Punto de vista
Una tecnología transformadora
La propulsión de un vehículo eléctrico (EV, acrónimo en inglés de Electric Vehicles) proviene de motores que se alimentan de energía eléctrica en lugar de combustibles fósiles (derivados del petróleo), por lo que su nivel de contaminación ambiental es menor y por eso es considerado un vehículo ecológico.
Indiscutiblemente, esta tecnología está revolucionando la eficiencia energética de la transportación, pero al igual que cualquier nueva tecnología, se enfrenta a barreras para su adopción por parte de un mercado que no está familiarizado con sus beneficios.
Conociendo el hecho de que las fuentes de energía se clasifican en dos grandes grupos: 1) fuentes renovables, aquellas provenientes de recursos ‘ilimitados’ y que luego de ser utilizadas se pueden regenerar de manera natural o artificialmente; y 2) fuentes no renovables, aquellas provenientes de recursos ‘limitados’, cuya rapidez de consumo es superior a su rapidez de generación, como una recomendación y, similar a lo que se está implementando en otras partes del planeta.
El Gobierno Nacional debería crear una Secretaría o Departamento de Energía y Cambio Climático con el objetivo de garantizar que para el 2030 –por ejemplo- al menos el 80% de la producción total de energía sea proveniente de fuentes renovables, considerando la responsable inclusión de una reforma al mercado energético, lo cual sin lugar a dudas impactará positivamente en el cambio de la matriz productiva.
Adicionalmente, se debe tener en cuenta que el cambio de combustible en la transportación (pública y privada), de gasolina y diésel a electricidad, además de que permitirá disminuir las emisiones de GEI (gases efecto invernadero), también puede abordar los retos relacionados con la seguridad energética y la calidad del aire urbano, pudiendo y debiendo ser considerados en la Constitución de la República.