Máximo Rodríguez, comerciante de Guayaquil, espera con ansias que llegue la mercadería (ropa para mujeres y hombres) que pidió a unos importadores de la ciudad, para con ello incrementar los productos de su negocio en vísperas de los meses de mayor venta (octubre, noviembre y diciembre).

Rodríguez, quien además es dueño de una picantería en el sur de Guayaquil, se dedica desde hace 20 años a la venta de ropa para damas,  caballeros y niños. “Este año tengo que aprovecharlo, veo a la gente que tiene mejores ingresos y es una oportunidad para obtener mejores ganancias. Mis ventas desde octubre suben entre el 100 y 200 por ciento, normalmente vendo $ 70”, dijo el microempresario.

Al igual que Rodríguez, miles de comerciantes esperan que llegue la nueva mercadería que van a comercializar en el último trimestre del año. Mientras que otros, como Lestenia Zamora, comerciante de ropa para damas de la Bahía de Guayaquil, ya cuenta con todos los textiles que va a ofrecer en los últimos tres meses del año.

La comerciante, quien lleva 37 años trabajando en su pequeño puesto, ubicado entre las calles Eloy Alfaro y olmedo, mostró su optimismo y seguridad en que esta época será mejor que la del año pasado donde obtuvo una aceptable utilidad.

“Desde este mes (septiembre) ya hay un movimiento interesante de parte de los ciudadanos, todo hace presagiar que este año las ventas serán mejores. De la nueva mercadería ya he vendido un 5% a los dueños de bazares y otros tipos de negocios que con anticipación están comprando vestidos y ropa interior”, afirmó Zamora.

El “regateo” es mayor desde noviembre, afirma Ángel Peña, vendedor de ropa para niños, quien  asegura que los clientes son más exigentes en estos meses y además quieren un menor precio en sus compras. “Para esta fecha hay mucha demanda y oferta. El número de comerciantes se incrementa y muchos informales rodean los negocios formales, lo cual dificulta el comercio. Hay que ser muy finos en esta época para vender más, buenos precios y  atención atraen a los clientes”, manifestó el comerciante.

No todo es color de rosa para los comerciante de la Bahía de Guayaquil, uno de ellos, quien no quiso dar su nombre por temor a represalias, dijo que “la Policía Metropolitana del Municipio de Guayaquil no los deja trabajar con tranquilidad, ya que a parte de que les obliga a dar algún regalo para no cerrarles el negocio, no los deja vender otro tipo de mercadería”.

“Yo vendo maletas normalmente, pero desde octubre lo que más se vende es ropa y zapatos y los del Municipio no nos lo permiten. Tengo  a escondidas que vender estos productos”, dijo la comerciante de la Bahía.

Comercio informal

Uno de los sectores que mayor dinamismo tiene para las fiestas de Navidad y fin de año es el del comercio informal en Guayaquil, lo cual se  refiere a  la actividad económica de no menos de doscientas cincuenta mil personas, lo que equivale a más del  12% de la población total de la urbe. La mayoría  de comerciantes se aglutina en la Bahía.