Mera impulsa el turismo desde la ancestralidad
Un grupo de jóvenes de la etnia kichwa bailó ayer, en las instalaciones de este Diario, la danza denominada “Shagramama” (madre de la chacra), un ritual que practican en sus fiestas. Así lo explicó Santiago Iván Suárez, de 23 años, integrante del grupo de danza de la Casa de la Cultura Extensión Shell.
Él con una comitiva del cantón Mera, provincia de Pastaza, se trasladaron hasta Guayaquil para promover el turismo amazónico como una fuente de ingresos para sus habitantes y las siete nacionalidades, agrupadas en 16 comunidades, que habitan en la parroquia Madre Tierra.
Ellos promueven el primer Congreso Nacional de Turismo Amazónico, que se efectuará el 22, 23 y 24 de noviembre.
Guidmon Tamayo, alcalde de Mera, dijo que esta propuesta turística se enfoca en la recuperación económica, a través de varios emprendimientos. Entre ellos, la oferta gastronómica de la cual destacó las hormigas voladoras, los chontacuros, los platos con bocachico, carachama, bagre, los maitos.
Además del agua de guayusa -que la catalogó como energética-, y la ancestral chicha de yuca.
También resaltó las cristalinas aguas de los ríos Tigre, Alpayacu, Kilo, Anzu y otros. “Tenemos cavernas que nadie las conoce, chimeneas naturales donde se bota una piedra y no se escucha que llegó al suelo”.
El funcionario mencionó que a través del congreso se pretende dar a conocer “que nosotros tenemos una riqueza envidiable”.
Tamayo indicó que desde Guayaquil hasta Mera en vehículo son ocho horas de viaje, mientras desde Baños (Tungurahua), 35 minutos.
Añadió que a este evento han sido invitados los alcaldes del país y que la agenda estará marcada por ferias culturales, simposios y turismo científico.
Artesanías
Elvia Santi, de 57 años, de la etnia kichwa, también acompañó al grupo y trajo artesanías que son elaboradas por la Asociación Agua Viva, asentada en la parroquia Madre Tierra.
Ella explicó que la asociación está integrada por 12 miembros, entre hombres y mujeres, que trabajan en el rescate de su cultura, “que nuestros ancestros nos han enseñado”.
Ellos son los responsables de la elaboración de la chicha de yuca, plátano y camote. A esto se suman las artesanías no solo como collares, aretes y pulseras, sino adornos para la cocina y sala; también pintan cornetas.
Santi señaló que los varones se dedican a la construcción de casas típicas, es decir las chacras tradicionales.
Como Agua Viva ya llevan 10 años y producto del trabajo que realizan, la mujer resaltó que han podido educar a sus hijos.
Al respecto, Suárez mencionó que a través de la danza trabajan en el rescate de la cosecha y la siembra. “Tratamos de que ahora que no estamos tan contaminados con internet, los jóvenes no se olviden de nuestras raíces”.
Añadió que las líneas que pintan en su rostro representan los caminos hechos por ellos para llegar a las fincas, para ir de cacería.
El grupo de danza, que nació hace seis meses, está conformado por 23 miembros, entre niños y jóvenes. (I)