienen la capacidad más desarrollada, otras un poco menos pero para eso asisten a las capacitaciones para aprender cómo sobrellevar la parte difícil”.

Santos expresa que la mayoría ya está retomando las actividades como era antes y eso al ser humano, de llegar a su habitualidad anterior, le da hasta cierto punto estabilidad. “Lamentablemente las réplicas no nos ayudan, sin embargo  ellos están aprendiendo. Estamos en una fase media esperemos que las réplicas concluyan para avanzar hacia la siguiente fase”.

La psicóloga clínica Mariana Bermúdez resalta el interés del Gobierno Parroquial en dar atención integral a sus comunidades. “Estamos entregando a la gente herramientas que necesitan para autocuidarse, atenderse, y permitirse tener una regulación psicológica dentro de este proceso”. Indica que la comunidad de Riochico ya sabe identificar cuáles son los síntomas normales y cuáles se llegan a convertir en síntomas patológicos.  

“Hasta ahora la respuesta ha sido muy positiva, no obstante debemos tener claro que es un proceso largo, porque los temblores continúan, avivando los temores”, reconoce Bermúdez. Sin embargo, la condición que queda es empezar a aprender a vivir con esto, incluso en sitios muy vulnerables, como en el caso de Riochico, donde pasaron 2 desgracias”, sentencia. (I)

Otro de los ejercicios que los asistentes practican es tomar una piedra en la cual, imaginariamente, se depositan todos sus temores para así quedar libres de ellos. Foto: Leiberg Santos / El Telégrafo

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