Supermercados influyen en el sector inmobiliario
En Quito funcionan 95 supermercados de 12 franquicias distintas. Ofrecen sus servicios a los 2’068.730 residentes de las zonas urbanas y suburbanas de la ciudad. Para muchos tener uno de estos locales comerciales cerca de la vivienda influye en el momento de decidir si compra o arrienda una.
Según un estudio de Properati, plataforma digital de compra y venta de inmuebles, en el centro norte de la ciudad, que incluye el Comité del Pueblo, La Carolina y La Mariscal, funcionan 31 supermercados que atienden a las 416.634 personas que habitan en el sector.
En el Valle de Tumbaco, donde están Cumbayá, Pifo, Tumbaco y Puembo, hay ocho supermercados que abastecen de productos a 110.581 habitantes.
En la zona norte, desde San Antonio hasta Cotocollao, los 416.634 vecinos cuentan con 19 de estos locales comerciales.
En el sur hay 28 para las 748.184 personas que viven desde Chillogallo, Puengasí, Guamaní hasta Turubamba. En el centro colonial, donde habitan 221.134 personas hay 7 supermercados.
En el Valle de los Chillos hay dos supermercados. Ahí viven 121.245 personas. Fuera de los límites de Quito, como Sangolquí, existen ocho supermercados más.
Los supermercados y las unidades educativas, como prioridad
A criterio de Laura Peñafiel, CVR agente asociado Re/Max capital, que haya un supermercado cerca de casa sí influye al tomar una decisión, pero no es determinante.
Según Peñafiel, estos almacenes, sumados a entidades financieras, centros comerciales y unidades educativas, incide el 70% en el momento de optar por un sitio. En la actualidad, las personas también buscan privacidad y tranquilidad en su hogar. Pero, además, quieren comodidad para su vida diaria, desean que todo esté cerca.
A criterio de Germán Carvajal, de la Dirección Inmobiliaria de Market Watch, los factores que influyen en la adquisición de un inmueble dependen del estrato económico.
Para el nivel alto es medianamente importante que esté cerca un supermercado. No obstante, para las personas de estrato medio y medio bajo, sí lo es. Este nivel de prioridad se debe a si se tiene o no un vehículo propio.
Lo que sí define la compra de una vivienda en cualquier estrato es el precio y la ubicación. En cuanto a esta última, el estrato alto busca lugares de moda, cerca de colegios importantes y vías de desplazamiento rápido.
Los otros segmentos priorizan que esté cerca del transporte público y también unidades educativas. “El estrato alto, por ejemplo, busca vivir cerca a uno de estos servicios como supermercado, pero no junto a ellos. Mientras que los otros estratos quieren estar lo más cerca posible”, dice Carvajal.
Pros y contras de tener cerca estos establecimientos
Andrea Endara arrienda un departamento, hace un mes, en el barrio Quito Tenis. Asegura que optó por ese sector del norte porque es tranquilo y accesible a algunos servicios comerciales.
Actualmente busca una casa para comprar. Considera que es importante tener cerca un supermercado porque le ahorra tiempo al hacer las compras. Pero a ella no le gustaría vivir junto a este, pues quiere que su hogar sea un lugar tranquilo, sin ruido ni tráfico, algo que a su criterio sí causa uno de estos locales comerciales.
De estos inconvenientes se queja Noemí Navarro. Ella vive hace cuatro años frente a un supermercado en la calle Isabel la Católica. Asegura que las largas filas de autos para ingresar al local incomodan al barrio. A eso se suma el ruido. Además, al ser un lugar concurrido, los productos se terminan enseguida. Así que prefiere comprar sus cosas en un supermercado lejano.
Según una encuesta realizada por EL TELÉGRAFO este jueves 4 de julio, desde las 09:24 hasta las 16:30 en Twitter, de los 229 votantes, el 59% aseguró que al buscar una vivienda sí toma en cuenta la existencia de supermercados en los alrededores.
El especialista de Market Watch indica que los hábitos de consumo inmobiliario cambian constantemente. Estar cerca de diversos servicios, como estas tiendas, es la preferencia desde hace unos ocho años.
Incluso los gustos por el tipo de vivienda varían con el tiempo. Germán Carvajal explica que, por ejemplo, en 2010 el 70% de los proyectos inmobiliarios era de casas, ahora el 70% de la oferta es de departamentos. (I)