Valor de uso y bienes comunes, frente a la privatización del mundo

¿La salud, el conocimiento, la educación, la tecnología, la ciencia, se los debe valorar monetariamente?

Reduciendo a valor monetario a todos los productos, bienes y servicios, la ley de mercado capitalista busca hacer conmensurable lo que en realidad es inconmensurable. En su afán de acumulación ad infinitum, ha pretendido dotar de precio monetario a bienes de interés público (salud, educación, conocimiento, ciencia e innovación) que difícilmente pueden ser cuantificables.

La mercantilización generalizada y sin límites nos ha llevado a creer que todo puede valorarse económicamente en el mercado capitalista, que a todo se le debe poner un precio y en tal razón todo puede venderse incluyendo lo que debe ser invendible. Problemática aún más inquietante, si consideramos las limitaciones que tiene la democratización del conocimiento en universalizarse, en un mundo neoliberal que ha llegado a hacer de la ciencia y el conocimiento una mercancía.

El modelo neoliberal de Propiedad Intelectual percibe al conocimiento como un bien privado, de esta forma los diversos monopolios y oligopolios imposibilitan el aprovechamiento social del conocimiento. El capitalismo cognitivo quiere mantener al conocimiento como un bien escaso, del cual se deben extraer utilidades, anteponiendo de esta manera el valor de cambio por sobre el valor de uso.

El proyecto de Código Orgánico de Economía Social del Conocimiento presentado por el Presidente de la Republica y René Ramírez, secretario nacional de la Senescyt, en la sabatina Nº 350, hace parte de esas innovadoras políticas del Socialismo del Siglo XXI, cuyo fin es la desmercantilización de la propiedad intelectual.

Solo una democracia con perspectiva social puede entrelazar a los medios con las necesidades, facilitando la transferencia tecnológica y el acceso abierto al conocimiento y la cultura. Romper la tradicional dependencia cognitiva permitirá fortalecer el desarrollo de la actividad creativa y la innovación socio-económica de los ecuatorianos.

La desmercantilización de los bienes comunes (educación, salud, ciencia, innovación, etc.) está directamente relacionada con la recuperación de los valores de uso, que deben ser amplios y abiertos para todos los ciudadanos. La Economía Social del Conocimiento nos propone anteponer una producción solidaria y comprometida, reconocer la pluralidad de propiedades intelectuales (pública, privada, colectiva) y concebir al conocimiento como un bien infinito y a su vez como bien público.

Hemos asistido desde los años 70 a una absolutización de los derechos de propiedad, a una apropiación del conocimiento y las producciones intelectuales y artísticas por parte de las multinacionales privadas. El conocimiento y la información se convirtieron en otra forma de mercancía-capital. La privatización de los bienes comunes así como la destrucción de las solidaridades generada a lo largo de todo el período neoliberal, favorecieron exclusivamente a las empresas internacionales sin mayores beneficios para nuestro país.
Frente a la privatización generalizada del mundo (de los saberes, del espacio, de la vida), que anula a los valores de uso y las solidaridades en función de la apropiación privativa, surge ahora la Economía Social del Conocimiento como una nueva forma de recuperación y acceso a los servicios públicos y bienes comunes, parte sustancial de los objetivos trazados por el Socialismo del Siglo XXI.