El Ecuador es un país muy rico en recursos hídricos. Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), el país cuenta con 31 sistemas hidrográficos, 79 cuencas, 153 subcuencas y 871 microcuencas.

La Secretaría Nacional del Agua (Senagua) señala que aproximadamente en el 55% de la superficie nacional se observa un exceso hídrico permanente, principalmente en la Amazonía. Mientras que en el 44% restante se registra un déficit hídrico durante varios meses del año.

Esto ocurre en varias provincias del Litoral como Guayas, Manabí, Santa Elena, El Oro, y en gran parte de la Sierra, principalmente Loja, y también en la región Insular.   

Pablo Lloret, experto en gestión del agua, manifestó que la superficie cultivable del país es de tres millones de hectáreas, pero que apenas tenemos un tercio de la superficie cultivable bajo riego. “Actualmente tienen sistemas de riego un millón y medio de hectáreas, de las cuales se están regando solo 900.000, lo que significa que existen 600.000 hectáreas que tienen infraestructura de riego, pero no la utilizan por diferentes factores”, puntualizó.

La agricultura es la actividad que más  agua de la naturaleza consume a nivel mundialAl respecto, Silvana Vallejo, viceministra de Desarrollo Rural del Magap, señaló que existen muchas razones por las cuales la infraestructura de riego no es aprovechada. “A veces se construyeron por simple demanda, porque pensaron que la necesitaban, o quizás sí la necesitaban pero no existió un trabajo de fortalecimiento organizacional, o se construyó la infraestructura simplemente por hacerlo, sin una planificación”, indicó.

Por esta razón, dijo, se está trabajando en la rehabilitación de  estas hectáreas que no cuentan con sistemas adecuados de riego. “Ahora se piden proyectos, una planificación, en donde exista una comunidad que demuestre que necesita de esta infraestructura y que está lo suficientemente organizada para administrar el uso del agua”.   

Señaló también que en el país existen 700 mil familias con agricultura familiar campesina o Unidades Productivas Agropecuarias (Upas),  que dependen del riego.

“No todos tienen riego, apenas el 30% de Upas (familias con alrededor de ocho miembros) cuenta con sistemas de riego, por eso  hay mucho por hacer, porque sin riego no hay desarrollo rural, no hay vida, no hay producción”. Expresó que una parcela o finca con riego es diferente a una sin riego, porque pueden llegar hasta a 15 veces más los ingresos, la productividad, dependiendo del cultivo y la asistencia técnica. “Por ejemplo, en el caso del maíz, solo por tener agua podría incrementar su ingreso hasta en mil dólares por familia; obviamente si a esto sumamos una semilla certificada, estabilidad de precios, más un paquete tecnológico, el ingreso por familia puede llegar hasta tres mil dólares”, precisó.  

Esto, dijo, ayuda a incrementar la economía de una agricultura familiar campesina, a combatir la pobreza y generar mayor soberanía alimentaria.

Lloret explicó que el riego ocupa el 80% del agua disponible en la naturaleza. “Es decir, 8 de cada 10 litros que están en los ríos, en aguas subterráneas, en las fuentes, van destinados a la agricultura; del 10% al 12% del agua disponible de la naturaleza se destina para el consumo humano, y el porcentaje restante va para otros usos”.

Los usos dependen de la región o el país, y se destinan a actividades como la minería o la industria. La disponibilidad del agua se mide por tres factores: calidad, cantidad y acceso.