Mujeres de Sucumbíos reciben respaldo contra el maltrato
Las mujeres víctimas de maltrato en la provincia amazónica de Sucumbíos cuentan con un espacio para recibir apoyo y protección. Así nació un proyecto social denominado ‘Puerta Violeta’ es un programa que lanzó la Federación de Mujeres de Sucumbíos.
Se trata de un programa desarrollado por la Federación de Mujeres de Sucumbíos, región fronteriza con Colombia, que agrupa a 110 organizaciones de mujeres y aproximadamente 1.500 socias, que tienen el apoyo de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Bajo el lema "No estamos solas, estamos todas", la Federación está conformada por mujeres campesinas (80 %) y de sectores urbano marginales (20 %). El 85 % son ecuatorianas y el resto colombianas.
Comienza Noviembre y con él nuestra Jornada de concienciación contra la violencia machista.
— Puerta Violeta (@puertavioleta_) November 1, 2019
Durante este mes llenaremos el pueblo de carteles recordando a todas y cada una de las asesinadas a lo largo de este año.
NI OLVIDAMOS NI PERDONAMOS.
Nacida en 1987, la Federación busca transformar las condiciones de vida de las mujeres fortaleciendo su proceso organizativo y trabajando para erradicar toda posible expresión de violencia.
"En la estadística nacional se dice que 6 de cada 10 mujeres en el país son víctimas de cualquier tipo de violencia", pero en Sucumbíos, "ocho de cada diez mujeres sufren algún tipo de violencia, ya sea física, psicológica, sexual o patrimonial", comenta a Efe Amparo Peñaherrera, integrante de la Federación.
También parte de la agrupación, Ruth Elvira Sánchez apunta que es "sumamente grave" la situación en Sucumbíos, con un número de femicidios "importante, una impunidad muy grande en la justicia y una situación invisibilizada todavía". "La impunidad mata", dice tajante.
La Federación apoya a las mujeres en temas de salud preventiva, en organización económica y políticas públicas, entre otros, con el respaldo de la Unión Europea y la ONU.
Uno de los ejes de apoyo es la "Puerta violeta", un escenario en el que un equipo atiende a niños y adolescentes -con los que trabajan, entre otros, en temas de incesto-, y otro grupo ayuda a las madres de éstos, víctimas de violencia.
En este espacio, buscan también acabar con la dependencia económica de las mujeres maltratadas y por ello, han emprendido en una fábrica de ropa reciclada y un servicio de comida.
Pero hay más: tienen también un espacio cultural "para la desobediencia doméstica", con el que pretenden "deconstruir el patriarcado" y reconstruir colectivamente los poderes personales.
Pero la Federación también ofrece una "Casa de acogida", abierta las 24 horas de todos los días, para albergar a mujeres violentadas y sus hijos que no tienen una red de apoyo fortalecida.
Allí les ofrecen atención de un equipo interdisciplinario: trabajadora social, psicóloga, abogada y facilitadoras que atienden a los menores. (I)