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El Telégrafo
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El proyecto del magap beneficia inicialmente a 7 mil familias en 15 provincias

La producción en el campo se multiplica con el riego parcelario

El 93% de los pequeños y medianos campesinos riega sus parcelas por gravedad. El nuevo sistema (foto) aumentó la productividad en el agro. Foto: Cortesía
El 93% de los pequeños y medianos campesinos riega sus parcelas por gravedad. El nuevo sistema (foto) aumentó la productividad en el agro. Foto: Cortesía
18 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Economía

Pedro Morocho, beneficiario del Sistema Licto, en la provincia de Chimborazo, cosechaba una vez al año y lo que cultivaba lo guardaba para la alimentación de la familia.

Ahora esa realidad cambió. “Con el riego cultivamos papas, que salen a los 4 o 5 meses; ajo, que sale a los 7 meses; arveja, a los 4 meses; brócoli,  a los 3 meses…”, dice.

Morocho refiere que con el anterior sistema de agricultura, sin riego, casi no había ingreso económico, y esa era una de las causas de la migración. Ahora los ingresos que le deja la agricultura, los invierte en mejorar la vivienda, en educación para sus hijos, además la migración ha disminuido, o cuando menos se ha detenido. “El riego ha cambiado nuestro sistema de vida”, expresa.

Por la importancia que tiene el riego para las economías familiares campesinas, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) priorizó su intervención en las pequeñas y medianas unidades productivas, donde solo el 7% tiene riego tecnificado.

La mayoría, es decir, 93% de los pequeños y medianos campesinos, riega sus parcelas por gravedad, sistema que tiene al menos 4 problemas: desperdicia agua, su nivel de eficiencia en las plantas es bajo, es erosivo y por tanto afecta a los suelos, además de que requiere de mano de obra permanente para ser aplicado.

Por ello, el Magap impulsa proyectos de riego parcelario tecnificado y microrreservorios, destinados a pequeños y medianos productores que, tradicionalmente, fueron excluidos de la intervención del Estado.

El Ministerio ha intervenido en 15 provincias, en más de 8 mil hectáreas, para beneficiar a más de 7 mil familias.

Cambios

La incorporación del riego parcelario tecnificado cambia substancialmente las economías de los pequeños y medianos campesinos, al menos en cinco aspectos.

El riego mitiga los riesgos. Es decir, los campesinos no tienen que esperar las lluvias para sembrar, y aseguran el agua para todo el ciclo del cultivo.     

El sistema tecnificado incrementa la producción y la productividad. Los campesinos afirman que cuando esperaban las lluvias producían una cosecha al año. Ahora, con riego hacen 2 y 3 cosechas al año, dependiendo del producto, por tanto su producción se multiplica por 2 o por 3. Pero no solo eso, sino que se incrementa la productividad.

Es sabido que un cultivo, cuando tiene el agua que necesita, mejora su rendimiento en cantidad y en calidad.
Mariol Rodríguez, del sistema Rocafuerte, en Manabí, ratifica lo anterior. “Aquí se cosechaba arroz solamente una vez en el año; ahora lo hacemos hasta 3 veces sobre el mismo terreno. Y no solo eso, sino que hemos aumentado la producción. Tenemos cuadras de arroz de 70 quintales, de 60 quintales… y eso tres veces al año. O sea, antes cosechábamos 50 quintales al año, ahora cosechamos más de 150. Hemos aumentado la productividad y al mismo tiempo nuestro nivel de vida”.

El riego parcelario tecnificado diversifica la producción. Los campesinos afirman que sin riego siembran 2 o 3 productos al año. Con riego siembran más de 60. La diversificación de la producción, propia de las economías campesinas, es fundamental para la seguridad alimentaria del país, y para la superación de los agudos problemas nutricionales que algunas zonas rurales aún enfrentan.

“Antes aquí solo sembrábamos maíz, cebada y trigo, nada más. Una sola siembra al año. En cambio, ahora sembramos 2 veces al año, pero además cultivamos tomate, fréjol, maíz, papas. Todo sembramos”, dice José Cabascango, del sistema Imantag, en la provincia de Imbabura.

El riego parcelario también genera más empleo. Al aumentar la producción y la productividad de las parcelas campesinas, estas demandan una mayor fuerza de trabajo. Esto supone que otros miembros de la familia tengan que incorporarse a las tareas agropecuarias.

De acuerdo al Magap, el riego tecnificado ha significado la disminución drástica de la migración temporal femenina en la Sierra, que en muchos territorios encontró una fuente de ingresos permanente en la siembra de pastos y en la ganadería intensiva.

Por otro lado, cuando las parcelas lo permiten, la siembra de hortalizas y frutales ha supuesto el retorno de maridos e hijos para realizar estos trabajos.

Kléver Calero, de la comunidad Caucho Grande, Zapotillo, en la provincia de Loja, expresa que los años secos le obligaron a salir. “Regresé del Oriente a mi tierra, porque ahora a través del Magap hemos recibido estos reservorios; tengo el agua y puedo hacer 2 cosechas. Antes hacíamos una sola cosecha en el invierno cuando había agua. Aquí trabajamos tres personas: mi mamá, un hermano y mi persona”, manifiesta.

Agrega que ahora sembrará árboles frutales, naranja, mango, papaya, limón, y que antes sembraba solo maíz. “Parece que los años buenos regresan, hemos mejorado bastante”, asevera.

El sistema mejora las condiciones de vida. Si se produce más y mejor, una parte de la producción se destina al consumo familiar, y la mayoría de esa producción va a los mercados, sobre todo a los locales.

Esto significa una mayor oferta de productos agropecuarios en los mercados locales, y mayores ingresos para los campesinos que invierten en mejoras de sus viviendas, en educación de sus hijos, en salud, en acceso a servicios. Ahora los productores consultados afirman que el riego parcelario sí cambia las condiciones de vida. (I

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