Perú flexibiliza el ingreso fronterizo de venezolanos
Perú flexibilizó las nuevas normas destinadas a frenar la llegada de migrantes venezolanos, que comenzaron a regir el sábado y permitirán el ingreso sin pasaporte de mujeres embarazadas, ancianos y niños que se reunirán con sus padres, según consta en un comunicado.
Esta flexibilización fue anunciada 24 horas después de que entrara en vigor la exigencia de presentar el pasaporte a los venezolanos que llegan por el paso fronterizo de Tumbes procedentes de Ecuador, tras cruzar Colombia.
“En el caso de los menores de edad en tránsito hacia Perú para reunirse con sus padres, ingresarán con su acta de nacimiento. De ser el caso, el adulto que lo acompaña debe tener pasaporte”, indicó el ministro del Interior peruano, Mauro Medina.
Es la segunda medida de flexibilización dispuesta por Lima después de exigir el pasaporte, pues también se permitió que soliciten refugio en la frontera.
“Me dejaron entrar como refugiada a mí y a varios compañeros que también estamos aquí”, dijo Leydi Cisneros, de 26 años, tras ingresar por el paso fronterizo de Tumbes.
Mientras que Mariana Medina, de 19 años, relató aliviada que “pudimos tramitar la solicitud de refugio para entrar al país y solicitar la carta de trabajo”.
“Gracias a ellos (los funcionarios ecuatorianos) se nos complicó la cosa y llegamos tarde” a la frontera de Perú, declaró Medina.
La solicitud de refugio permite a los venezolanos permanecer legalmente en Perú y conseguir empleo mientras se busca una solución definitiva a su situación.
Las autoridades peruanas no precisan cuántos venezolanos entraron al país desde que rige la nueva exigencia. Pero periodistas de la AFP vieron ingresar el sábado a los ocupantes de una quincena de buses procedentes de Ecuador. En los días previos ingresaban unos 2.500 diarios, en promedio, según cifras oficiales.
Ante la crisis humanitaria sin precedentes, tanto del lado ecuatoriano como del peruano de la frontera, las autoridades adoptaron medidas para atender a los migrantes.
Funcionarios y organizaciones humanitarias repartían comida a los viajeros e instalaron carpas con colchonetas para que descansaran del largo viaje, que en algunos casos les tomó un mes.
Son 2.250 km que separan a Venezuela de la frontera peruana a pie. Hay quienes llegaron cargando niños pequeños y arrastrando maletas, en vehículos privados y buses.
A lo largo del camino los venezolanos sobreviven gracias a la generosidad de los habitantes locales, que les han dado comida, alojamiento y transporte, pero las autoridades peruanas temen brotes xenófobos como los ocurridos en Brasil.
El canciller peruano, Néstor Popolizio, exhortó a sus compatriotas a que “eviten actos de discriminación o xenofobia”, tras registrarse casos aislados. (I)