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El Telégrafo
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Miles de flores y detalles llegaron a los cementerios de Ecuador

En el sur de Quito, la asistencia fue multitudinaria desde las primeras horas de este viernes 2 de noviembre, en camposantos como en La Magdalena, un lugar administrado de manera comunal por aproximadamente 2.300 personas.
En el sur de Quito, la asistencia fue multitudinaria desde las primeras horas de este viernes 2 de noviembre, en camposantos como en La Magdalena, un lugar administrado de manera comunal por aproximadamente 2.300 personas.
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
03 de noviembre de 2018 - 00:00 - Redacción Actualidad

La asistencia al Cementerio Patrimonial de Guayaquil, a diferencia del año pasado, fue menor en número pero, pese a ello, las personas acudieron este viernes 2 de noviembre masivamente para rendir homenaje a sus seres queridos durante el Día de los Difuntos.

No había un solo corredor o pasaje en el camposanto donde no hubiera, por lo menos, una familia o persona al pie de un nicho o tumba.

Uno de ellos era Manuel Cáceres quien, cerca de la puerta tres, aguardaba a su esposa quien fue en busca de un pintor para dar mantenimiento al sitio donde reposan los restos de su padre, desde hace casi 15 años.

Impávido, contemplaba el paso de las personas hacia las tumbas de personajes históricos como Eloy Alfaro y José Joaquín de Olmedo. “La verdad, es un privilegio que mi padre esté entre tantos referentes del país”, aseguró.

El mayor movimiento se observó en los corredores más cercanos a las calles Julián Coronel y Pedro Menéndez Gilbert. Desde cualquier ángulo, estos espacios parecían jardines por la gran cantidad de flores, naturales y, en su mayoría, artificiales.

La regular asistencia fue más percibida por comerciantes como Miguel Ángel García, un vendedor de coco, quien afirmó que el año pasado su mercancía se había agotado en la mañana. “Son las 10:00 y no he vendido ni la mitad”, lamentó.

Mientras que en el cementerio Ángel María Canales, fundado en 1966 en el suburbio oeste de la urbe porteña, la asistencia se mantuvo tan alta como en el año pasado.

En casi dos cuadras a la redonda, el movimiento de personas y vehículos fue masivo. La Policía Nacional y la Autoridad de Tránsito Municipal, guardaron el orden y la seguridad en los camposantos que existen en la ciudad.

En Jardines de la Esperanza, en Guayaquil, los visitantes montaron guardia durante horas al pie de las tumbas de quienes fueron sus seres queridos.En Jardines de la Esperanza, en Guayaquil, los visitantes montaron guardia durante horas al pie de las tumbas de quienes fueron sus seres queridos. César Muñoz / El Telégrafo

En Quito, también se percibió una larga fila de personas que ingresaban al cementerio de La Magdalena, al sur de la ciudad, durante la mañana y tarde de este viernes 2 de noviembre.

Al interior del panteón familias enteras se dedicaban a arreglar y decorar las tumbas de sus seres queridos, como era el caso de Marco Caiza, quien con un pincel de punta fina, decoraba en donde descansa su hermano. No escatimaba en los detalles, puesto que en la lápida las letras y el año de la muerte de Juan eran de estilo gótico.

El ambiente en este cementerio no connotaba tristeza, sino, alegría y tranquilidad. La decoración con flores en las tumbas y criptas le daban color al lugar.

En las afueras, varios negocios ofrecían desde la tradicional colada morada y guaguas de pan, hasta platos típicos que la gente degustaba con satisfacción. Es característico en este lugar los kioskos de venta flores y coronas, por ejemplo, Blanca Rivera trabaja desde hace 10 años elaborando coronas de papel maché, de flores plásticas y más. La mujer indicó que los adornos los prepara con un mes de anticipación.

De igual manera, el cementerio de Chillogallo, al extremo sur de la ciudad, era visitado por cientos de personas, quienes limpiaban y mejoraban el aspecto de las tumbas. Muchos de los niños jugaban sobre ellas, regaban pétalos de rosas alrededor.

En la parte superior del lugar se escuchaba música, guitarras y acordeones daban una serenata a los difuntos. Luisa Puente comentó que cada año alquila un grupo musical para cantarle a su madre sus melodías favoritas.

Mientras que alrededor del sitio los puestos de comida típica lograban sus mejores ventas, pues al mediodía, muchas familias optaban por degustar platos como hornado, caldo de gallina, morcilla, etc, todo esto acompañado de postres como espumilla, frutillas con crema y ensaladas de frutas”. (I)

El comercio cerca de los cementerios quiteños también tuvo un arduo movimiento, especialmente, entre los vendedores de arreglos florales.El comercio cerca de los cementerios quiteños también tuvo un arduo movimiento, especialmente, entre los vendedores de arreglos florales. Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo

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