“El 90% de construcciones en las zonas periféricas de Quito son informales. Mientras que en toda la ciudad el nivel es de un 60%”, dijo ayer a EL TELÉGRAFO Leopoldo Ocampo, vicepresidente de la Cámara de la Industria de la Construcción (Camicon) de Quito.

Las cifras se basan en un estudio realizado por el organismo respecto a la calidad de las construcciones en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Ocampo mencionó que por esas circunstancias, la ciudad no estaría lista para resistir un terremoto como el ocurrido en el Litoral.

Un ejemplo de ello ocurrió el 10 de agosto de 1990, cuando un temblor de 5 grados, cuyo epicentro se localizó en la parroquia Pomasqui (al norte), afectó a la capital. Los efectos de este movimiento fueron 3 personas muertas y 417 familias damnificadas (5.000 personas afectadas) por daños en 900 edificaciones; además, hubo  daños a monumentos e iglesias en Pomasqui, San Antonio de Pichincha y Calderón

Según el directivo, la normativa  sobre permisos de construcción y regulación sismorresistente existe en la capital, pero la falta de personal técnico en el Municipio para controlar sería una de las causas de la prevalencia de edificaciones informales.

En el caso de las zonas periféricas, la ausencia de normas técnicas de construcción se relaciona con el origen irregular de la mayoría de dichos asentamientos, que proliferaron en la ciudad entre las décadas de 1970 y 1990 como invasiones o negocios de traficantes de tierras.

Esta característica hizo que los inmuebles pasaran en esos sectores  de casas de madera y cartón a estructuras de bloque y cemento, pero levantadas sin ninguna rigurosidad técnica ni control.

El vicepresidente de la Camicon añadió que, a nivel general, el ciudadano no construye en base de planos aprobados por el Cabildo ni con la guía técnica de un profesional, sino que suele dejar la obra en manos de un albañil.  

Desde 2013, el Colegio de Arquitectos de Pichincha se encarga de la revisión y certificación de planos. La Ordenanza 172 fue expedida en la administración de Augusto Barrera, a fin de optimizar y regular de mejor manera las construcciones.

En los 3 últimos años, la entidad facilitadora, como se la conoce, ha entregado 5.183 certificados de aprobación y el nivel de negación-certificación ha sido del 50%.

La actual administración planea incluir 2 instancias más para que refuercen el trabajo que realiza el Colegio de Arquitectos, cuya agilidad es criticada desde los gremios de constructores y la ciudadanía. La Camicon trabajaría como veedora de estos procesos.

El pasado 13 de noviembre, el alcalde Mauricio Rodas firmó con el Colegio de Arquitectos un convenio con el fin de reducir los tiempos y trámites de aprobación de planos, licencias de construcción y temas de control. Los nuevos procedimientos aún están en evaluación.

Reforma de la normativa

El bloque de concejales de Alianza PAIS (AP) pidió al Alcalde de Quito un plan  de control sobre las construcciones informales.

Los miembros de la bancada esperan que en la próxima sesión del Concejo se les entregue información. “Existe la norma técnica. Creo que algunos de los problemas que tiene la ciudad se deben a la falta de voluntad política, pues se requiere una política de ordenamiento y planificación urbana. La Ley de Suelo es de suma importancia sobre todo porque determina normas de prevención”, dijo la edil Soledad Benítez (AP).

En tanto que Daniela Chacón, vicealcaldesa de Quito, señaló durante una entrevista que el Municipio no tiene la capacidad operativa para regular las construcciones informales. Añadió que al interior del Concejo se revisará la Ordenanza 172 sobre permisos. (I)

DATOS

La mayor parte de las invasiones se dio en las décadas de los 70 y 80. Durante aquellos años surgieron barrios como El Comité del Pueblo, Atucucho, La Roldós y Pisulí.

Algunas de dichas invasiones fueron auspiciadas por políticos y permitidas por la fuerza pública a instancias de las autoridades de aquella época, según han denunciado sus protagonistas.

La administración municipal de Paco Moncayo inició un proceso de regularización de construcciones ya levantadas al que se adscribieron miles de propietarios de inmuebles.

El proceso se continuó durante la Alcaldía anterior. Sin embargo, hasta el momento no se conocen los resultados concretos de ese proceso que debería mejorar la situación de las construcciones de Quito.

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La infraestructura alejada del epicentro del sismo está en buenas condiciones

Ecuador todavía tiene mucho que ofrecer en turismo al mundo

Las afectaciones del terremoto al turismo en la Costa todavía no son mensurables. Pero el impacto ya lo sienten las operadoras que han recibido cancelaciones para la visita incluso de ciudades lejanas al epicentro del sismo. “El impacto es muy alto; la gente no quiere venir”, dijo Richard Dávila, presidente de la Asociación Nacional de Operadores de Turismo Receptivo del Ecuador (Optur).

La organización, que vincula a 67 agencias, maneja un 70% del turismo receptivo nacional. Y el Litoral representa entre el 15% y 20% de los destinos que promueven.

Muisne, Pedernales, Jama, Canoa, Bahía de Caráquez, Manta y Portoviejo son los puntos de mayor afectación. En estas localidades, con playas de grandes olas y zonas de buceo, sus pueblos se nutren de la actividad turística.

En 2014, las recaudaciones tributarias correspondientes a hoteles y restaurantes en Manabí fueron de $ 3,5 millones y en Esmeraldas $ 1,3 millones. Entre ambas provincias sumaron el 3,4% de la recaudación de ese año.

Según el Catastro Turístico Consolidado Nacional de 2014, Manabí y Esmeraldas son dos de las cuatro provincias que concentran las plazas de alojamiento con el 11,61% y el 9,75%, respectivamente.

Manabí tenía entonces 627 establecimientos registrados en el Ministerio de Turismo y Esmeraldas 408 negocios. Hasta ahora, las autoridades reportaron la destrucción de 42 locales turísticos: 19 en Pedernales, 18 en Manta y 5 en Portoviejo. También hay 4 recintos por colapsar y 18 con afectaciones parciales.

Según Diego Rivero, vicepresidente de la Federación Nacional de Cámaras de Turismo del Ecuador (Fenacaptur), el desastre es una oportunidad para construir infraestructura turística bajo parámetros técnicos y modernos. “El Ecuador todavía tiene mucho que ofrecer”, comentó el Presidente de la República en uno de los conversatorios con medios de comunicación realizados durante la primera semana tras el sismo.

La infraestructura, servicios y atractivos turísticos en la Amazonía, los Andes y las Islas Galápagos se encuentran en óptimas condiciones, con aeropuertos, hoteles, restaurantes, transporte terrestre, parques y reservas naturales operando. “Para aquellos que deseen ayudar en la recuperación, una de las mejores maneras de hacerlo es visitarnos, ya que así se ayuda a sostener una de las industrias y fuentes de empleo más importantes de Ecuador”, manifestó el ministro de Turismo, Fernando Alvarado. (I)

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La capital aporta con personal de los bomberos y de la agencia de tránsito

Los rescatistas enviados desde Quito fueron relevados el fin de semana

El aporte de los capitalinos tras el terremoto ocurrido el 16 de abril se mantiene a través del envío de vituallas y víveres a la zona afectada. Continúa, también, la presencia de rescatistas de los organismos de socorro existentes en Quito.

Este fin de semana se produjo el relevo del personal especializado en búsqueda y rescate de víctimas y desastre.

Los grupos enviados a raíz del sismo de 7,8 grados fueron reemplazados por nuevos elementos del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ) y de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).

El personal que se encontraba asignado desde el 17 de abril en la provincia de Manabí regresó entre el sábado y el domingo al aeropuerto de Tababela (al nororiente de Quito).

Los familiares de los bomberos y agentes de tránsito rescatistas los recibieron como héroes. (I)

Foto: Carina Acosta / El Telégrafo