No todos los ecuatorianos podrán ver esta tarde el partido de Ecuador frente a Francia, junto a su familia o cómodamente instalados en sus viviendas.

Bomberos, vendedores, obreros, guardias y policías no tienen descanso, deben trabajar, pero, desde sus trincheras, se idearán formas de ver el cotejo, con el cual la Tri busca un cupo a octavos de final. Ya sea en radios, teléfonos, tablets o televisiones portátiles alentarán a la Tricolor.

En el Cuerpo de Bomberos, en Quito, esta tarde estarán de guardia 6 casacas rojas, quienes deberán atender las emergencias, que se susciten durante esta mañana.

Estarán alertas, pero también, tienen su plan B para poder el ver partido.

En el tercer piso de su oficina, en una pequeña sala de estar instalaron una televisión, en donde estarán Darwin Cachimuela (30 años), Leonardo Rubio (35 años), Gabriela Velásquez (25 años), Henry Jiménez (23 años), Javier Montero (35 años) y Milco Lara, quien es el jefe de todos ellos. “Si hay una emergencia ya saben, tenemos que salir corriendo”, cuenta Lara, quien señala que en los partidos “aunque con mala cara, pero bajan, solo tenemos un minuto para salir a atender la emergencia”.

Confiesan que una de las más sacrificadas es Gabriela Velásquez, “se ha perdido todos los partidos”, dice su compañero Javier Montero, quien lleva 11 años en la institución.

La aseveración de Montero no es mentira, pues cuentan que a su compañera de trabajo le cuentan los goles y cómo va el marcador por mensajes de celular.

Raúl Celi es cobrador del sistema Zona azul, en Quito, también trabaja como distribuidor de tarjetas de celular, en la avenida Reina Victoria.

Esta tarde mirará el cotejo junto a su amigo Henry Ortega, quien administra una hostal en la zona. “No nos perdemos ningún cotejo, entre los dos apoyamos a la Tri, dijo Ortega.

En cambio, Celi señaló que para él es complicado, “me toca estar un ojo a los vehículos y otra a la televisión”, contó entre risas.

En la avenida Ventimilla y Juan León Mera, en medio del trabajo de soterramiento de cables, Marcelo Caiza (48 años) y José Sarango (28 años), atado a un poste, instalaron una pequeña televisión portátil. “No podemos parar nuestro trabajo, pero no queremos perdernos el partido de la Tri, dijo Caiza, quien cree que el cotejo terminará 2 a 0 a favor de Ecuador.

El criterio compartió Luis Chaza, quien también trabaja como obrero en el proceso de soterramiento. “Hoy ganamos, hoy ganamos”, dijo, quien espera al menos escuchar el cotejo.

Gladys Arias tiene puestos los audífonos de su teléfono celular en las orejas. Vende caramelos, tabacos y víveres en la avenida Ventimilla.

La mujer hoy no cerrará su quiosco. “Escucharé el partido, no puedo cerrar porque el negocio es bueno”, dijo. Es madre soltera y tiene una hija de 12 años.

Para ella, el Mundial es una oportunidad para incrementar los negocios, “cuando juega la selección aumentó 20 dólares a mis ventas, es muy bueno para mi familia”, dijo.

Daniel Quishpe (26 años) y Néstor Urapari (25 años) no pueden dejar de caminar. Son policías metropolitanos y está tarde durante el cotejo están destinados a trabajar con personas en situación de medicidad. Señalan que hasta el momento no han podido ver un solo partido de la Selección.

Sin embargo, confiesan que en sus jornadas de trabajo, mientras caminan, van viendo las pantallas de las televisiones de tiendas y restaurantes. Cuando la selección meté un gol, no pueden gritar. “Solo decimos gol y seguimos trabajando”, confesó Quishpe.