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Licoreros no acabaron con el stock de bebidas importadas

Licoreros no acabaron con el stock de bebidas importadas
02 de enero de 2014 - 00:00

A 21 días de que entre en vigencia la Resolución DGN-2013-0300 del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae), que exige que las botellas de licores importados exhiban los datos del importador en su etiqueta frontal, vendedores y distribuidores locales han hecho un balance de cuánto han vendido en la temporada de fiestas, última oportunidad que tuvieron para comerciar la mercadería rezagada.

Dora Arévalo y su esposo Amado Sánchez, propietarios del comercial Sánchez-Arévalo, ubicado en la zona de la Bahía en el centro de Guayaquil, indicaron que la venta de los dos últimos fines de semana de diciembre fue buena, pues sumó aproximadamente 40.000 dólares, aunque, dijeron, la cifra es mínima en comparación a años anteriores.

Arévalo manifestó que los precios fueron asequibles y que sus clientes encontraron una botella de whisky James King hasta en 10 dólares, cuando el precio normal es 35 dólares. Esta es una de las marcas que no poseen el membrete requerido.

En esta categoría de licores los más solicitados fueron las marcas Chivas Regal y Something, aunque estas firmas poseen el etiquetado hace tiempo.

Una botella de Ballantine’s de 750 ml. se expendió a 37 dólares y a 40 dólares la de un litro.

En general los precios de las cajas de whisky de distintas marcas fluctuaron entre 95 dólares y 110 dólares, del vino Casillero del Diablo en 14 dólares y las botellas de vodka entre 9 dólares y 10 dólares.

Los licores nacionales, como la Caña Manabita y Zhumir, tuvieron excelente acogida por su bajo costo.

A pesar de las buenas ventas, la preocupación de los distribuidores no se extinguió con 2013. “¿Si se nos acaba el tiempo qué hacemos con los productos de marcas sin etiqueta”, se cuestionó.

Manuel Zumba, dueño de la distribuidora Select Drinks, en la misma zona de la urbe, indicó que pese a que vendió un 30% más en los últimos días del año, aún se quedará con unas 50 cajas de productos sin etiqueta en su bodega.

“Tendré que rematar”, admitió, pues está consciente de que, caso contrario, toda la mercadería será decomisada una vez que rija la norma a partir del 23 de este mes.

“Yo pienso que en seis meses terminaríamos con el stock. Algunos productos no tienen problemas, pero hay 4 ó 5 marcas que se quedan y las vemos todos los días en las bodegas y no bajan”, recalcó el comerciante.

Para los licoreros, la mayoría, una prórroga de medio año sería ideal para “salir” de la mercancía que está embodegada desde 2011, sin embargo, un plazo parece improbable desde el Senae.

El presidente de la Asociación Ecuatoriana de Importadores de Licor (AEIL), Felipe Cordovez, prefirió decir que en el transcurso del mes se hará un inventario para saber cuánto se ha vendido.

“Una evaluación de diciembre o del año es difícil todavía”, expresó. Lo que sí admitió es que desde 2012 ha habido una disminución del 50% en las ventas por el arancel y en 2013 del 10% por el etiquetado.

Desde el 23 de enero, la Aduana solo permitirá que ingrese el licor que tenga la nueva etiqueta, mientras que la Dirección Nacional de Intervención del organismo continuará los controles regulares en los establecimientos para que se garantice que la bebida es legal.

A partir de esa fecha la bebida alcohólica que se expenda sin la nueva norma será considerada de contrabando.

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