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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Publicidad incita el uso de las tarjetas

Muchos individuos intentan mejorar la calidad de vida o su estatus en la sociedad adquiririendo bienes y servicios a toda costa, lo que no necesariamente quiere decir que sea un comportamiento correcto o errado, explica Homero Ramírez, director de la Escuela de Sociología de la Universidad de Guayaquil, en referencia al riesgo de sobreendeudamiento de un porcentaje de familias ecuatorianas.

El académico considera que el antecedente para esta situación es el inicio de la dolarización en el país, cuando empezó cierta estabilidad económica en los hogares, porque la  inflación se volvió manejable. Afirma que en ese momento los requerimientos para otorgar dinero plástico casi desaparecen y las personas accedieron a las tarjetas.

Así, las empresas emisoras saben que en el mercado hay una liquidez de más de 3.000 millones de dólares y cerca de un millón de hogares que buscan mejorar su estatus, entonces permiten el ingreso masivo de personas a los créditos de consumo. En los últimos 5 años los tenedores de tarjetas de crédito se han duplicado por la dinamización de la economía, analiza Ramírez.

“Anteriormente era una meta tener una tarjeta de crédito cuando había que  obligadamente colocar un garante, incluso, iban a las casas de quienes la demandaban a verificar si era verdad lo aseverado. Ahora  las personas tienen 2 ó 3 tarjetas, sin garantes y son invadidas por publicidad que incita a la compra de bienes y servicios”, dice.

El director de la Escuela de Sociología indica que el país vive “un boom del dinero plástico” que demanda publicidad excesiva de los medios de comunicación que son coautores culpables de la decisión de las empresas emisoras de inducir al gasto, que es justamente el sobreendeudamiento que tienen las personas tenedoras de las tarjetas.

Sigilfredo Ruilova Peralta, investigador y sociólogo del Centro de Estudios Converp, comparte el criterio con Ramírez de que tener 2, 4 ó 6 tarjetas y la masiva publicidad motiva el gasto descontrolado.

“Por ejemplo, lo correcto es que las personas direccionen el uso de las tarjetas a la compra de bienes, como enseres para el hogar, estudio, materia prima, entre otros. Este es el camino adecuado. Sin embargo, es común observar en un local de alimentos o bebidas, donde las personas preguntan cuál tarjeta utilizar”.

Refiere que las cadenas de venta de línea blanca (omite nombres) permiten que se pague con tarjeta la entrada de cuota inicial para  adquirir un electrodoméstico, aunque el costo supere el cupo. Aquello es una grave   irresponsabilidad y sobrepasa los límites de pago de quien tiene la tarjeta.

Walter Spurrier, en una entrevista con este diario, asevera que los propietarios de los locales comerciales “están alegres, porque ellos venden todo actualmente”. La razón es la inyección de recursos que hay en la economía por la inversión estatal y el aumento de salarios en el sector público.

El sociólogo Jorge Obaco puntualiza que el individuo responde a un estímulo que en este caso lo presentan los medios de comunicación que difícilmente se puede controlar, porque cumplen su función de dar a conocer un servicio o producto a la comunidad. “Si no fuera así, pocos conocerán donde comprar con Diners o Cuotafácil”.

Opina que el camino para prevenir el sobreendeudamiento está en los órganos de control que puede ser rigurosos al no permitir que una persona que gana $ 1.000 gaste más de $ 300 en un mes con el dinero plástico. Eso es electrónico y fácil de controlar. Los emisores también deben hacer campañas en este sentido en los medios de comunicación para prevenir la morosidad.

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