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Punto de vista
Perspectivas de habitabilidad y reconstrucción
El movimiento sísmico ocurrido en Ecuador el pasado 16 de abril de 2016, registrado según fuentes oficiales como un terremoto de MW 7.8 y a una profundidad de 17 km, ha generado reflexiones y análisis que serán un aporte para comprender la importancia de construir edificaciones habitables.
Existen varios factores que influyen en la planificación y ejecución de un proyecto arquitectónico; generalmente pueden ser económicos, culturales, sociales, de ubicación geográfica y de interés político. Sin embargo, la necesidad primordial de construir una vivienda es la de disponer de un espacio que haga posible la habitabilidad de los seres humanos en su interior.
Es así que la vivienda, a través de la historia, se ha mostrado como un espacio de refugio frente a condiciones climáticas, geográficas, fenómenos naturales, además de ser un espacio de privacidad demandado socialmente. Sobre este eje fundamental se han proyectado, diseñado y construido edificaciones para cubrir diferentes usos de acuerdo a la actividad por desarrollarse en el interior. En este proceso, la introducción de materiales adecuados e inadecuados, la relativa estabilidad climática y sísmica han desequilibrado la percepción auténtica del lugar donde se emplazan las edificaciones.
Percepción del lugar que se enfoca en la relación de los habitantes con el entorno, mostrando resultados en las condiciones mantenidas a través del tiempo y que a su vez han determinado sus características, sus alimentos, su vestimenta, su forma de vida y que son parte integral de la riqueza cultural biodiversa de Ecuador.
La responsabilidad de generar espacios habitables acordes a las características del lugar, utilizando normativa existente y en vigencia, así como técnicas y materiales constructivos adecuados, debe estar a cargo siempre del profesional de la construcción.
Resulta indispensable recalcar la función que los materiales de construcción desempeñan durante el ciclo de vida de una edificación. Además de conformar la denominada “tercera piel” que separa el ambiente interior del exterior, condicionan la capacidad de reacción de una edificación frente a las aceleraciones sísmicas de un movimiento.
La reacción de los materiales está definida por sus características mecánicas, químicas y térmicas. Dentro de las mecánicas, los materiales con capacidades de compresión comúnmente utilizados en nuestro país tenemos: bloques de ladrillo, cemento, hormigón y entre los materiales con capacidades de tracción el hierro y la madera.
De acuerdo a la aceleración sísmica y la dirección del movimiento a la que se exponga el edificio, este va a reaccionar de una manera específica, por lo tanto la combinación de materiales definirá el nivel de tolerancia de las estructuras y muros durante el movimiento. Sin embargo, se debe aclarar que los diseños estructurales se consideran sismo resistentes, es decir, que su grado de afectación permitiría el desalojo oportuno de sus habitantes.
La selección de los materiales de construcción recae nuevamente en las necesidades demandadas para que el espacio sea habitable, recalcando el término “habitable” ya que como se mencionó anteriormente, las capacidades del hormigón más hierro varían de acuerdo a un cálculo estructural y no necesariamente está asociado a una seguridad absoluta.
Ahora, es importante referirnos a la arquitectura vernácula o propia del lugar y rescatar la aplicación de técnicas constructivas, que siendo probadas a través del tiempo, ha confirmado su valor para ser introducida en las actuales prácticas constructivas, sin dejar de lado las características propias de los materiales para potenciar su capacidad.
El uso de materiales de la zona para la construcción es considerado como una de las mejores opciones desde el punto de vista ambiental. No obstante, al modificar las condiciones en las que se aplica para la construcción, se corre el riesgo de obtener resultados inadecuados. Cabe mencionar el caso de ciertas edificaciones conformadas por estructuras de hormigón y hierro que fracasaron en el mencionado terremoto y que posiblemente se deba al uso de arena de mar en la composición del hormigón.
Si bien la arena es un material de la zona, su aplicación es incorrecta y se produce por desconocimiento de su composición y comportamiento en técnicas constructivas, que son nuevas para la zona y diferentes a las aplicadas tradicionalmente en el entorno y ubicación específica.
Conocer el comportamiento y características de los materiales de construcción constituye un campo de investigación que genera conocimiento, respaldando las acciones y prácticas de los profesionales encargados de construir espacios habitables.
Desde esta perspectiva las características térmicas de estos materiales también impactan en las condiciones de habitabilidad tanto en edificaciones transitorias o permanentes. Una de estas condiciones es la temperatura de los ambientes interiores, que afectan la salud física y mental de los usuarios.
De acuerdo a estudios realizados por el Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables (INER), en Ecuador el techo de las viviendas recibe mayor cantidad de radiación solar y en consecuencia, estas acumulan calor e incrementan la temperatura en su interior. Es el caso puntual de las condiciones climáticas de la
Costa ecuatoriana, donde las altas temperaturas al interior de las edificaciones construidas con materiales que concentran el calor generan disconfort. Resulta imprescindible construir techos que limiten la acumulación o transmisión de altas temperaturas al interior, colocando una doble cubierta conformada por dos capas separadas, que permitan la ventilación entre ellas, además de aleros grandes que eviten la captación de temperatura en los muros. Otra estrategia es no bloquear las entradas de aire por puertas, ventanas y espacios entre el piso de la vivienda y el suelo sobre el que se asienta, permitiendo que el aire circule y en consecuencia, reduzca la temperatura al interior.
Considerando estas perspectivas, los espacios habitables deben cubrir necesidades básicas, que en nuestro país varían de acuerdo a las características del entorno en donde se emplacen sin descuidar la calidad de vida de los usuarios.
Considerar estas sugerencias puede resultar valioso en los procesos de construcción y reconstrucción de las edificaciones afectadas por el sismo. (O)