Las parroquias Cazaderos, Mangahúrco y Bolaspamba, del cantón Zapotillo, provincia de Loja, son las que han resultado más afectadas por el déficit hídrico o sequía, como se denomina por los agricultores.

La ausencia de lluvias ha hecho que hectáreas de maíz se pierdan totalmente, pues no ha llegado a madurar.

El ganado vacuno sufre deshidratación por la falta agua, los campesinos tienen que caminar hasta una hora y media con sus reses hasta que logren encontrar pequeñas vertientes de agua para que se hidraten los animales.

Este es el caso de Cristóbal Correa, habitante de Mangahúrco, quien tiene 20 vacas y hace lo posible para no perderlas. Hace un mes se les secó la leche por la falta de pasto y agua.

En estos sectores, todos los años siembran el maíz en febrero porque en marzo siempre llueve, sin embargo en esta ocasión solo llovió dos días, las plantas alcanzaron una altura de entre 1 y 1,5 metros y se quedaron allí sin ningún fruto.

La presidenta del gobierno parroquial de Cazaderos, Astrid Paladines, comentó que todos los habitantes del sector se dedican a la producción de maíz, aproximadamente cultivan unas 6.000 hectáreas por año, pero por la falta de riego se perdió un 80%.

Es la única producción que tienen estos campesinos para vender y obtener réditos económicos, pero en este año no tendrán nada, según afirmó la autoridad.

Luis Camacho, agricultor, invirtió $ 600 para la siembra del maíz. Pocas plantas se salvaron, de las cuales sacará apenas 25 quintales de maíz, de los 300 que usualmente cosecha todos los años. “Esto por lo menos servirá para nuestra alimentación. Ya no podremos vender nada”, agregó con resignación.

En este sector también siembran yuca, camote, plátano, naranja, cacao, cultivos que  pudieron salvaguardar a través del riego a diario con una pequeña bomba que tienen los habitantes.

Mientras que en la parroquia Mangahúrco en este año sembraron alrededor de 2.500 hectáreas y se perdió totalmente el cultivo. Apenados, los agricultores comentaron que no pudieron hacer nada para salvar algo de la siembra, ya que no tienen agua.

Además, 300 cabezas de ganado han muerto por deshidratación y falta de forraje. Cada res cuesta aproximadamente $ 500, en total pierden más de $ 15.000.

Miguel Sánchez, presidente de la Asociación de Agricultores de Mangahúrco, dijo que la situación es alarmante y se agravará en los meses de agosto septiembre y octubre, ya que el verano  está empezando y es imposible que llueva.

Debido a este fenómeno climático, en esta parroquia los habitantes empezaron a migrar, tres familias cerraron sus casas para encaminarse a la ciudad de Zapotillo, allí arrendaron lotes de terreno para sembrar maíz y tratar de no  quedarse sin nada en este año.

Asimismo, otros moradores, principalmente jefes de hogar, tuvieron que separarse de sus familias y viajar a la Costa para conseguir algún trabajo y así obtener ingresos.

Luis Aponte Castillo, de 80 años de edad, recordó que en Mangahúrco sucedió lo mismo hace 60 años; también en  2011 se registró una sequía, pero no como ahora. Él tuvo que irse a trabajar en El Oro durante ocho meses para poder alimentar a su familia.

También los moradores de la parroquia Bolaspamba sufren por el déficit hídrico, han perdido el 80%  de  1.000 hectáreas sembradas.

Cristian Rueda, presidente del gobierno parroquial, indicó que la sequía trae la peste para las gallinas. La mayoría de las familias se ha quedado sin estos animales, en menos de un mes se han muerto aproximadamente cien aves.