Reinaldo Rueda se ha enfrentado en los últimos 3 días a una tarea que seguramente le ha resultado más complicada que preparar un partido o descifrar la estrategia de un rival: levantar el ánimo de unos jugadores caídos y golpeados por la dolorosa derrota del domingo pasado ante Suiza.

El profesor entiende que la motivación en el fútbol es tan determinante como un buen planteamiento táctico y una eficaz preparación física. Antes de viajar a Brasil, Rueda volvió a leer el libro ‘Bien hecho’, de Ken Blanchard, el escritor estadounidense experto en management que en 2005 fue nombrado miembro del Salón de la Fama de Amazon como uno de los 25 autores más vendidos de todos los tiempos. En ese texto, Blanchard expone un poderoso método para lograr un eficaz compromiso con los demás en las relaciones laborales y personales. Rueda y los 24 convocados -con Segundo Castillo incluido- establecieron un acuerdo patriótico antes de empezar a jugar el Mundial.

Ese pacto sigue vigente. No se ha quebrantado. La mística que pregona Rueda sigue intacta aún en momentos de crisis emocional.

En el partido de mañana contra Honduras, el desempeño del equipo puede ser el mejor si el grupo cree en sus condiciones y en que aún hay posibilidades de clasificarse. Rueda lo descubrió en las reflexiones de Blanchard. Olvidar y corregir es la consigna entre los seleccionados. No hay tiempo para llorar. Es tiempo de recuperar la alegría.

En 1986, antes de viajar a México, el estratega Carlos Salvador Bilardo le dijo a todos los jugadores de la selección argentina que en su maleta llevaran 2 cosas: un traje y una túnica. El traje era por si ganaban el Mundial y la túnica por si quedaban eliminados en primera ronda y tenían que autoexiliarse a Arabia Saudita. Al final todos regresaron a su país vestidos de traje y con la copa.

¿Qué les ha dicho Reinaldo Rueda a los seleccionados para asumir las derrotas? Aprender de los errores. El martes pasado, antes de la práctica matutina en el hotel Vila Ventura de Viamao, el DT y los jugadores mantuvieron una reunión que duró poco más de una hora. Cada uno asumió su culpa. El entrenador dejó este encuentro para el martes intencionalmente. Pensó que lo mejor era asumir las responsabilidades con la cabeza fría, sin las ofuscaciones que anulan la capacidad de tener un razonamiento objetivo. En la Selección, para analizar los errores es necesario un alto grado de concentración. El trabajo psicológico es determinante en la metodología de enseñanza de Rueda. Les ha pedido a sus dirigidos que conserven la humildad aun cuando ganen. Para él la sencillez también juega al fútbol.