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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La pesca artesanal en el río se observa desde el malecón de Babahoyo

Al pie del río Babahoyo, entre espacios recreativos para niños y adultos, funciona el mercado Las Mercedes, donde se comercializan mariscos.
Al pie del río Babahoyo, entre espacios recreativos para niños y adultos, funciona el mercado Las Mercedes, donde se comercializan mariscos.
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Diana González, oriunda de Babahoyo, observó el radical cambio de su lugar natal desde la década de 1980, especialmente, en el malecón de la capital fluminense que, en la actualidad, es uno de los sitios más concurridos.

Pese al ornato que emula el de malecones como el de Guayaquil, existe un elemento que solo se ve en zonas cercanas a los puertos o mercados: pangas que sirven de transporte y herramientas de trabajo para los pescadores.

Según registros del Ministerio de Acuacultura y Pesca, cerca de 1.900 pescadores trabajan en los afluentes de Los Ríos.

En Babahoyo la ancestral actividad es escasa en comparación a finales de la década de 1990. César Bravo, de 53 años, aprendió este trabajo de su padre y abuelo.

Don César es uno de los pocos que aún se anima a salir al río a pescar, porque aguas arribas se colocan mallas y acaparan la mayor parte del producto.

Vaca de agua, vío, chalaco, cachama, guabina y madre barbudo son algunas de las variedades que se encuentran. En el mercado Las Mercedes, a un lado del malecón, estas especies fascinan a los compradores foráneos por su gran tamaño.

Babahoyo surgió en la etapa colonial como un puerto fluvial interior, fue parte de la ruta comercial entre Guayaquil y Quito, relata el historiador Jorge Núñez Sánchez.

Desde la capital fluminense, las provincias de la Sierra se abastecían de diversos productos, entre ellos, el pescado seco. “Es una labor muy propia de los cantones bañados por ríos”, asegura Núñez.

Desde el malecón los comensales de las marisquerías disfrutan tanto de los platillos como del aroma a río. “Es un encanto que no tienen todas las ciudades con ríos, comer mientras otros pescan”, comenta David Peñafiel, oriundo de Quito.
Aunque la situación es compleja para los pescadores artesanales, aquello no los aleja de la actividad que realizan desde las madrugadas fluminenses. (I)

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