Cerca de 60 campesinos de santa elena han optado por emplear métodos biológicos para cuidar los cultivos de maíz
Productores enfrentan plagas sin químicos
Desde hace un año, Luis Ramos, productor del sector Zapotal, en Santa Elena, se dedica a cultivar maíz sin utilizar químicos. Él usa métodos biológicos que le ayudan a combatir las plagas.
“La producción no disminuye nada y más bien veo que el maíz sale parejo”, indicó Ramos, quien es beneficiario del Proyecto Integral de Desarrollo Agrícola, Ambiental y Social de Forma Sostenible del Ecuador (Pidaasse), que ejecuta el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap).
Tiempo atrás, para evitar la presencia de plagas, Ramos preparaba una mezcla con químicos para fumigar las plantas de maíz.
En dicha actividad exponía su salud, además de que eliminaba las plagas y los insectos benéficos como polinizadores y parasitoides, que vivían en el cultivo de maíz.
Sin embargo, ahora en máximo una hora coloca huevos de insectos benéficos en sitios previamente determinados por los técnicos del Pidaasse, sin tener que exponerse a ningún producto químico. En un determinado tiempo los huevos se romperán y saldrán los adultos de los parasitoides que luego se encargarán de combatir las plagas. Este sistema de control se denomina método biológico.
Fermín Fuentes, especialista en Sanidad Vegetal, afirmó que “el control biológico es la utilización de parasitoides y depredadores, así como virus, bacterias, hongos y nemátodos, para disminuir las poblaciones de plagas en los cultivos, y tenerlas por debajo del umbral del daño económico”. Esto significa que la planta puede estar afectada, pero el rendimiento no disminuirá.
En Santa Elena se aplican métodos biológicos en 108 hectáreas de cultivos de maíz, en las zonas de Colonche, Zapotal, El Azúcar, Balsas, Manantial. Aquí están involucrados alrededor de 60 productores.
La campaña la realizan contra el cogollero del maíz y el taladrador del maíz o barrenador del tallo.
Fuentes aclaró que los usan contra toda plaga que afecta a la gramínea, ya que existen otras secundarias, que también son controladas.
Vicente Villón y Henoc Yonce, técnicos del Pidaasse, explicaron que para controlar al cogollero del maíz –en cualquiera de sus cuatro fases: huevo, larva, pupa y adulto-, por ejemplo, utilizan el insecto denominado Chrysopa. Se necesita de una media hora para aplicar 10.000 individuos por hectárea.
La Chrysopa se reproducirá cada 15 días, mediante la postura de huevos, que luego se convertirán en insectos que depredarán plagas como larvas pequeñas de cuerpo blando y huevos de insectos, atacando a pulgones, escamas, piojos, etc.
Mariuxi Gómez, asesora científica del Magap, explicó que “el manejo integrado de plagas es una herramienta fundamental de la agricultura sustentable”, porque con el uso de los métodos biológicos “se establece un equilibrio ecológico entre las plagas, sus enemigos naturales y el agroecosistema”.
Gómez mencionó algunas ventajas de aplicar estos procesos biológicos. Por un lado, el consumidor se lleva productos sin contaminación química; y por el otro, al no utilizar productos químicos, los agricultores ahorran unos $ 300. (I)