Giovanni Mera observa desde la puerta de su hostal llamado “Miami”, el panorama del sector hotelero de Tarqui. Resume en una frase: “ahora todo está muerto”.

Se refiere a que no hay movimiento turístico a raíz del terremoto del 16 de abril, que afectó a 23 edificaciones de alojamiento. Las estructuras están en la “zona cero” donde el paso es restringido.

En su local debe hacer reparaciones. Requiere $ 12 mil para dejar el hostal habilitado. Está en incertidumbre, porque no sabe cuándo podrá concretar un crédito. No obstante, está al tanto de las gestiones que realiza la directiva de la Asociación de Hoteleros de Tarqui, para viabilizar proyectos.

Plutarco Bowen, presidente del gremio, explica que a raíz del terremoto están trabajando con la banca pública (Corporación Financiera Nacional y BanEcuador). “Por lo pronto estamos tratando de armar proyectos para que sean viables. Laboramos con el Municipio y el Ministerio de Turismo, porque los hoteles que vamos a construir y reconstruir van a ser de otro tipo, es decir modernos”. Recordó que en la parroquia Tarqui es donde se inició el turismo en Manta y por ello había sitios de alojamiento antiguos.  

Los hoteleros han escuchado propuestas para el sector, pero de manera individual. Ayer tenían una reunión con una empresa extranjera que les iba a presentar un proyecto del cual Plutarco en horas de la mañana no sabía de qué se trataba. “Hacemos gestiones para acceder al crédito. Se han simplificado los reglamentos, empero hay que hacer un proyecto con presupuesto”.

Expresó que levantar un hotel está entre $ 500 mil y $ 600 mil. Les urge, manifestó, que aprueben la norma del uso de suelo, para construir en este margen como es el malecón de Tarqui.  

“Los señores de los hoteles están dispuestos a levantar sus edificaciones”, detalla. El dirigente, que gerencia el hotel “Playita Mía”, indica que necesitan como sector privado que se habilite la zona “porque un día que perdemos es un día que no generamos, de nosotros dependen muchas personas”.  

Está de acuerdo en tener en Tarqui  hoteles de mejor categoría que antes. Sin embargo refiere que es el Cabildo el que determinaría si los edificios serán de menos pisos. “Hay que ser conscientes de que  más grandes (altos) no es que sean mejor, hay que tener calidad”.

El alcalde Jorge Zambrano tiene una idea que la llama ‘plan masa’, la cual tiene varios ejes. El primero que se mantengan los negocios turísticos y las actividades varias que se realizan de deportes en la playa.  

El segundo es un plan puerto-aeropuerto a fin de que se construya un parque lineal, el cual ya tiene estudios listos. Ello incluye el Museo Naval. Luego en el malecón del sector donde estaban todos los negocios de alojamiento autorizar a hoteles  de mayor nivel. “Si los hoteleros se asociaran y en vez de construir 23 nuevos levantaran 5 o 6 grandes y mejor equipados tendrían mejores ingresos”.   

En la calle 103 irían los hostales de menor categoría. Luego viene la zona comercial. “Ese plan masa lo  voy a proponer a la comunidad. Aclaro que si una propiedad quedó en pie y alguien está viviendo seguirá allí”. El GAD invertirá del crédito del Banco Mundial $ 10 millones para regeneración de Tarqui. (I)

DATOS

En el sector de Tarqui colapsaron 23 hoteles con el terremoto del 16 de abril. Solo seis están  en pie y sus dueños esperan que se abra la zona para trabajar.    

Los propietarios de hostales que se cayeron están esperando los estudios de suelo que según el presidente del gremio, Plutarco Bowen, los determina el Municipio y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), con sus técnicos.    

El alcalde de Manta dice que como ciudadano tiene un “plan masa”  donde serán los técnicos quienes se encargarán del bosquejo. Esto se va a debatir con la ciudadanía.

En unos 30 días quedará limpia la “zona cero” de Tarqui, donde actualmente se demuelen edificaciones. El Alcalde sostiene que se termina de limpiar y se comienza a trabajar en levantar el lugar.  Estará  operativo en menos de dos años. (I)

Los hostales que no colapsaron totalmente sufrieron daños internos que impiden recibir a los turistas. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo