Durante los próximos siete años, al menos tres nuevos proyectos mineros entrarán en su fase de producción. El primero, “aunque con el 50% de probabilidad” como dice el viceministro de Minas, Fernando Benalcázar, sería Río Blanco, en Azuay.

Este proyecto está ahora suspendido temporalmente por orden judicial, impulsada por grupos antimineros.

El Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables espera que la Corte Constitucional convoque en las próximas semanas a una audiencia para defender la reactivación del proyecto, gracias a un amparo constitucional que le fue otorgado.

“Si se da el fallo a favor del Estado, Río Blanco se reactivaría. Pero si la Corte se ratifica será el primer precedente de inseguridad jurídica”, señala Benalcázar.

Aquello le podría costar al Ecuador un arbitraje internacional en el que la empresa demostrará todas las inversiones realizadas para desarrollar el proyecto.

Río Blanco fue concesionado a la compañía china Junefield, Resources Ecuador (Ecuagoldmining). Se estima que las exportaciones desde esta mina subterránea alcancen los $ 57 millones.

El siguiente proyecto en la lista es Loma Larga, previsto para 2023. INV Metals ya hizo el rediseño del proyecto para que este no interfiera en el cantón Girón, por la decisión de su población en la última consulta popular.

En tercer lugar está Cangrejos, en El Oro, que arrancaría en 2024. Esta mina es operada por la canadiense Luminex. Benalcázar indicó que la producción inicial sería de 250.000 oz de oro por año. El contrato es por 16 años. Cangrejos es parte de los 32 proyectos más grandes del mundo en el área del oro.

Finalmente, para 2027 arrancaría la explotación de Cascabel, operada por SoldGold en Imbabura. Recientemente esta compañía recibió una inyección de capital de la empresa BHP, considerada la minera más grande del mundo.

Su participación aumentó el 14,7%. “Esto es un buen indicador de confianza y de inversión en el país”, acotó el Viceministro. (I)