Hay que diferenciar conformismo de realidad. Ser conformista es pensar que Ecuador hizo un gran Mundial o que cumplió, pero ser realista es aceptar que la Selección tiene jugadores de menor calidad técnica que los de Suiza y Francia -y asimismo no es discutible que contamos con mejores valores que Honduras-. Ecuador llegó a Brasil conociendo sus limitaciones, pero con la misión de elevar el potencial de sus figuras para intentar igualar la participación de Alemania 2006. Rueda, según su visión y estilo, convocó a quienes creyó que eran los más destacados o con el nivel necesario para afrontar un torneo complicadísimo; pero no todos los llamados -ni los que ‘debió llamar’- están en los primeros escalones de la élite mundial. La muestra clarísima de este punto es que un solo futbolista ‘tricolor’ -Antonio Valencia- juega en un club grande del planeta y solo 4 más de los 23 elegidos por Rueda participan en el fútbol de primer mundo: Carlos Gruezo (Stuttgart de Alemania), Cristhian Noboa (Dínamo de Moscú), Renato Ibarra (Vitesse de Holanda) y Frickson Erazo (Flamengo de Brasil, donde no es titular fijo); el resto milita en clubes mexicanos, en Arabia Saudita o no ha podido salir del balompié ecuatoriano.

En cambio Suiza está integrada por 9 elementos que militan en la Liga alemana, 4 en el ‘Calcio’, 2 en España y 7 que pertenecen a equipos locales.

Y Francia, la ganadora del grupo y también candidata al título en Brasil, aporta con 11 jugadores a la liga inglesa, 2 a la liga española, 1 al ‘Calcio’, 1 al torneo portugués y el resto (8) juega para los mejores equipos de la liga nacional, repartiéndose entre los más que nunca poderosos Paris Saint Germain y Olympique de Marsella. La procedencia de los jugadores demuestra un potencial que suizos y franceses hicieron valer sobre la cancha ante la Tricolor. Es real que estos datos no le aseguran el triunfo a un equipo, pero sí marcan una diferencia entre un equipo y otro en la cancha. Ecuador no queda afuera por falta de garra o poco trabajo, sino por sus limitaciones -las que le permitieron al equipo de Ottmar Hitzfeld manejar el encuentro- y sus errores -los que le permitieron al mismo conjunto anotar 2 goles-. Cuando la calidad técnica no alcanza, las fallas son más notorias, por eso la desconcentración del segundo tanto de la primera fecha es tan recordada. Francia nos dominó, sin exigirse a fondo, porque individual y colectivamente es superior. Ecuador trató de mostrar lo mejor de su repertorio y no pudo igualar a los otros sudamericanos, porque ni Guagua es Lugano, ni Erazo es Medel, ni Felipe es Suárez, ni Walter Ayoví es Marcelo... Sin embargo, son lo mejor que tenemos, son nuestros, son los que nos llevaron al Mundial y los que siguen aportando para que Ecuador evolucione.