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El Telégrafo
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La calle Guayaquil es bien quiteña

La popular calle es también conocida por su "ruta de los helados".
La popular calle es también conocida por su "ruta de los helados".
Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO
26 de julio de 2018 - 15:20 - Redacción Quito

Vendedores con gorros y delantales ofrecen helados a conductores y transeúntes en una concurrida calle céntrica de la capital ecuatoriana. 

Roberto Chimbo, ayudante en un almacén de zapatos cerca del Banco Central, escapa un rato del local para adquirir su postre frío con sabor a maracuyá y chocolate. "Para el calor son lo mejor", asegura.

Desde hace tres años a la calle Guayaquil se la conoce como "la calle de los helados".  Pero a lo largo de su historia adquirió denominaciones relacionadas a las actividades comerciales que allí se realizaban, explica Patricio Guerra, cronista de Quito.

Así, esta vía también fue conocida como "Calle del comercio bajo", "Las churretas" y "Plazuela de las Carnicerías". Entre los años 30 y 40, a través de una ordenanza, fue denominada "Guayaquil".

La Heladería San Agustín funciona desde hace 117 años en el sector. Su gerente, Andrés Chaguaro, recuerda que con el ferrocarril llegaron a esta calle los mariscos y otros productos traídos del Puerto Principal. Tanto así, que en 1908 fue el auge del ceviche quiteño preparado a base de concha cocinada.

Pero en la calle Guayaquil no solo se pueden encontrar platillos y postres. Los transeúntes también pueden adquirir ropa y artículos deportivos.

Un ejemplo de ello es el almacén La Casa de los 1000 Deportes. Lorena Cruz explicó que su local funciona desde hace 38 años, tiempo en el que ha visto por la calle sinnúmero de marchas y huelgas.

Pero lo que más recuerda Cruz es el trayecto de los buses, antes de la llegada del Trolebús. "Salíamos a jugar con mis amigos del barrio, pero no era peligroso", rememora.

"En esta calle también hay planteles escolares", añade Gladys Gordón, directora de la Escuela Mercedes González, que funciona en una casa colonial de tres pisos con ventanas de madera y que forma parte del inventario patrimonial.

Roberto no duda que esta calle sea un sitio emblemático por sus locales y casas tradicionales. Pero eso no le llama la atención. “Los helados de crema son lo que más me gustan de la Guayaquil”, recalca. (I)

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