Tres mujeres trazan el rumbo del Banco Central
Hace poco más de 90 años el Banco Central del Ecuador (BCE) empezó a funcionar. Abrió sus puertas exactamente el 10 de agosto de 1927 y por primera vez en su historia tres mujeres son quienes llevan el timón.
No significa que antes no hubo mujeres ocupando los más altos cargos, la diferencia es que ahora la gerencia general y dos de las cuatro subgerencias son manejadas por tres mujeres al mismo tiempo.
En Ecuador no es común tener una presencia mayoritaria de mujeres en plazas estratégicas.
Las cifras lo confirman. Apenas el 37,1% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, tanto en la administración pública como en empresas privadas, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Verónica Artola, gerente general del BCE; Janeth Maldonado, subgerente general; y Katiuvshka Yánez, subgerente de Programación, compartieron sus experiencias con EL TELÉGRAFO.
Maldonado y Yánez son funcionarias de carrera del Banco Central. Cada una ingresó a la institución al poco tiempo de culminar sus estudios universitarios en 1995 y 1994, respectivamente.
Artola se ha desempeñado en varias entidades, pero su primera experiencia con el Banco fue en 2005 cuando ganó un concurso para jóvenes profesionales.
Ninguna mencionó casos de limitaciones o discriminación a lo largo de sus carreras profesionales.
Muchas de sus anécdotas destacan el hecho de que eran las únicas mujeres en ámbitos tradicionalmente desempeñados por hombres, lo cual refleja la reducida participación del sexo femenino en el campo laboral.
Lejos de sentirse amilanadas, para ellas eso es sinónimo de orgullo porque significa un reconocimiento a su esfuerzo. “Que tres mujeres estén al frente del Banco Central no es una coincidencia, es una retribución a los méritos de las capacidades y habilidades”, dijo Katiuvshka Yánez, quien además es madre de dos hijos.
No obstante, las tres reconocen que todavía falta mucho camino por recorrer hasta lograr una sociedad más equitativa.
Para tener una idea más clara, Artola mencionó que en un encuentro con inversionistas la semana pasada llamó la atención del presidente de la República, Lenín Moreno, al señalarle que ella era la única mujer en medio de una mesa integrada por nueve hombres.
Para una mujer ejecutiva y madre a la vez es común recibir preguntas sobre cómo logra dividirse entre el trabajo y el hogar, cuestionamiento que no es habitual hacerle a un hombre.
Las tres funcionarias madrugan todos los días entre las 05:00 y 05:50, y alistan a sus hijos para que vayan a la escuela o dejarlos al cuidado de una niñera. Después de eso se dirigen a sus oficinas.
Para Maldonado el ser madres les da un valor agregado a las mujeres ejecutivas, pues demuestran más empatía y otras características que las destacan.
Al igual que Artola y Yánez, Maldonado está convencida de que el mejor equipo de trabajo es el que está integrado por hombres y mujeres en igualdad de condiciones.
No se trata únicamente de más presencia femenina sino de que esta sea fruto del respeto mutuo. (I)