El paso a desnivel que colapsó en la Avenida de las Américas, en el norte de Guayaquil, fue construido en 1982. El alcalde Jaime Nebot ratificó ayer que el viaducto tiene 34 años. Entonces, el burgomaestre era Bolívar Cali Bajaña. Pero los ingenieros civiles coincidieron en que un viaducto debe tener un tiempo de vida útil superior.

Jaime Argudo, master of Science of Engineering University of Texas at Austin (EE.UU.) e ingeniero civil, explicó que con las normas antiguas se estimaba que su durabilidad debía ser de aproximadamente 75 años y con las exigencias actuales podría llegar a los 100 años.

El investigador, quien en 1998 participó en el proyecto ‘Herramientas de Evaluación del Riesgo para el Diagnóstico de Zonas Urbanas contra Desastres Sísmicos’, recordó que, como una medida de rehabilitación sistémica, en todo el mundo se están revisando los puentes edificados con normas anteriores a 1998. “Fue la fecha de expedición de una norma de diseños de puentes en EE.UU. Desde el 2000 estamos usando en Ecuador la normativa”.

Por su parte, José Centeno, expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas, estimó que la durabilidad de ese tipo de obras podría ser de medio siglo.
Ambos profesionales coincidieron en que no es normal que se caiga esa infraestructura en el puerto principal.

Para Argudo, los 6 grados que se sintieron en el puerto principal fue una intensidad baja, si se compara con sismos como los ocurridos en Estados Unidos o en Japón (donde han llegado a los 7 grados).

Por su parte, Centeno indicó que en ese tipo de obras, por lo regular, el que diseña la estructura lo hace con un factor de seguridad.

¿Cada cuánto tiempo deben ser rehabilitados los puentes? Argudo aclaró que no es lo mismo dar mantenimiento que rehabilitarlo.

El primer término hace referencia al cuidado del sistema eléctrico, iluminación, las juntas, entre otros aspectos. “Todas las obras, mínimo, deben hacerse una vez al año”.

En cambio, el segundo término se refiere a la seguridad estructural. La  rehabilitación -añadió- puede ser sistémica o extraordinaria. “Una rehabilitación sistémica implica poner una fecha: sabemos que los puentes que están antes del año 2000, por tener diseños sísmicos anticuados, deben estar sujetos a una observación y a una evaluación, que podría conducir a la necesidad de una intervención física”.

Centeno expresó que el mantenimiento se podría hacer hasta dos veces por año. Otra observación de los ingenieros se centra en la curvatura que presentaba el paso en su diseño.

El expresidente del gremio señaló que el paso fue construido de una forma muy forzada, pues tenía una curvatura de casi 90 grados. “Quizá no tenía otra solución. No era normal. La curvatura es fuerte, no es como el puente de la calle Julián Coronel, que es recto”.

Argudo detalló que ciertos puentes, por su diseño arquitectónico, presentan mayor grado de vulnerabilidad frente a los sismos. “Hay puentes curvos que concentran esfuerzos en las pilas (apoyos) y en la práctica los efectos pueden ocasionar concentración de esfuerzos indeseables, que, como el caso del puente colapsado, hizo que las pilas que estaban en la curva fallaran. Se constituyeron en un mecanismo de falla prematura para este puente”.

Si luego de los estudios realizados -añadió- la conclusión es intervenirlo, la buena noticia es que se puede hacer con una inversión pequeña. “Puede invertir un 10% del costo del viaducto y conseguir que duplique su capacidad y se ajuste a las nuevas normativas”.  

Asimismo, observó que se debe tomar en cuenta que hay casos en que las ciudades y el número de vehículos crecen, pero los puentes fueron construidos con una proyección de tránsito promedio anual distinta.

Ayer, Nebot aseguró que Guayaquil pasó la prueba del terremoto, ya que solo hubo un fallecido. También adelantó que en 6 meses estará construido un nuevo puente que posiblemente será metálico.

En su enlace radial indicó que arribarán expertos extranjeros para evaluar los puentes: un italiano (ayer) y un estadounidense. (I)

El tránsito vehicular es limitado en la arteria vial del norte. Actualmente el tráfico es más lento en las avs. Pedro Menéndez Gilbert y Democracia. Foto: Karly Torres/El Telégrafo

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Activistas recolectan alimentos

Las mascotas también requieren ayuda

La fundación Rescate Animal, la agrupación Yo Amo Animales y la Unidad de Rescate y Recuperación de la Prefectura del Guayas (URRA) llevarán donaciones para personas y mascotas.

El lunes despacharon hacia Manta un camión de comida, ropa, vituallas y medicinas. El envío fue de 50 cajas de comida para humanos y 500 kilos de comida para animales. Además, este martes viajaron doctores y veterinarios. Esta asistencia fue a Canoa y Pedernales.

Viviana Vásconez, presidenta de Rescate Animal, señaló: “Hay muchas familias que piden ayuda para ellas y sus mascotas. Por eso nos unimos”.

Agrupaciones de todo el país han viajado a las zonas afectadas. “Los animales también sufren las consecuencias. Ellos necesitan un protocolo de atención”.

Los puntos de acopio son el hotel Villa Canina, en Lomas de Urdesa, calle Los Cerros 2320 y Colinas, junto al Portón de las Lomas; veterinaria Mansión Mascota, en Bálsamos 418 y Ébanos (Urdesa); colegio IPAC, junto a La Piazza Samborondón; y en URRA de la Prefectura del Guayas, a nombre de Yo Amo Animales.

Hay más información en las redes sociales de los grupos. Las donaciones se receptarán toda la semana. Otro grupo que recolecta víveres es de activistas independientes. Cineli Rosales, de Rescate Animal Independiente, indicó que se reciben donaciones en Aguirre 1503 y José de Antepara. (I)