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El Telégrafo

Alfredo Gios, toda una vida dedicada al ciclismo

Alfredo Gios está vinculado con la empresa desde 1948. Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO.
Alfredo Gios está vinculado con la empresa desde 1948. Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO.
25 de febrero de 2015 - 15:24

Lo que nació en 1948 como un pequeño taller de bicicletas como sustento para el otrora ciclista Tolmino Gios por la difícil situación económica tras la Segunda Guerra Mundial en la ciudad italiana de Turín, hoy Gios es una multinacional reconocida por ciclistas y aficionados en todo el planeta.

La visión de negocios que tuvo Alfredo Gios, hijo de Tolmino, permitió el desarrollo de esta marca italiana de bicicletas que explotó en la década de 1970 cuando se unió con la empresa de chicles Brooklyn para fundar el primer equipo de ciclismo con el que trabajó Gios.

¿Qué le motivó a su padre Tolmino a dedicarse al negocio de las bicicletas?
Era un tiempo muy duro después de la Segunda Guerra Mundial y no había facilidades de empleo. Disfrutaba mucho de la bicicleta y se puso el taller para salir adelante.

Usted empezó a manejar la empresa 10 años después. ¿Prefería el aspecto empresarial antes que el deportivo?
Tuve una afición de familia por el ciclismo gracias a mi padre y empecé a correr en pista desde muy pequeño pero ya a los 18 años cuando empecé con el trabajo, aposté por este aspecto y dejé de montar bicicleta. Mi vida siempre ha sido hacer negocios y estar vinculado en el aspecto ciclístico.

Imagino que al inicio la producción de bicicletas era de manera rústica...
Las primeras bicicletas se las fabricaba en una casa pequeña. En un dormitorio había una especie de corral donde se colocaban los ejemplares nuevos y al fondo había un pequeño taller donde se las preparaba. Trabajaban dos empleados conmigo y yo les daba una mano.

¿Su hermano Aldo también aportó en la empresa?
Él se unió a Gios en 1966 y en la actualidad maneja una pequeña tienda de ciclismo en Turín, pero tenemos el acuerdo de que no puede comiercializarlas fuera de Italia pues yo soy el dueño de la marca en todo el mundo.

Gracias a usted la firma Gios se dio a conocer mundialmente...
Ha tenido un gran desarrollo especialmente en la década de 1970, donde nos tocó incrementar la producción de bicicletas cuando se produjo la unión con la empresa Brooklyn. Vimos necesario tener un equipo profesional y en 1972 se estableció el equipo Brooklyn de Giorgio Perfetti.

¿Cómo se dio el contacto con Brooklyn?
Fue una situación muy rara. Yo tenía un stand en la Feria de Bicicletas de Milán en 1972 y exponía un modelo de bicicleta que no era para carreras sino de paseo que la llamé Easy Rider, en referencia a la película estadounidense del mismo nombre que estaba de moda en esa época. Corrían con una moto chopper a través de Estados Unidos para llegar al carnaval de Mardi Gras.
La particularidad de esa moto es que tenía la llanta delantera más pequeña y la bicicleta que exponíamos tenía el mismo diseño. Perfetti, dueño de la empresa Brooklyn que se dedicaba a la venta de chicles, quiso hacer un sorteo con sus clientes y nos pidió 100 bicicletas Easy Rider.

Y gracias a las Easy Rider Perfetti decidió formar un equipo de ciclismo. ¿Usted quería ser parte de esta iniciativa?
Me enteré a través de la prensa que Brooklyn quería establecer un equipo profesional de ciclismo en 1973 y me contacté con Perfetti, con quien mantenía buenas relaciones, para ser el sponsor técnico de la agrupación. Pero fue un dolor de cabeza, porque nunca estuvimos preparados como empresa para crear bicicletas de ruta.

Las bicicletas Gios son reconocidas por su color azul intenso. ¿Siempre fue así?
Cuando recién empecé a trabajar en Gios, el color era blanco marfil, luego pasamos al naranja. Cuando se plasmó el convenio con Brooklyn en 1973, el equipo tenía un uniforme similar a la bandera de Estados Unidos con azul, rojo y blanco a rayas y la bicicleta naranja no combinaba con esa indumentaria.
Me reuní con el señor Perfetti y decidimos que uno de los 3 colores de la bandera era adecuado y se apostó por el azul. Y a partir de ese año nos hemos mantenido con el azul en nuestros ejemplares.

¿Todas las bicicletas son azules, no hay otros colores?
Tenemos una imagen de marca. La gente en todo el mundo ya la conoce y la llama Azul Gios. Es una gran satisfacción para mí tener esa identidad. Hemos perdido ventas y convenios con equipos por el color, pues prefieren otras tonalidades y no hemos hecho excepciones.

Ahora las bicicletas se las produce en la fábrica Gios en Taiwán...
Hay un pequeño taller en Turín donde se producen ejemplares para la venta local. Todos los modelos que se comercializan en el extranjero se elaboran en la fábrica de Taiwán. Viajo constantemente al país asiático y también a Hong Kong donde está la oficina internacional de ventas.
Trabajan conmigo 4 personas en Italia con las que planificamos los nuevos diseños y los mandamos a Taiwán. Me gusta trabajar allí porque tienen una especialidad extraordinaria con el carbono.

¿Usted también diseña?
Todo el proceso pasa por mi control, yo soy el presidente de la compañía pero también me gusta mucho diseñar y tengo un equipo de trabajo especializado.

¿De dónde nace la inspiración?
Estoy muy documentado. Asisto a todas las ferias de bicicletas que hay. Investigo sobre el desarrollo y la moda de estos vehículos. Tengo una capacidad para comprender cuales son los diseños que más llaman la atención a los aficionados y corredores. Busco que los modelos sean aerodinámicos.

¿Cuántos modelos maneja la marca Gios?
Producimos 20 mil bicicletas al año con 41 modelos distintos. Nos especializamos en ejemplares para carretera (alta y baja gama), de paseo y de competencia para niños, pero no hacemos de montaña pues no es nuestra tradición.

¿Cuándo empezó con el negocio, creyó que se desarrollaría tanto como lo hizo?
A partir del año 1970 he participado en las principales ferias de bicicleta en el mundo, por lo cual tengo bastante experiencia para conocer qué paises son los más desarrollados en ciclismo y cuento con un socio fenomenal. El japonés Hiroto Tahashi es el responsable de la oficina en Hong Kong. Me gusta tratar con japoneses porque son muy serios en el trabajo, con él tengo un contacto diario.

¿Actualmente monta bicicleta?
Ahora ya no. Hasta hace 8 años si me gustaba pasear en bicicleta. Daba pequeñas vueltas en Alicante donde vive mi hijo Aldo. Hay una ciclovía cómoda para pasear junto al mar. En Turín no salía porque me daban miedo los carros.

¿Por qué decidió vincularse con el Movistar Team Ecuador?
Creo que va a dar mucho este convenio porque Movistar es una empresa grande y famosa que en unión con Gios los resultados serán inmediatos. Me contacté con Jaume Rovira (integrante del Movistar) quien fue un excorredor mío y él me comentó que Melchor Mauri estuve en el cuerpo técnico del Movistar y lo llamé porque también lo tuve como corredor.

¿Hubo química inmediata?
Melchor me puso en contacto con Domenec Carbonell (director deportivo del equipo) y se resolvió muy rápido. Los primeros días de noviembre de 2014 nos encontramos en Barcelona. Fue un acuerdo de caballeros, no firmamos ningún contrato pues ellos conocen de mi trayectoria y seriedad y yo sé lo que representa Movistar; esos son los mejores contratos. Nos beneficiaremos los dos.

Sus bicicletas han formado parte de las 3 grandes vueltas ciclísticas…
Si. Muchas ocasiones. Ciclistas con Gios han ganado el Giro de Italia, el Tour de Francia, la Vuelta a España y múltiples etapas. Pero ahora el ciclismo está muy caro. Tuve la oportunidad de formar un equipo Pro Tour ‘Gios’ pero es muy caro. No puedo gastar un millón de euros además de todas las bicicletas, me parece una locura. Creo que el ciclismo debe redimensionarse un poco.

Debe ser una experiencia única vivir por dentro un Tour de Francia…
Es un ambiente fantástico, hay mucha gente alrededor de los deportistas, se respira ciclismo pero en los últimos años ha cambiado mucho. Antes había más aventura y era puro. Y es una gran satisfacción observar mis bicicletas en esta competencia.

¿El caso de dopaje de Lance Armstrong refleja esa impureza del deporte?
Fue una situación horrorosa. Nunca pensaba que una persona como él que batalló con tanta fuerza para vencer el cáncer pueda ser capaz de doparse. Los campeones son los deportistas con más clase Si le das droga a un corredor de con poca capacidad, no tendrá resultados, si le das a un campeón, sus resultados serán más grandes y Armstrong es un gran campeón.

¿A qué edad un ciclista llega a su madurez deportiva?
El verdadero campeón se ve a los 22 o 23 años. Después la edad ideal es 26 años. Pasados los 30 ya es más complicado destacarse.

Trabajó junto a Kelme, escuadra que fue Pro Tour….
Participábamos en todas las carreras importantes. Estuve con ellos 6 años desde 1994 y 1999. Tenía una gran relación con el dueño pero llegó la empresa Look que ofreció mucho más dinero del que yo podía pagar. Y el dueño habló conmigo casi llorando y me dijo: ‘Alfredo como puedo rechazar esta oferta’.

¿Mantiene relaciones con los ciclistas?
Con los integrantes de Kelme tengo una buena amistad. Entre ellos Fernando Escartín y Ángel Edo, me llaman y conversamos de ciclismo.

¿Sus hijos se vincularon al ciclismo?
El mayor de ellos, Luca, es director internacional de ventas de Kelme. No decidió ser ciclista pero asistía conmigo a las carreras y forjó una amistad con el dueño de Kelme y ya lleva 17 años en la empresa. Mi otro hijo Paolo tiene una empresa de tecnología.
Imagino que su esposa Carla es su apoyo incondicional…
Si me respalda pero dice que soy exagerado por esta afición, pero la pasión por el ciclismo es la que me permite seguir adelante. No pasa mucho tiempo en las competencias. Llega cuando empieza una carrera y se regresa a Turín. El ciclismo es complicado porque no es como el fútbol que se juega un partido y se regresa a casa. En este deporte estás hasta 20 días fuera de casa, con traslados de una ciudad a otra.

Turín es conocida mayormente por la Juventus…
Es verdad. A veces me preguntan de dónde soy y les digo que de Turín. Me responden que queda cerca de Milán y si es cierto pero es una ciudad de un millón de habitantes entonces no es tan pequeña.

¿Acude al estadio a ver a la Vecchia Signora?
Antes si iba, ahora ya no asisto. Y tiempo atrás tenía el carné de socio y disfrutaba de los partidos. Ahora el fútbol se ha vuelto muy violento. Para mí el mejor jugador que vistió la camiseta de la ‘Juve’ fue (Zinadine) Zidane, fue una estrella. Tenía una técnica impresionante y la sencillez con la que tocaba el balón era única.

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