Fin de año, una mezcla de tradiciones para los extranjeros en Ecuador
El 2018 está por finalizar y las comunidades y culturas extranjeras radicadas en Ecuador se preparan para celebrar esta fecha con las costumbres de sus países de origen adaptadas a las tradiciones nacionales.
Aunque en la India, por el calendario lunar, la celebración de Fin de Año (Diwali) es en noviembre, la comunidad hindú que vive en Quito realizará el Festival de Fin de Año Gour Nitay Mandir.
Visvarupa das, director del Centro Cultural Identidad, dice que la fiesta busca fomentar los lazos familiares y entre amigos sin olvidar la tradición espiritual.
Ese día lo que prima es la luminosidad. El sentido de que la luz sea el centro de la celebración se debe a la antigua leyenda que cuenta que el dios Ram volvió tras pasar 14 años en el exilio, durante los cuales tuvo que luchar para vencer a Ravana, el diablo, en la isla de Lanka (actual Sri Lanka) y que los habitantes del subcontinente iluminaron con velas el camino de vuelta a casa del dios.
En base a esas creencias, todas las casas, los negocios y las calles de la India se iluminan durante esa fecha, ya sea con una pequeña vela o con miles de bombillas en las fachadas acompañadas de una colorida decoración.
Diwali es el festival de la felicidad y las luces; la gente se reúne, reza y come -principalmente- dulces, dice Visvarupa das, mientras camina a uno de los dos templos hindúes que hay en la capital.
Al ingreso, él junto al quiteño Rasa Bihari y el colombiano Omkarnath Krishma se desprenden de su calzado y hacen una reverencia de cuerpo completo. Esa es su forma de mostrar respeto y entrega total a dios.
El fuego es parte de su cultura. Es un elemento sagrado que genera energía y se enciende en el centro de todos los rituales, pero no se usa en la fiesta de fin de año.
En América Latina, el fuego también tiene simbología y es vital en la celebración del cierre de un año.
En México, por ejemplo, el rito se inicia dos días antes del Año Nuevo, cuando el monigote (un muñeco que representa al año que se va) es colocado al frente de cada casa con un recipiente para recabar limosna que será empleada para comprar cohetes y golosinas.
El diseñador gráfico Andrés Sánchez es de Veracruz, pero vive en Quito desde hace cinco años. Recuerda que en su ciudad natal, los indígenas mixe-popolucas realizan una danza que es conocida como “El Chenu” (nombre que le dan al monigote). Los bailarines son niños y jóvenes disfrazados de diablos.
Sánchez cuenta que las costumbres (quemar el año, cenar y pasar en familia) son similares en toda la región. Reconoce ser malo en la cocina, pero en el sector de La Mariscal encontró “un pedacito de México”.
Se trata del Restaurante Lucha Libre Mexican food & Los Rodríguez. Leonardo Gordón y Mario León, propietarios del lugar, son quiteños pero viajaron al país de Sánchez para conocer su cultura y gastronomía.
El mexicano asegura que al menos una vez por semana almuerza en ese restaurante. Además de la comida le llama la atención la decoración. Hay máscaras de luchadores (típicos de ese país) y decoración de las celebraciones de esa nación.
Este 31 de diciembre, él y sus amigos compatriotas y ecuatorianos irán a Lucha Libre Mexican food. Para él, degustar la comida que le recuerda a su país (sope, tacos, burritos, enchiladas, chimichangas, sopas o agua de Jamaica) es la mejor forma de iniciar el 2019.
Las familias mexicanas optan por hacer tamales porque requieren un gran esfuerzo de elaboración. También se adelantan un poco al día de reyes y hacen la rosca de reyes. La diferencia es que la cocinan con una moneda en su interior para la buena suerte de quien reciba esa porción.
En el restaurante Lucha Libre & Los Rodríguez se reúne la comunidad de ese país para degustar la comida típica de México. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
En Chile también hay la tradición de incinerar el año viejo. Se la conoce como “la quema de monos”. La costumbre se da en las regiones del norte del país (Iquique, Tocopilla, Antofagasta).
En Argentina y Uruguay, el monigote representa a Judas Iscariote, cuenta la argentina Daniela Fardín. La quema simboliza la purificación del fuego, el deseo de dejar lo negativo atrás y recibir el año con esperanzas.
En cuanto a la comida, para los “gauchos” el fréjol no puede faltar para recibir el Año Nuevo. La costumbre dice que al comer este poroto la persona mantendrá su trabajo o tendrá mejores oportunidades laborales en el año.
Ecuador no solo es un país de acogida para los latinos. Los estadounidenses también han optado por quedarse a vivir aquí. En 2017, 244.600 “gringos”, como se los conoce, ingresaron al país.
Carolina De-Poli es una de ellas. La neoyorquina recuerda que a la medianoche la bajada de la famosa bola de cristal desde lo alto de un edificio marca el comienzo de los fuegos artificiales y la fiesta. Agrega que besar a alguien es una tradición. (I)
Carolina De-Poli (izquierda) vive en Ecuador desde hace dos años. Ella compró un monigote para quemarlo el 31 de diciembre durante el fin de año. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
La tradición
Durante la quema del año
La quema de años viejos es una de las tradiciones que lleva arraigada en Quito más de 150 años. En la época de la Colonia, en Semana Santa se acostumbraba a quemar a Judas Iscariote como una forma de recordar su traición.
20 países tienen la costumbre de recibir el nuevo año con comida típica para esa fecha.
Concursos de años viejos
Los primeros certámenes de años viejos se dieron a partir de 1945. Ya para 1960 se hacían años viejos institucionales, como el de la Policía Nacional, los Bomberos, la Empresa Eléctrica, entre otros.