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Snacks estudiantiles cuestan hasta $ 1,25 afuera de los colegios de Quito

José Duque fotografió el lunes 2 de septiembre de 2019 a los más pequeños en su primer día de clases. El hombre de 66 años trabaja junto a su esposa, que es quien se disfraza.
José Duque fotografió el lunes 2 de septiembre de 2019 a los más pequeños en su primer día de clases. El hombre de 66 años trabaja junto a su esposa, que es quien se disfraza.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
03 de septiembre de 2019 - 00:00 - Redacción Economía

Los estudiantes no fueron los únicos que se alistaron para el regreso a clases. Varios negocios de los alrededores de las instituciones educativas también se prepararon para recibir a sus principales clientes.

Este 2 de septiembre de 2019, los alumnos del régimen Sierra y Amazonía comenzaron el año lectivo 2019 - 2020. Los comerciantes aumentaron su producción, pues vislumbran que sus ventas mejoren en este ciclo.

A lo largo de la calle Sucre, por ejemplo, frente a la Unidad Educativa Municipal Experimental Sucre, pequeñas tiendas y restaurantes se alistaron para atender la nueva demanda.

Verónica Salazar instaló una mesa en la entrada de su tienda para vender sánduches y los tradicionales chochos. Asegura que durante las vacaciones sus ventas bajaron el 80%, de modo que espera recuperar esa caída con el regreso a clases.

Unos pasos más abajo, en un pequeño local, Maruja Calderón vende salchipapas, papipollos y papicarnes desde $ 1 hasta $1,25. Este lunes 2 de septiembre de 2019 aumentó de uno a dos baldes con papas peladas y picadas para hacer los platillos.

Tiene la esperanza de que las ventas crezcan. “Los que eran mis clientes ya se graduaron. Ahora me toca hacer nueva clientela y eso es bien duro”, comenta la adulta mayor.

Calderón estima que los 15 platos que vendía al día en vacaciones durante el año lectivo se incrementen a 40. Varios metros más adelante, María, quien prefiere no dar su apellido, alquila cabinas y vende papipollos. Cerca del mediodía del lunes atendió a sus primeros jóvenes clientes.

Durante las vacaciones vendía una arroba de papas y dos pollos al día. Para el inicio de clases se preparó con un quintal de papas y cuatro pollos. Con el regreso de los estudiantes no solo los negocios que atienden todo el año se reactivan, sino que es la oportunidad para reabrir emprendimientos familiares.

En las afueras de la Unidad Educativa Matovelle, en el centro de Quito, José Duque fotografía a los estudiantes en su primer día de clases. Los retratos los hace en la calle con un fondo de la bandera del Ecuador y junto con un personaje infantil. Hasta las 10:00, Duque ya había fotografiado a 25 niños. Entrega en ese momento las imágenes, que tienen un valor de $ 2,50.

Ángelo Chicango reabrió las puertas de entrada a su casa a los estudiantes del colegio Fernández Madrid. En una pequeña mesa y letreros hechos en cartón, él y su madre venden cevichochos con bolos a $ 0,50 y $ 1, además de helados a $ 0,25. El joven espera vender más de 30 platos de cevichochos y 30 helados cada día.

Frente a Chicango, también volvió Mariana Toaquiza. Ella atiende solo durante el periodo lectivo. La mujer vende dulces, canguil, chifles y chochos. Se ubica junto a la puerta de entrada al colegio. Lleva trabajando allí 18 años. Dice que conoce a sus clientes desde que eran pequeños y que los vio crecer hasta que se graduaron del colegio. (I)

ventasÁngelo Chicango espera expandir sus ventas este año y arrendar un local para no tener que vender sus productos desde la puerta de su casa. Foto: John Guevara / El Telégrafo

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