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El Telégrafo
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Pescadores y habitantes se niegan a salir de sus sitios de trabajo y residencia. Autoridades iniciaron un proceso de socialización

El Gobierno planea la declaratoria del cantón Muisne como una zona protegida

Una gran parte de las casas de Muisne, que se encuentran en las zonas de los manglares, fueron levantadas solo con madera. La mayoría se vino abajo.
Una gran parte de las casas de Muisne, que se encuentran en las zonas de los manglares, fueron levantadas solo con madera. La mayoría se vino abajo.
Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
14 de junio de 2016 - 00:00 - Gabriela Castillo Albuja

Muisne (Esmeraldas).-

En la provincia de Esmeraldas 724 viviendas colapsaron y 354 requieren reparación, luego del terremoto del 16 de abril. Eso es lo que reflejan los estudios y los análisis técnicos desarrollados por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), con corte al 16 de mayo, un mes después del movimiento telúrico de 7,8 grados.

No obstante, hasta inicios de junio aún se encontraban en proceso de validación (confirmación y actualización) nuevos datos basados en  los reportes de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

Sin embargo, según cifras de la Gobernación de Esmeraldas, además de las 724 casas colapsadas, todavía estarían por sumarse otras 1.302 viviendas que resultaron destruidas y 3.623 más que requieren refacciones.

Paola Cabezas, gobernadora de la provincia, reconoció que si bien la situación en la jurisdicción es “bastante delicada”, hay algunas zonas que tienen un diagnóstico más preocupante: una de estas localidades es Muisne. Esta cabecera cantonal tiene una extensión de 1.265 km²; cuenta con 7 kilómetros de playas. En su territorio se encuentran las parroquias rurales de Bolívar, Daule, Galera, Quingue, Salima, San Francisco, San Gregorio y Chamanga.

Los estudios del Miduvi detallan que, hasta el 16 de mayo, en ese cantón se registraron 667 inmuebles destruidos y 263 necesitan reparación. Sin embargo, todavía se requiere la validación de otras 747 casas que se vinieron abajo y 2.577 que requieren adecuaciones.

Ante esta situación, Cabezas indicó que el Gobierno trata de implementar varios planes: uno de estos es declarar a la isla una zona protegida. La funcionaria garantizó que esto no significa que las familias se van a ir del lugar, puesto que hay gente que ha desarrollado su vida en el sitio, pero dijo que se tiene que intervenir con un plan para casas nuevas, que respondan a un estudio técnico. Por ello, aclaró: “El Gobierno ordenó que no se construyeran nuevas viviendas en Muisne”.

Añadió que las personas que deseen quedarse, será porque sus casas están en buenas condiciones, pero a quienes las hayan perdido, “les entregaremos una nueva, en el continente, en una zona segura”.

Gerardo Olarte, jefe político de Muisne, estimó que el 60% de los inmuebles resultó afectado no solo por el terremoto, sismo también por las réplicas, especialmente en el sector de Santa Rosa, en donde el 90% de la población se dedica a la pesca, el resto a la agricultura y al comercio. Alejandro Campos (65 años) es uno de los pescadores de Santa Rosa, quien ejerce esta actividad hace 35 años. Aseguró que no desea salir de la isla, que su vivienda es mixta: de bloque y madera, y su estructura se encuentra en condición de riesgo. Es por ello que técnicos del Miduvi colocaron en el inmueble un adhesivo rojo que señala que debe evacuar inmediatamente. Pero, aunque la notificación es clara, dijo que no saldrá del lugar.

Alejandro contó que su esposa y sus nietos fueron a uno de los dos albergues adaptados; a él no le importa quedarse solo. “Aquí he hecho toda mi vida, no me quiero ir porque estoy cerca del mar, en donde me gano la vida”, replicó.

La misma situación atraviesan alrededor de 900 pescadores del lugar. Aunque el faenamiento ya no es tan abundante desde el terremoto, ellos aseguran que no desean dejar sus fuentes de empleo.

Manuel Sabando, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales 7 de Febrero, explicó que antes sacaban hasta 600 libras de pescado dorado (de exportación), pero que en las últimas semanas “solo pescamos para alimentarnos”, manifestó.

Al igual que Alejandro, Manuel también tiene su casa “en ruinas”: tras el sismo quedaron deteriorados los pilares y la pared principal está desmoronándose de a poco. Sin embargo, pese al peligro, él y su familia siguen en la localidad. Su hijo Francisco Sabando también perdió su vivienda, pero él decidió evacuar. El hombre llevó a su familia al albergue ubicado en el sector de las Palmas Juntas; por las tardes sale de ese refugio para adentrarse en el mar hasta horas de la madrugada.

Padre e hijo indicaron que, en promedio, cuando la faena es buena, tienen ganancias de $ 15 diarios, antes del sismo eran hasta 3 veces más de lo que ahora ganan. Francisco contó que al momento su familia recibió madera por parte de la Fundación de Defensa Ecológica, para levantar una nueva vivienda en el sector de Palmares. “No queremos dejar este lugar. Aquí hemos vivido, ahora solo esperamos tiempos mejores”, concluyó. (I)

DATOS

El 90% de la población de Muisne se dedica a la pesca, de ahí que este sector se haya concentrado y resida en los alrededores de la playa.

La Gobernación de Esmeraldas inició un proceso de socialización para que la población conozca por qué les beneficiaría dejar su lugar de vivienda actual y habitar en zonas más seguras.

La localidad de Muisne tiene aproximadamente 12.000 habitantes. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 65% de su población es rural.

Dentro de la reconstrucción se contempla la recuperación de la infraestructura educativa en la isla. De momento se conoce que hay 2 planteles que han sido afectados. Para afrontar esto, el Ministerio de Educación mantiene una planificación para construir las denominadas soluciones siglo XXI: una se levantará en Bunche. (I)

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