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Los empresarios consultados consideran que la sobretasa arancelaria es una oportunidad para demostrar que los productos ecuatorianos tienen la misma calidad que uno importado
La industria local puede abastecer al mercado (Infografía)
Desde la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria de Pichincha (Capeipi), los empresarios defendieron su trabajo y la capacidad que tienen para abastecer al mercado nacional, una vez que el Gobierno adoptó salvaguardias arancelarias del 5% al 45% a 2.800 tipos de productos.
Aseguran que el 95% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas que actualmente generan más de 700 mil plazas de empleo directo, una cifra que se incrementará una vez que crezca la demanda nacional.
El presidente de la Capeipi, Marco Carrión, indicó que su meta es garantizar un crecimiento sostenible de la producción nacional, más allá de los 15 meses que duren la sobretasa arancelaria, algo que solo se conseguirá con una oferta de calidad y precios competitivos.
En una entrevista con Ecuavisa, ayer el asambleísta de CREO, Patricio Donoso, advirtió que debido a las salvaguardias “la carne de pollo va a subir porque los pollitos comen maíz importado; 2.800 productos van a subir no solo los útiles escolares, que es sumamente grave; los equipos de música y los instrumentos musicales; y la ropa china que es más barata que mucha de la producida en el país”.
Al respecto, Carrión apuntó que no todos los productos que vienen del exterior son de buena calidad, pero insistió en que existe el compromiso permanente de los industriales para mejorar la calidad de sus productos invirtiendo en capacitación y maquinaria. Recordó que las empresas ecuatorianas ya no son las mismas de hace 10 años, pues los actuales dueñosse han capacitado y tecnificado, han abierto otros mercados y generan mayor valor agregado a sus productos.
El directivo anunció que la Capeipi tiene un plan para crear laboratoriosde mecatrónica, automatización, ingeniería inversa, desarrollo de prototipajey desagregación tecnológica, aunque prefirió no adelantar cifras sobre el crecimiento del sector como resultado de las sobretasas.
Empresarios piden controlar la especulación y el contrabando
En representación del sector textil, Jofre Izurieta explicó que esta nueva etapa traerá grandes retos y ya que la mayoría de materias primas no serán afectadas por las salvaguardias, garantizó que los productos tampoco se elevarán. Según el tipo de producto, aquellas empresas que dependen de materia prima importada en un 50%, podrían elevar el costo al consumidor en apenas un 2% o 3%.
Precisamente en el sur de Quito, Guido Escobar y su familia llevan adelante una fábrica de sábanas, edredones y cortinas, la cual ocupa uno de los pisos de su vivienda. Mientras que en la planta baja se exhiben los productos. “Un edredón cuesta entre $ 30 y $ 50, según el modelo. Uno hecho afuera vale el doble y la calidad no es la misma”, anotó el propietario, quien lleva más de 20 años en el negocio.
La mayoría de los insumos que utiliza son nacionales, por lo que no se afectará el precio de los productos terminados.“Todo lo que se hace en Ecuador debe mantener su precio y en esa consigna nos mantendremos”, dijo Escobar, cuyos productos se distribuyen en Ambato, Santo Domingo, Guayaquil, Cayambe y otras ciudades.
“Es nuestra oportunidad de brillar, de demostrar que todo lo que se hace acá es bueno y que tenemos precios atractivos para el público. Todo está en que ofrezcamos productos de calidad y que la gente constate que lo nacional es mejor que un artículo importado”, afirmó.
Pero si alguien conoce los beneficios de las salvaguardias es Lila Villavicencio, quien está al frente de la Cámara Nacional de Calzado (CAL). La empresaria recuerda que en 2008el sector se había reducido a apenas 600 productores. 2.600 artesanos dejaron el oficio por falta de ventas y ganancias: “Estábamos golpeados, a punto de desaparecer”.
El problema entonces era la entrada masiva de zapatos a bajo costo importados desde Asiay de productos usados,cuya calidad no estaba garantizada. En tales circunstancias, en 2009 el Gobiernogravó con $ 10 de arancel por cada par de zapatos importados y, a partir de 2013, con $ 6.
Con voces a favor y en contra, la medida ocasionó que el sector creciera en un 115% y que los productores pasen de 600 a 5.000, concentrados en un 50% en la provincia de Tungurahua.
Según Villavicencio, la fabricación de zapatos alcanza unos 34 millones de pares al año y genera unos 100.000 puestos de empleo directo e indirecto, porque la cadena de producción es “bastante dinámica”.
Al respecto, la Capeipi considera que es importante el apoyo del Gobierno en el control del contrabando y la especulación que “ciertos sectores inescrupulosos han empezado a tomar como justificación para generar en la ciudadanía una sensación de malestar”.
El representante del sector alimenticio, Edison Romo, aseguró que el 90% de los productos que se consumen en el país son nacionales, lo que demuestra la capacidad de la industria local. Pero sí lamentó que por la ‘viveza criolla’ de algunos propietarios de negocios se haya incrementado el costo de venta al público, cuando ninguno de los insumos está afectado por las sobretasas.
Además plantean al Gobierno revisar la tramitología y los mecanismos para la creación de nuevas empresas, así como el impulso del crédito productivo y a la asociatividad para crear parques industriales que contribuirán a reducir costos operativos y facilitarán el cumplimiento de normas industriales.
En una reunión previa con el Vicepresidente Jorge Glas, la Capeipi también habría solicitado que se elimine la prohibición de los contratos a plazo fijo o a prueba porque las pequeñas empresas no siempre requieren personal de tiempo completo, de acuerdo al tipo de negocio.
Industriales ven oportunidades en las salvaguardias
Fabricio Chicaiza decidió hace 4 años fabricar sus propios productos para decoración de interiores. Eso lo obligóa prepararse para logar que la calidad sea superior a los importados, que en su gran mayoría provienen de China. “Este es un negocio familiar que ya tiene 45 años y desde hace 15 yo me hice cargo de todo. Inicialmente comercializábamos cielos rasos, cornisas, cenefas y demás materiales de construcción liviana que eran importados”, dijo.
El microempresario explicó que, por ejemplo, las cornisas nacionales se hacen con carrizo y se secan a mano, lo que no eseficiente porque a veces no encuentran el material y el clima de Quito es variable. “Las que nosotros hacemos son de fibra de vidrio y otros elementos, pero las secamos en horno”.
La experiencia le permitió a Chicaiza fabricar su propio horno y ahorrar dinero. “Solo en el horno habría gastado 50 mil euros, pero al hacerlo artesanalmente gasté $ 12 mil”, apuntó el artesano, quien en la actualidad tiene 7 matrices (moldes) con las que fabrica 90 cornisas al día y tiene previsto, en las próximas semanas, instalar 10 moldes más para duplicar la producción ydistribuirla en otras ciudades como Ibarra y Píllaro.
Chicaiza enfatizó que la aplicación de salvaguardias por balanza de pagos beneficiará a la producción nacional: “Nuestros productos podrán competir con los importados. Si ofrezco una plancha de cielo raso a $ 3 y la importada está a $ 3,45, la diferencia está en que nuestros precios se congelan y los extranjeros tendrá un reajuste”. Por ello, a sus 2 empleados les dice:“Los norteamericanos tienen 5 dedos en cada mano y los ecuatorianos también. Los norteamericanos tienen cerebro y los ecuatorianos también”.
En las bodegas de Inpaesa (Industria Papelera Ecuatoriana S.A), en cambio, reposan cerca de 300 toneladas de papel tissue hecho en Ecuador, pero que no tiene a quién vender. Su propietario, Mario Bravo, dijo que aunque el resto de la producción (300 toneladas más) se comercializa a la multinacional Kimberly Clark, urge buscar mecanismos para que otros fabricantes de papel higiénico adquieran materia prima nacional. “Nosotros tendríamos capacidad de vender hasta 2.500 toneladas este año”, afirmó.
Esta es una de las empresas que sustituyó importaciones, pero aún falta mercado. Según Bravo, antes se producía el 40% de las bobinas de papel y se importaban 3.500 toneladas al año, una dinámica que cambiaría considerablemente a partir de las salvaguardias.