Petróleo, ¿maldición o bendición?
El descubrimiento de petróleo en la Amazonía ecuatoriana en 1967 trajo consigo los recursos monetarios para iniciar
el desarrollo económico del Ecuador dado que era una de las naciones más atrasadas del continente y con el menor
ingreso por persona. Sin embargo, las malas políticas económicas de la época llevaron al Ecuador a postergar ese
objetivo envuelto en una situación de crisis recurrente a finales de los años setenta.
Ese escenario, para algunos economistas y sociólogos, fue producto de la abundancia de un recurso natural no renovable: el petróleo. También afirman que los excesos de recursos naturales van en contra de mantener instituciones sólidas en democracia. Esto fue calificado, en algunos países, como la “maldición de los recursos naturales”.
Desde 2007, el Ecuador avanzó en laconstrucción de una nueva matriz productiva con el fin de superar los problemas
en las cuentas externas, pero para cumplir con tal objetivo se necesita de ingentes recursos monetarios. La economía
tiene problemas de suministro de energía (eléctrica y derivados del petróleo) que la obliga a enfocar sus políticas públicas en la solución de ese desabastecimiento.
Con ese fin, el 28 de noviembre pasado se inauguró la XI ronda petrolera para que empresas privadas exploren el
sur de la Amazonía, a su riesgo, con el objetivo de encontrar petróleo. Si la iniciativa del Estado se concreta, en los próximos años el país contará con más recursos, no para financiar un auge consumista como en el pasado sino para
concluir con los proyectos que permitirán un crecimiento sustentable, y que reduzcan el impacto de factores externos.
Las metas hoy planteadas al conjunto de la sociedad no eran las mismas que hace 40 años.
Las estrategias para la industrialización de la economía guardan un enfoque diferente que van desde lo selectivo hasta la financiación prudente y responsable donde no se comprometan los intereses de las actuales y futuras generaciones.
Esa misma responsabilidad, según las autoridades, está reflejada en los contratos con las empresas petroleras que
deberán cuidar el medio ambiente y asegurar el desarrollo de las comunidades asentadas en las zonas de extracción
del petróleo.
Las experiencias internacionales han puesto de manifiesto que para desarrollar o crear un sector en la economía es
necesario el traslado de recursos de un sector al otro, siempre y cuando sea de forma eficiente, sin desperdicio de los
mismos, con el objetivo de lograr una economía inclusiva y generadora de puestos de trabajo.
Si estas son las políticas, el petróleo no podría ser jamás una maldición sino todo lo contrario, una bendición.
El eje del asunto está en saber cuáles son los fines de esos recursos: para mantener un tipo de cambio que beneficie a ciertos sectores o para resolver problemas estructurales en provecho de la mayoría de la población. Sin lugar a duda este último es el propósito de la actual política económica.