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El Telégrafo
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Manabitas mantienen positivismo luego de tres años del terremoto

El sector de Ceibo Renacer, en Manta, es parte de la reconstrucción que se lleva a cabo en Manabí tras el terremoto del 16 de abril de 2016.
El sector de Ceibo Renacer, en Manta, es parte de la reconstrucción que se lleva a cabo en Manabí tras el terremoto del 16 de abril de 2016.
Fotos: Rodolfo Párraga / EL TELÉGRAFO
07 de abril de 2019 - 00:00 - Vivian Zambrano

Eran las 18:58 del sábado 16 de abril de 2016. La vida transcurría normal. De pronto un terremoto de magnitud 7,8 (escala Richter) azotó las costas del noroccidente ecuatoriano.

Fueron 48 segundos de terror que segaron 678 vidas y destruyeron esfuerzos plasmados en negocios, en viviendas, empleos y que irrumpieron la tranquilidad.

Al acercarse tres años de ese fatídico día la empresa Medios Públicos (Ecuador TV, Pública FM, Medios Digitales, EL TELÉGRAFO y El Tiempo) está preparando un especial transmedia denominado Ruta 18:58 –hora del terremoto- que explica y muestra a la opinión pública qué sucedió luego del terremoto en seis ciudades.

En Manta colapsaron muchas edificaciones con problemas de informalidad y problemas de construcción.

El itinerario del recorrido lo desarrollaron nueve colaboradores de los medios en un “road trip” (viaje). La primera parada fue el lunes 1 de abril en Pedernales, ciudad del epicentro.  Desde ahí avanzaron por los cantones Jama, San Vicente (Canoa), Sucre (Bahía de Caráquez), Portoviejo, hasta el viernes 5 de abril que llegaron a Manta. 

John Guevara, fotógrafo de EL TELÉGRAFO, fue parte de ese equipo. Él estuvo en la provincia a pocos días del terremoto y ahora, tres años después, encontró que Pedernales está casi igual, aunque sin los escombros de las edificaciones caídas.

No obstante, en el contacto con la gente se percató que en esta ciudad sus habitantes  tratan de sobrellevar la tragedia. “No se han bajoneado;  es como que el terremoto les dio otro motivo para avanzar. Lloran a sus muertos, sí, pero avanzan”.

El cambio más visible en Pedernales para él es la iglesia y el parque. “Veo carencia por parte de la gestión pública”, apunta.

La zona más afectada del puerto manabita fue la parroquia Tarqui.

En Jama se encontró con una panorama similar al de Pedernales, con la diferencia de que en el cantón del epicentro el comercio es arduo. Además, en Jama analizó que siguen asustados porque la tierra tiembla. No obstante, están más informados sobre qué hacer en caso de una emergencia por sismos.

Para el fotoperiodista, en Canoa  -cantón San Vicente- pasa lo mismo; la gente intenta superar la tragedia. “Esperaba ver más avances que los servicios mejoraran”.

En Bahía de Caráquez tuvo la impresión que la parte que mueve la ciudad es donde se levantan los edificios. “Hablamos con un arquitecto que tiene la edificación más alta y asegura que es difícil vender departamentos; de 29 se negociaron solo nueve.

Aunque en algunos casos la recuperación ha sido lenta, las zonas afectadas muestran mejoría a tres años del terremoto.

Al cantón Portoviejo lo conoció de paso desde muchacho. No había venido pero  quedó impresionado. “Me parece una  ciudad muy ordenada y limpia, que cuida el espacio público. La gente es muy amable y los parques son increíbles. Lo comparo con Quito y son realmente hermosos¨.

La periodista Dayana Vinueza y Eduardo Navas, realizador audiovisual  de Medios Digitales, y Francisco Miño, productor de Ecuador TV, contaron su percepción.

Dayana estuvo en Manabí a un año del terremoto (2017) y se encontró con carpas y edificio caídos. Dos años después nota la mejoría en esa parte. Están operativos otros negocios; algunos hoteles grandes como El Royal se cayeron, lo reconstruyeron y ahora está en pie.

Considera que Pedernales sí registra recuperación. “Claro que faltan muchos hoteles”.  Constató que hay damnificados que no recibieron ayuda.

“Una señora contaba que su casa se cayó y nunca recibió ayuda.  Hay otra gente súper positiva que a vencido a la tragedia y ha empezado a tener pequeños negocios propios. Los artesanos ya abrieron sus puestos en lugares visibles; antes estaban más atrás en la playa y no se los divisaba”.

Francisco  señala que Jama no ha despegado y que está hecho un desastre. “O sea casi en toda la ruta observé que está hecho un desastre. Después de tres años no se puede ver avances. Yo sé que esto es paulatino. La gente dice que ellos mismos salen adelante. Es un escenario muy devastador. Lo positivo es la actitud de la gente”.

Detalla que está totalmente seguro de que los recursos de la Ley de Solidaridad no llegaron; ni el 15% de esa ayuda se destinó a Jama, Pedernales o San Vicente; Bahía de Caráquez está peor. Expresa que Portoviejo se levanta por su gente.

“En Tarqui de Manta no se ve que se ha hecho mucho.  De hecho, hay edificios que parecen abandonados”.

Eduardo hace dos años llegó a Pedernales con su familia de vacaciones, Bahía de Caráquez y Jama. “En Pedernales me sorprendió los restos de edificios que seguían allí y en Bahía vi edificios abandonados, infraestructura bonita pero dañada. Ahora que retorné para esta cobertura de Ruta 18:58 veo que en Pedernales ya no se ven esos escombros de edificios y hay gente positiva”.

A Bahía la observa igual que la última visita que realizó. En la zona de edificios no hay mucha actividad; conoció la ciudadela Argüello,  donde habitan los damnificados. A Portoviejo la ve más ordenada y al centro de la parroquia Tarqui en Manta la compara con un pueblo fantasma.

El trabajo de los colaboradores de los Medios Públicos será proyectado en todas las plataformas de la empresa estatal. (I)

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