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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La disciplina y organización son claves para el teletrabajo

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Equilibrar el tiempo entre las responsabilidades de casa, la familia y el trabajo no resulta fácil para algunas personas; más aún, si todo debe realizarse dentro del mismo espacio físico.

Muchos trabajadores sienten que no se respetan sus horarios y que se espera una predisposición de 24 horas, siete días a la semana, por parte de sus empleadores.

Un mal manejo del estrés que genera esta situación, podría acarrear problemas más complejos como depresión y ansiedad.

No hay que dejarse agobiar
Marjorie Ramos, ingeniera en finanzas de 38 años, vive sola y trabaja en una empresa de traslado de valores. Al revisar sus horarios asegura que dedica entre 10 y 12 horas al teletrabajo. Para ella, esto responde a la reciente situación de su compañía, que fue adquirida por una multinacional justo antes de la emergencia.

Para ella, organizar su vida en el hogar y el trabajo es aún difícil. “Aunque vivo sola, esos platos se reproducen y se reproducen” manifiesta riendo al referirse a las tareas de casa, que incluyen la limpieza y la preparación de alimentos.

 Pese a ello, considera que su empresa está lista para manejarse con teletrabajo fuera de la emergencia, aunque aclara la importancia de definir límites, respecto al tiempo y horas en que se pueden atender asuntos de la oficina.

La exigencia por parte de su institución, de los alumnos y los padres de familia, dificultó mucho las cosas al inicio del aislamiento para Diana Hidalgo, maestra de inglés y madre de tres adolescentes.

Hay responsabilidades como preparar clase, obligación que se mantiene, pero hay tareas que se incrementaron, como la atención que debe prestar a consultas de padres de familia y sus propios alumnos.

“El otro día, uno de mis estudiantes me escribió al WhatsApp a las 02:00” cuenta y aclara que, aunque se pueden entender las limitaciones en el acceso a tecnología para varios estudiantes, no disponer de una división de espacios puede ser agotador.

Finalmente señala que, dentro de la organización de su casa, el repartir las tareas diarias le ayuda a mantener el hogar bajo control y dedicar el tiempo que necesiten sus alumnos.

La empresa puede ser flexible
Al determinar tiempos y objetivos claros, sí es posible respetar los espacios de los colaboradores.

Esta es la opinión de Andrés Vera, CEO de Skill-on, una microempresa de capacitación de personal, en formato digital.

Al momento cuenta con seis colaboradores, quienes están en modalidad de teletrabajo -desde el inicio de la emergencia- con resultados positivos para la marca y para sus clientes.

A pesar de que migrar a teletrabajo no era un objetivo y que no existía un plan para hacerlo, la transición no fue difícil.

“Muchas de las metodologías que manejábamos en el trabajo presencial son ágiles, y se adaptaron muy bien al trabajo remoto”, afirma Vera.

El cambio más importante, a raíz de la situación actual, fue la eliminación de un bono de eficiencia que entregaba al cumplir tiempos y objetivos.

Hay que saber separar espacios
Guillermo Argoti, diseñador gráfico en ConQuito, explica, desde su experiencia, que al inicio les tomó por sorpresa el cambio en la modalidad de trabajo, pero que una vez que consiguieron organizarse el trabajo fluye, incluso mejor que antes del aislamiento.

“Es importante hablar con la gente (compañeros de trabajo), y poner límites porque este trabajo es como una cadena, si uno de ellos posterga sus labores, también se posterga mi tarea” dice Argoti.

Teletrabajo: la solución actual
La pandemia del covid-19 obligó a muchas firmas a dar mayor espacio para el trabajo remoto.

La misma Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda mantener esta modalidad, para aquellos trabajos que puedan y así evitar la propagación del virus.

Jon Messenger, experto en organización del tiempo de trabajo de la OIT, ofreció algunas sugerencias para mejorar las condiciones de teletrabajo que se presentan como la mejor alternativa en la situación mundial actual.

Una de ellas es que ambas partes (trabajador y empleador) tengan expectativas claras; que las condiciones de empleo,  disponibilidad horaria y la supervisión de los resultados, sean claras antes de iniciar.

Otro punto que remarca Messenger es la confianza. Tanto directivos, quienes trabajan a distancia y sus compañeros, deben confiar los unos en los otros.

La flexibilidad por parte de la empresa es necesaria, en especial dentro de la “normalidad” actual. Se debe considerar que  muchas escuelas y guarderías están cerradas, esto podría dar paso a que se ajusten las metas de rendimiento de quienes tienen este tipo de responsabilidades. (I)

La adaptación es un proceso individual
El psicoterapeuta Octavio Huerta, explica que la situación actual puede ser estresante para las personas, por la necesidad urgente de distribuir de forma adecuada su tiempo. En su criterio profesional, una de las causas principales para ese sentimiento de estrés o preocupación, es el pensar que debemos cumplir con todos los aspectos de la vida: hogar, trabajo, familia, a la perfección. Esto, sin embargo, no es posible; en especial porque nos estamos ajustando a una nueva realidad. “El ser humano necesita un tiempo lógico para adaptarse” asegura Huerta, y esta adaptación es diferente para cada persona y necesita de su propio espacio y reglas. Para facilitar esta transición hay sugerencias como: manejarse con disciplina, establecer horarios, pautas y espacios de acuerdo con nuestra realidad. Pedir a la familia que respete el espacio y tiempo de las actividades laborales.  Ponerse metas y establecer criterios que nos permitan ordenarnos. Hay personas a las que les costará más que a otras, pero esto no significa que deban sentirse mal, porque eso solo empeora la situación. (I)

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