Entrevista / Roberto Azevêdo / director general de la organización mundial de comercio
‘La OMC tras el ingreso de China es otra, así ocurrió cuando entró Rusia’
La Organización Mundial del Comercio (OMC) tiene el pie en el acelerador para concluir la ejecución del Acuerdo de Doha, suscrito en 2001 y orientado a la liberalización del comercio mundial, sobre todo en 3 ámbitos: agricultura, servicios y propiedad intelectual.
El director general del organismo, Roberto Azevêdo, recibió en Ginebra (Suiza) a varios periodistas latinoamericanos, entre ellos al director de EL TELÉGRAFO para dialogarsobre el fortalecimiento del sistema de comercio multilateral porque se trata de una red de seguridad frente a una tendencia de proteccionismo que llevan adelante varios países.
Según el último informe de la OMC -indicó- en los últimos 6 meses los miembros del G20 introdujeron 112 medidas restrictivas al comercio frente a otras 116 que se incorporaron en el periodo anterior, aunque también se adoptaron algunas medidas de liberalización.
Otro de los retos de la organización de comercio es ejecutar la Declaración de Bali, suscrita por 159 ministros en diciembre de 2013, con disposiciones orientadas a facilitar el comercio y permitir a los países en desarrollo elegir qué partes del plan aplicarán inmediatamente y qué aplazarán debido a sus necesidades de asistencia técnica, esta última proporcionada por la misma OMC. “En los próximos meses tendremos conversaciones difíciles. Haré preguntas difíciles a los miembros, por ejemplo: ¿si usted tiene un nivel de ambición en la esfera de productos industriales, qué ofrecerá para agricultura?, o viceversa. El trabajo se intensificará hasta diciembre”, adelantó Azevêdo antes de responder a algunas interrogantes de los comunicadores.
¿Tras 14 años de negociación del Acuerdo de Doha, no valdría la pena enfocarse en una nueva agenda, tomando en cuenta que la realidad económica actual es muy distinta a la de 2001?
Habría que ver si es necesaria una nueva agenda porque aún tenemos un programa pendiente: las subvenciones agrícolas, la apertura de mercados de bienes industriales, los compromisos en servicios, así que lo que tenemos que hacer es avanzar con otras agendas, pero sin dejar atrás lo que ya hemos negociado sobre la mesa.
¿Qué significa el ingreso de China a la OMC considerando que hay fuertes cuestionamientos a sus políticas de transparencia?
Existen críticas sobre la transparencia, de la que también habla Perú, pero eso es parte del trabajo diario; los miembros de la OMC hablan entre sí todos los días y todos dicen que el otro no es transparente, sin excepción, y es natural. El trabajo es identificar las imperfecciones del sistema de notificaciones y de transparencia, pero debo aclarar que la OMC no impone sanciones, son los miembros los que a veces se imponen sanciones como resultado del mecanismo de solución de controversias. Si la parte que perdió no cumple las recomendaciones es posible que la parte que ganó imponga sanciones bilaterales, pero la organización no tiene el poder de hacerlo. China es la nación que más importa y exporta, la organización después de China es otra, no cabe duda, así como ocurrió con el ingreso de Rusia, pero es normal.
Hemos comentado sobre la representación de los países en la OMC, pero en realidad el comercio mundial no involucra necesariamente al país sino a empresas que se alían y rompen ciertas reglas. ¿Hasta dónde la OMC debe estar constituida por países y no por transnacionales?
Porque los países representan a sus empresas, eso siempre fue así, nunca la economía mundial fue determinada por los países, siempre fueron las empresas, grandes o pequeñas. Son las empresas las que determinan la agenda, las empresas hablan con sus gobiernos y explican cuáles son sus puntos de interés o sus sensibilidades, y por supuesto los gobiernos cuando se sientan en la OMC son un reflejo de lo que escuchan de sus empresas. Siempre fue y siempre será así.
Pero cada vez más empresas pertenecen a varios países
Entonces no deberíamos tener ningún problema de negociación, sería más fácil si todos los países estuvieran en la misma situación y tuvieran la misma opinión. Lo que pasa es que hay empresas situadas en A, B y C países y los países A, B y C tienen posiciones distintas cuando se sientan en la mesa de negociación, entonces no son las multinacionales las que están detrás de la agenda de la OMC, es muy simplista esa visión, son los países, son los gobiernos los que negocian. Los países tienen una función muy importante: arbitrar entre las empresas. Habrá veces que el gobierno diga: tienes una pérdida aquí, pero vamos a ganar mucho en educación, empleo o con oportunidades en otra área.