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La preocupación de los mercados de valores por China

La preocupación de los mercados  de valores por China
01 de septiembre de 2015 - 00:00

Normalmente la mayoría de gente no es lo suficientemente inteligente para entender el comportamiento de los mercados.

Aunque, hay que reconocer que los mercados han pasado por una fase de depresión. De esto parece ser el causante la situación del gigante asiático. Nos debemos de plantear si el mercado está nervioso. Claramente se ha podido observar que lo está. Ahora de plantearnos esto debemos saber por qué motivos están preocupados los mercados. 

Las causas de la preocupación son por el impresionante desafío al que se enfrenta el Gobierno del gigante asiático, teniendo en cuenta su aparente incapacidad de luchar de forma adecuada con la explosión de su burbuja bursátil.

Se puede ver que los mercados de valores del mundo han sufrido fuertes correcciones, empezando y con mayor intensidad la del gigante asiático. Entre los máximos registrados en el mes de junio y estos días, el índice de Shanghái había cedido un 43%. Sin embargo, el mercado de valores del gigante asiático sigue estando un 50% por encima de los valores alcanzados a principios del año pasado. La explosión de la segunda burbuja bursátil china en una década no parece haber concluido aunque se den un respiro.

Debemos tener en cuenta que el mercado de valores de China no es mercado considerado normal. Incluso de forma más acusada que en el resto de los mercados de valores, se trata de un casino en el que cada jugador espera encontrar una persona aún más ingenua para vender sus fichas más caras antes de que sea demasiado caro para ello.

Un mercado de valores de estas características seguramente será muy volátil. Por tanto, el desarrollo de los acontecimientos del mercado de valores del gigante asiático que se puede interpretar de dos maneras diferentes.

La primera es que las autoridades del gigante asiático decidieron arriesgar muchos recursos e incluso su Gobierno en su intento fallido por detener el posible colapso de la burbuja bursátil. La otra es que el Gobierno de China ha actuado seguramente movido por su inquietud por el crecimiento económico.

Si el gigante asiático está preocupado como para actuar de esta manera, el resto de países también se debería de preocupar. Tampoco es la única vez en que el comportamiento del Gobierno chino ha sido motivo de preocupación. Solo tenemos que mirar las devaluaciones realizadas de su moneda, yuan, durante el mes de agosto. Esta medida tampoco debería tener mayor importancia, si se le considerara una devaluación acumulada frente al dólar estadounidense de apenas unos cuantos puntos porcentuales. No obstante, se debe tener en consideración que tiene consecuencias significativas.

El Gobierno del gigante asiático quiere tener un margen para recortar sus tipos de interés, como ha puesto de manifiesto durante esta semana. Una vez más, este hecho pone de manifiesto la preocupación sobre la solidez de la economía china. Otra consecuencia que podemos tener en cuenta es que el Gobierno chino intenta reactivar el crecimiento con las exportaciones.

En cualquier caso, es lógico tener preocupación por esta posibilidad y sus repercusiones. Por último, es que el Gobierno de China se prepare ante las posibles fugas de capital. Si esto fuera así, Estados Unidos caería en su propia trampa, que la Reserva Federal ha luchado por lograr la liberalización del mercado de capitales del gigante asiático. Por tanto, tendría entonces que permitir una desestabilización a corto plazo por la devaluación del yuan.

Según los acontecimientos, debemos interpretarlos dentro de un contexto más preocupante. Nos debemos plantear si el Gobierno chino puede pasar de una economía liberada por la inversión a una dominada por el consumo, mientras mantiene la demanda agregada. Si pasará el caso que se consiguiera, la economía también mantendrá un crecimiento de entre el 6% y 7%. De lo contrario habría la constante amenaza de la inestabilidad económica y política.

La economía del gigante asiático ya se ha desacelerado. Al hablar de un nuevo escenario de normalidad se reconoce lo que pasa en su economía. Según la consultora ‘Consensus Economics’ pronostica un crecimiento alternativo según las medidas en las que existe un crecimiento de 5,3% durante el cuarto trimestre de este año.

Esta preocupación frente a una insuficiente demanda agregado no es nada nuevo. Ha sido una gran preocupación desde que comenzó la crisis financiera en Occidente, que afectó de manera negativa la demanda de las exportaciones del gigante asiático. Este motivó por qué el gigante asiático apostó por una masificación de inversiones impulsadas por el crédito. De manera sorprendente y a la vez preocupante, la proporción de la inversión en el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó mientras, por el contrario, caía el crecimiento de la producción potencial. Esto no es una combinación muy sostenible a largo plazo, lo que deja al Gobierno chino con varios problemas pendientes a nivel económico.

La primera sería solucionar los excesos financieros del pasado, mientras se evita una crisis a nivel financiero.

La segunda sería transformar la economía para ser más dependiente del consumo privado y público, y menos dependiente de los niveles de inversión que se pueden considerar muy altos.

La tercera sería lograr todos los objetivos, a la vez que se mantenga el crecimiento dinámico de la demanda agregada.

Los recientes sucesos son importantes porque dan a entender que el Gobierno chino aún no ha descubierto una manera de tener éxito en las consideraciones planteadas para lograr los objetivos. O, de una manera peor, que los recursos que han utilizado durante estos últimos años han empeorado la situación.

Nos tenemos que plantear si el mercado ha entendido lo difícil que va a ser y, por lo tanto, se debe plantear que hasta qué punto pueden contribuir a desestabilizar la situación algunas de las opciones por las que puede optar el Gobierno chino. Entre estas se encuentra la devaluación del yuan, unos tipos de interés bajos e incluso la relajación a la que ha recurrido la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central del Reino Unido y el Banco Central Europeo en la zona euro. Si estos planteamientos se hicieran realidad es probable que la reacción de los mercados de valores fuera desmedida. El exceso de ahorro global puede ir peor y esta tendencia acabaría por afectar a nivel globalizado. (O)

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