La diferencia entre el 10% más rico y más pobre cayó de 18 a 12,6 veces entre 2006 y 2014
La matrícula universitaria del 20% más pobre se duplica
Tomando en cuenta la comparabilidad histórica, se podría señalar que las transformaciones en el campo económico y de la educación superior que se han realizado en Ecuador en el período 2007-2014 apuntan a la construcción de sociedades más igualitarias y cohesionadas.
Al observar la distribución primaria del ingreso en Ecuador (aquella que analiza la participación de los factores de producción) en los últimos 7 años, podemos percatarnos de un cambio en la correlación de fuerzas en la relación capital-trabajo. En efecto, las estadísticas del Banco Central del Ecuador (BCE) evidencian que la participación de los trabajadores en el ingreso, entre 2007 y 2013, ha crecido en 4,6% y la del capital cayó un 9,4%. Ahora bien, quizá algo que es importante señalar hace alusión a lo que se denomina la participación del “ingreso mixto”. Se le denomina “mixto” porque no puede diferenciarse la porción de ese ingreso que corresponde a la retribución al trabajo de la que corresponde a la retribución de los activos que intervienen en el proceso productivo.
En Ecuador y la región existe un grupo importante de ciudadanos que son a la vez “capitalistas” y “trabajadores”; generalmente se tratan de cuentapropistas, personas que trabajan en la economía social y solidaria, en negocios familiares, etc. Su proporción no es menor. Representan alrededor del 38% de la población económicamente activa, y su salario ha tenido un aumento del 49% entre 2006 y 2013. Este grupo de la población ha visto incrementar su participación en la distribución primaria del ingreso en 4,8%. (Tabla 1).
Una mirada simplista podría decir que el crecimiento de la participación proveniente del ingreso del trabajo resulta muy bajo luego de 8 años. No obstante, si ponemos los datos en perspectiva comparativa podemos darnos cuenta de que no es así. Según Thomas Piketty, en el último siglo en Europa, donde la participación del trabajo bordea el 70%, si tomamos el nivel más bajo de participación laboral y en el otro extremo el nivel más alto del mismo, nos damos cuenta de que el máximo crecimiento que se dio en 100 años ha sido del 10%. Desde esta perspectiva los logros obtenidos en la Revolución Ciudadana son significativos.
Sistemas de propiedad
Ahora bien, más allá de la propuesta concreta de gravar impuestos sobre herencias, realizar tributación progresiva e implementar un impuesto global a la riqueza como un posible antídoto a la creciente concentración de riqueza y poder, es fundamental articular políticas sobre los sistemas de propiedad. En este marco, no solo es necesario redistribuir después de que se genera riqueza, sino que en el mismo momento del proceso productivo es necesario distribuir los ingresos. Esto únicamente es viable si se genera otro sistema de organización, de gestión de la producción y, obviamente, de propiedad.
Bajo esta perspectiva, los sistemas mixtos pueden romper la lógica del capitalismo y la relación de poder asimétrica entre capitalista y trabajador. El cooperativismo, el asociativismo, la economía social y solidaria, el emprendimiento republicano (en el cual el trabajador es dueño del capital accionario) son formas de organización que buscan quebrar con la lógica de dominación del capital. Siempre y cuando este tipo de economía no sea reproductora de pobreza, de pobres y para pobres, estas diferentes formas de gestión y organización productiva no solo contribuyen a buscar una economía menos desigual sino que democratizan las relaciones productivas al romper las asimetrías de poder.
Es fundamental entender que un componente estructural del cambio en la matriz productiva es diversificar las formas de gestión, organización y propiedad hacia aquellas que tiendan a romper con la relación de explotación capital/trabajo.
Se suele sostener que este tipo de modos de producción son siempre ineficientes; sin embargo, existen miles de experiencias a nivel mundial que demuestran lo contrario. Así por ejemplo, el modelo alemán ha tenido éxito por tomar en cuenta este tipo de modos productivos (modelos de propiedad social o stakeholder model).
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Nadie podría sostener que Alemania es un modelo de economía ineficiente; al menos se puede afirmar que es tan eficiente, desde parámetros capitalistas, como el modelo de mercado anglosajón (stockholder model). En este marco, se deben auspiciar sistemas productivos que redistribuyan creciendo, pero también que crezcan distribuyendo. Este es un reto que tiene Ecuador en el proceso de cambio en la matriz productiva, y que manda su Constitución. Se podría señalar que así como la educación produce libertad, la democratización de la propiedad y del capital permite romper la relación de dependencia/poder y lograr así mayor autonomía individual; es decir, produce mayor democracia y mayor libertad a la vez.
Ahora bien, la nueva distribución primaria del ingreso ha tenido impacto positivo en los niveles de pobreza y desigualdad en Ecuador, reconfigurando una sociedad más igualitaria y cohesionada. Se podría señalar que la característica principal de la Revolución Ciudadana es la disminución de la desigualdad económica, que va aparejada con procesos de distribución de capacidades humanas.
En el período que precede al del presidente Rafael Correa si bien hubo reducción de la pobreza, no existió reducción de la desigualdad (ver gráficos 5 y 6). A su vez, se puede señalar que paralelamente a la reducción de la pobreza y desigualdad, también en el período de la Revolución Ciudadana cayó la polarización económica. En efecto, la diferencia entre el 10% más rico y más pobre cayó de 18 a 12,6 veces entre 2006 y 2014. (Gráfico 1).
Al analizar la tasa de crecimiento en la participación del consumo según percentiles, nos podemos percatar con claridad de cuál es la principal diferencia en la economía política de la redistribución económica en Ecuador en el período de la Revolución Ciudadana en comparación al período que lo precede. Como se puede observar en el Gráfico 3, en el período de 1999 a 2006 en todos los percentiles creció la participación del consumo; empero, el crecimiento fue mayor en los percentiles más ricos.
En el período de Correa también se da un crecimiento en todos los percentiles de consumo, con la diferencia de que los más pobres son los que crecen a mayor velocidad. En otras palabras, el crecimiento del consumo en los gobiernos de Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio fue pro-rico; en tanto que en el gobierno de Rafael Correa fue pro-pobre.
Por otra parte, al analizar las causas de la reducción de la pobreza en ambos períodos y desagregar si estas se deben al efecto crecimiento o redistribución nos percatamos de que en el período 1999-2006 la reducción de la pobreza se debió exclusivamente al efecto crecimiento. En el período posterior al mismo (2006-2014) la pobreza cae sobre todo por el efecto redistribución, aunque también es consecuencia del crecimiento del consumo.
La reducción de la pobreza en el primer período 1999-2006 es en el 100% producto del efecto crecimiento; en tanto que en el segundo período un 57% fue consecuencia de políticas redistributivas y un 43% se debió al efecto “crecimiento del consumo”.
El peso que tiene el efecto redistribución en la reducción de la pobreza en el período 2006-2014 es consecuencia del retorno de decisiones políticas para favorecer a los más pobres. (I)