Esta posibilidad atañe a todos los países
La 'trampa de bajo crecimiento' preocupa a la directora del FMI
A propósito de la reunión de los países del G-20, efectuada en Hangzhou (China) durante la primera semana de septiembre, Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó un artículo en el cual indicaba la necesidad de implementar ‘políticas contundentes’ para evitar que las economías entren en una etapa prolongada de bajo crecimiento. Allí, entre los factores que configuran esta tendencia global, señala al elevado nivel de desigualdad, la contracción de la demanda y el lento avance de reformas estructurales.
La ‘doble transición’ china afecta la demanda de bienes primarios
Para evitar que el bajo crecimiento económico continúe por sexto año consecutivo, Lagarde recordó algunos rasgos del desempeño económico de los países desde 2010, año en el cual la producción mundial creció a una tasa anual de 5,5%.
Con posterioridad a esa fecha, sin embargo, la economía global entró en una fase de desaceleración en la cual las tasas de crecimiento tienden a ubicarse por debajo del 3,75%, es decir, por debajo del promedio del crecimiento registrado desde 1990 a 2007.
En este contexto, en el caso de las economías avanzadas, la demanda de bienes y servicios continúa ‘persistentemente débil’, circunstancia que repercutirá negativamente en sus posibilidades de crecimiento a largo plazo.
Y esto porque “las empresas reducen su capacidad de producción, y los trabajadores desempleados abandonan la fuerza laboral y sus aptitudes críticas se deterioran. También la débil demanda provoca una caída del comercio, lo que se suma al crecimiento decepcionante de la productividad”.
A su vez, en aquellos países, ante las expectativas reducidas de alcanzar niveles altos y sostenidos de crecimiento en el futuro próximo, las empresas tienen menos incentivos para invertir, lo que reduce aún más su productividad y perspectivas de crecimiento a corto plazo.
Por otra parte, en el caso de las economías emergentes -entre las cuales están China, India, Rusia y Brasil- se observa una disminución de las tasas de crecimiento pero, según Lagarde, “esta desaceleración es más bien una vuelta a la norma histórica”, después de un período de sostenida expansión económica.
Entre los factores que explican lo anterior, la directora del FMI señala que China atraviesa por “un reequilibramiento” de su economía que implica una doble transición: desde la inversión hacia el consumo y, también, desde la demanda externa hacia la demanda interna.
“Si bien una economía china estable que crezca a tasas sostenibles es, en definitiva, favorable para la economía mundial, la transición es costosa para los socios comerciales que dependen de la demanda china para sus exportaciones. También puede con el tiempo provocar brotes de volatilidad financiera”.
Los eventuales cambios en la modalidad de crecimiento chino tienen efectos en los ingresos de los países en desarrollo y exportadores de bienes primarios, entre los cuales está el descenso de los precios de las materias primas (ver infografía).
“El ajuste de los países exportadores de materias primas a esta nueva realidad será difícil y prolongado. En ciertos casos, requerirá un cambio de modelo de crecimiento”, sostiene la directora del FMI.
Cinco propuestas para reactivar la economía global
Lagarde propone implementar, “con valentía política”, una agenda de políticas en cinco ámbitos. Insiste en la utilización de la política fiscal para fomentar la demanda en aquellas economías cuya producción efectiva está por debajo de su capacidad potencial: “En los últimos años, esta tarea se ha delegado principalmente en los bancos centrales. Pero la política monetaria está sometida a una presión cada vez mayor (...). Esto significa que la política fiscal debe desempeñar un papel más importante.
Donde exista margen de maniobra fiscal, las tasas de interés históricamente bajas brindan la excelente oportunidad de impulsar la inversión pública y actualizar la infraestructura”.
Propone también continuar con reformas estructurales que les permitirían a los países miembros del G-20 incrementar su producción como grupo en un 2% adicional en 5 años. “Los estudios muestran que las reformas son más eficaces cuando se focalizan en los ámbitos donde las brechas son más patentes y tienen en cuenta el nivel de desarrollo y la posición en el ciclo económico”.
Lagarde plantea también revitalizar el comercio internacional mediante la reducción de los costos comerciales y la disminución de las barreras comerciales temporales.
Si bien expresa su apoyo a la liberalización comercial, la funcionaria indica que “para que el comercio beneficie a todos, las autoridades económicas deberían ayudar a aquellos que se vean negativamente afectados a través de la recapacitación, el fortalecimiento de las capacidades, la asistencia profesional y la movilidad geográfica”.
Por último, la funcionaria plantea políticas públicas para una distribución más amplia de los beneficios del crecimiento. “Los impuestos y las prestaciones deberían reforzar los ingresos en los tramos inferiores y recompensar el trabajo (...), es preciso fortalecer las redes de protección social. La inversión en educación puede mejorar la productividad y las perspectivas de los trabajadores de salarios bajos”. (I)